LOS LUNES AL 
Por JL Prieto
Una vez más la rabiosa actualidad se impone a la hora de elaborar nuestro artículo musical de la semana. Como dije en el primer episodio, este espacio iba a ser una especie de «Historias detrás del pentagrama» en su versión reducida. Hoy vamos hablar de la idiosincrasia de una portada.
Salvo que hayas estado metido en una cueva te habrás hecho eco de lo sucedido en EEUU, un nuevo caso de matanza en un colegio y van ya (he perdido la cuenta). Precisamente un hecho parecido es el origen de la portada que acompaña este artículo.
Marilyn Manson es un artista de Ohio, de él se han dicho cientos de barbaridades (que si era el gafotas de «Aquellos maravillosos años», que si se quitó una costilla, que en el escenario mataba animales y no se cuantas chorradas más). Su nombre es sinónimo de violencia, aunque en verdad se llama Brian Warner (como uno de mis personajes de mi saga literaria Almas Errantes, ahí os coméis el Spam jajaja ). Lo cierto es que el pupilo de Tren Reznor (Nine Inch Nails), al que superó en lo musical y lo mediático es posiblemente el último «Rock N’ Roll Star», con todo lo bueno y malo que engloba este término. La polémica le ha perseguido desde el principio de su carrera. El que fuera una avezado entrevistador de estrellas de Rock saltó al estrellato con su versión de «Sweet Dreams» de Eurythmics (la imagen de un joven Manson sobre un cerdo en el videoclip del mismo difícil se te borra de la memoria). En 1999 era una estrella en todos los sentidos de la palabra, tras la publicación de su archiconocido «Antichrist Superstar» en 1996 (aquí se incluye el famoso tema «The beautiful people) y «Mechanical Animals» en 1998. La gira de este último álbum estuvo envuelta en polémica, por culpa de todos aquellos hombres de Dios que se apostaban en los aledaños para predicar el evangelio. Ellos tuvieron buena parte de culpa de su éxito. Pero hubo un hecho que hizo que la gira tuviera que ser detenida.
El 20 de abril de 1999 Eryc Harris y Dylan Klebold perpetraron la llamada «Masacre de Columbine» que tanto dio de hablar en su momento y de la que se han hecho hasta documentales. Manson fue uno de los perjudicados por semejante atrocidad, ya que se dijo (a saber quien fue el que tiro la piedra y escondió la mano) de que los asesinos eran seguidores del grupo. Manson se convirtió en el chivo expiatorio perfecto, no le dejaron hablar, se convirtió en un estigma de violencia para buena parte de la sociedad americana.
Para aquellos que no estén puestos, el señor Manson si por algo ha destacado es por escupir letras en contra del modelo de vida yanqui, él popularizó la frase: «I hate of american style life».
La respuesta de Manson a semejante falacia (ni disculpas recibió) fue esta portada, la de su álbum del 2000. Más allá de la imagen atroz que uno ve a primera vista, así se sintió él ante lo ocurrido en Columbine: crucificado y sin poder hablar (si uno se fija bien el Manson de la portada carece de mandíbula, sin la cuál uno no puede rendir explicaciones).
Ahora ya sabéis lo que se esconde tras esta portada. En lo musical la cosa no le fue mal, el álbum vendió más que ninguno antes (8.000.000 de copias) y en él se encuentran algunos de sus éxitos atemporales. Entre ellos «The Nobodies» canción en la que él da su punto de vista de lo ocurrido en Columbine.
Lo triste de todo esto es que entonces y ahora, se ha levantado el mismo revuelo, pero nadie parece dispuesto a solucionarlo. Y es cuestión de tiempo que vuelva a ocurrir. Ojalá me equivoque.
