Por David Lorén Bielsa
Una de las cosas maravillosas que tienen las redes sociales a la hora de descubrir nuevos autores independientes a los que leer es la accesibilidad que tienen. Lo fácil que es acercarse a uno de ellos y comenzar a conocerlo aunque sea de forma internáutica. Es lo que me ha pasado con Manuel Torres, con el que congenié enseguida, descubriendo en él un alma friki como la mía. Posee una mente muy imaginativa y es amante de todo lo que huela a frikismo. Era inevitable pues que nos cruzáramos, y más inevitable aún que lo añadiera a mi lista de lecturas.
Además, me decidí por comenzar por su ópera prima, una aventura fantástica que ya ha arreglado unas cuantas veces para dejarla a su estilo, el cual ha ido puliendo con el paso del tiempo y gracias a la experiencia obtenida como indie. Os presento brutal odisea de Wolfan, el primer protagonista de Manuel. Y enseguida os cuento qué tal.
Sinopsis:

El milenario reino de Kindem se halla en peligro. El mago oscuro acecha oculto en los bosques de Zulorg, ansiando traer dolor y agonía al mundo de Keryan. La profecía de un moribundo representa la única esperanza para sus pobladores… «El mal caerá sobre el reino, envolviéndolo en unas tinieblas de las que no podrá salir jamás, a no ser que el Lobo Blanco descienda del norte para desgarrar las entrañas de la traición…» ¿Podrá Wolfan enfrentarse al mal absoluto y renunciar a su libertad? ¿Logrará superarse a sí mismo y cumplir con su destino?
Reseña:
Y como viene siendo costumbre, comienzo la reseña analizando la sinopsis. Los elementos son muy evidentes, pero resultones: un reino milenario (fantasía), un mago oscuro (fantasía oscura), una profecía (con la que insinúa al héroe norteño), y termina presentando su nombre y la odisea a la que va a enfrentarse. Como suele suceder en este tipo de obras, se menciona al destino como esa fuerza incuestionable que siempre alcanza a los protagonistas. Hasta aquí todo muy típico, pero cumple con su cometido.
La novela arranca precisamente con la profecía que se menciona, dejando bien claro que no estamos ante una simple novela de fantasía épica, sino de fantasía oscura. Además, con el siguiente capítulo, también es evidente que la trama contiene elementos que la sitúan, sin complejos, en el grimmdark (clarísimos los elementos de brujería y espada). Y la forma de presentar, justo en el siguiente, al protagonista, se me antoja que la historia grita pulp por todos los poros de su piel. Ojo, que al principio se hace inevitable el paralelismo con Conan, aunque poco a poco el personaje toma su propia personalidad y pronto nos olvidaremos del cimmeriano en favor del ramketa. Así pues, buena forma de comenzar, con declaraciones de intenciones muy marcadas.
La trama avanza a un ritmo espectacular, quizás demasiado rápida para el tipo de historia que afronta. Desde luego si se hubiera parado algún momento a descansar, aunque fuera para detallar más algunos escenarios, también me hubiera gustado. Pero entonces también es cierto que hubiera perdido esa esencia pulp que respira por todos sus costados.
Cabe destacar tres elementos que creo que llaman la atención, por sobresalir por encima de los demás. Uno es el misterio y suspense que tiene una buena parte de la trama y que hace referencia al pasado de Wolfan y que sirve para justificar su viaje, así como descubrir qué ocurrió en el reino años atrás; un interesante Juego de Tronos que le sienta muy bien. Otro aspecto son las escenas de acción (no oculto lo mucho que las disfruto), donde el autor no se corta a la hora de llevarlas hasta sus últimas consecuencias, con un crescendo correcto. Eso sí, ojo, porque Manuel es de los que les gusta hacer sufrir a sus protagonistas, y con ellos a nosotros. Creo que hacía mucho tiempo que no leía a un autor que le gustara «putear» tanto a sus personajes.
Por último, el tercer aspecto a destacar y que me ha llamado la atención es la imaginaria de Manuel; su worldbuilding merece una anotación aparte. Es sencillamente tan verosímil, como a la altura de las circunstancias, sin que se le noten las costuras y sin estridencias extrañas. No solo es coherente la situación geopolítica de los reinos que aparecen, teniendo en cuenta su situación geográfica y clima, sino la magia (oscurita, como a mí me gusta), las criaturas fantásticas (con descripciones muy detalladas) y encima pone sobre la mesa algunos detalles de tiempos pasados que, de desarrollarse, podrían ayudar a crear una ambientación bastante innovadora. Así que, en ese aspecto, mi más sincera enhorabuena.
A pesar de los defectos que tiene, típicos de una ópera prima de alguien amateur, la he disfrutado muchísimo. Con sinceridad, espero poder seguir leyendo más novelas situadas en este universo y con ese estilo de Manuel Torres, en el que a sus protagonistas les esperan auténticas odiseas a superar. Al igual que el relato final de regalo, añadido en esta última reedición, muy entretenido. Así que es más que recomendable. E incluso diría que, para los incondicionales de la brujería y espada, una odisea imprescindible.
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SOBRE EL AUTOR:

Nací en Donostia, el 30 de marzo de 1974. Desde muy joven sentí una profunda fascinación por la lectura, incentivada por mi familia de forma continua. El primer libro que tengo el recuerdo de haber leído fue El pájaro burlón, de Gerard Burrell. Después llegó La historia interminable, de Michael Ende, un libro de gran importancia para mí, ya que fue el principal responsable de un creciente interés por las novelas de fantasía. Después llegaron las lecturas de Conan el bárbaro, de Robert E. Howard, y El hobbit, El señor de los anillos y El Sillmallirion,de J.R.R. Tolkien. Con solo trece años me animé a escribir mi primer libro, La odisea de Wolfan, muy diferente a la versión final, pero por ello le tengo un cariño especial.
Seguí devorando toda clase de libros en mi juventud, Reinos olvidados, Dragonlance, Canción de fuego y hielo, comencé una entretenida actividad como master del juego de rol, AD&D, que me proporcionó a mí y a mis amigos horas de divertido y ameno entretenimiento. Entonces nació el mundo de Keryan, donde suceden todas mis historias de fantasía. Varias carpetas de grandes dimensiones son testigos de todos los esbozos nacidos de mi imaginación, con un montón de historias escritas a tinta azul. Asimismo, empecé a sentir un profundo interés por la ciencia-ficción, siendo Isaac Asimov el autor que me introdujo en este maravilloso género, al que le siguieron otros como Arthur C. Clarcke.
Continué escribiendo relatos de fantasía y ciencia-ficción, compatibilizando el tiempo entre el baloncesto y el trabajo, a la par que empecé a leer thrillers, género que me enganchó y disfruté de toda clase de autores y estilos de lo más diferentes. Hacía 2010 me animé a actualizar La odisea de Wolfan, tomando el cuerpo definitivo del que goza ahora en estos días. Asimismo, escribí dos años después La sombra del verdugo. A partir de 2013 empecé a coquetear con la idea del sueño de publicar mis novelas, cosa que conseguí en 2014, al aceptar una editorial mi segunda novela y un año después pude publicar mi primera novela.
La sombra del verdugo fue publicada por la editorial Seleer, y a finales del año 2015 La odisea de Wolfan fue editado por Ediciones Atlantis. Fue cumplir un sueño, y aunque la experiencia no fue del todo satisfactoria, debido principalmente a ausencia de promoción, me animó a seguir trabajando y puliendo mi estilo. Me decidí a recopilar las poesías que escribí en mi juventud, y las edité como autor independiente en abril de 2017. El siguiente objetivo fue recuperar los derechos de mis dos primeras novelas y publicarlas como indie. La odisea de Wolfan fue reditada bajo una nueva portada y pequeños cambios en mayo de 2019 y La sombra del verdugo a finales del mismo año. Después me embarque en un proyecto muy personal, un thriller policiaco, El suicida que no podía morir, que acaba de ser publicado en julio del pasado año. En el futuro se avecinan nuevos proyectos de toda índole que acometeré con la misma ilusión que siempre.