¿Cuándo se come aquí? (1982)

Tercera entrega de la serie #retrounderground. Este 2022 se cumplen cuarenta años de la publicación de uno de los discos más imprescindibles de los 80 en nuestro país. Cuando uno piensa, musicalmente hablando, de lo que se llevaba en la primera mitad de la década, enseguida se nos viene a la memoria La Movida Madrileña. Pero más allá de esa etiqueta hubo un puñado de artistas que no se ajustaban a la Movida, uno de ellos fueron los protagonistas de hoy. En la misma época salió el Volumen Brutal (1982) de Barón Rojo o el Prepárate (1981) de Obús, Esta vida me va a matar (1982) de Los Suaves. Tampoco se ajustaban figuras como Loquillo, Joaquín Sabina o La Orquesta Mondragón. Y no digamos ya ese movimiento en Euskadi conocido como Rock Radical Vasco, que tuvo como referentes a unos tal Eskorbuto. Otros que despuntaron en esos años fueron Barricada, Platero y Tú, y lo dejamos aquí que hay un largo etc.

Si en EE.UU tienen a The Ramones o los británicos a Sex Pistols como referentes del punk, nosotros tenemos a Siniestro Total. Hubo otras muchas bandas más, pero los de Vigo trascendieron, ya que eran escuchados por punks, pijos y hasta algún que otro aristócrata de la época que iba de moderno. Si tienes más de cuarenta años y no has oído hablar de ellos (si tecleas ese nombre en Google es lo primero que te sale, antes de cualquier compañía aseguradora), solo existen tres posibilidades: te criaste en un bunker, tienes una memoria de pez o seas un alienígena. Tal vez esto último llevó a la banda a cantar aquello de: ¿quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos? / estamos solos en la galaxia o acompañados.

La formación original estuvo formada por dos amigos de la infancia, Alberto Torrado y Julián Hernández, a los que se sumó después Miguel Costas y Germán Copinni. Este último formaría junto a Teo Garralda (que a su vez daría tiempo más tarde al grupo Cómplices) Golpes Bajos. Estamos ante unas figuras esenciales para entender la época que les tocó vivir, también marcado por el espacio geográfico que los vio nacer. La costa de Vigo estuvo marcada por el narcotráfico, como bien queda reflejado en la serie Fariña.

El nombre de la banda surgió tras un accidente de tráfico que sufrieron algunos de los miembros del grupo. Al parecer el Renault 12 acabó en Siniestro Total, nombre mucho mejor que aquel con el que se iniciaron como banda: Mari Cruz Soriano y los que afinan el piano. A finales de enero de 1982 entran en contacto con Jesús Ordovás, que tiene un programa en Radio 3 de radio Nacional de España, llamado Esto no es Hawaii. Aunque tuvo dudas a la hora de radiar los cuatro temas que formarían parte de la primera maqueta, Ayudando a los Enfermos (1982), lo cierto es que acabó siendo todo un éxito. En Semana Santa de ese año el grupo bajaría a Madrid para grabar ese primer Ep, en el que se incluyen temas que luego serían publicados en el álbum que hoy nos ocupa: Matar jipis en las Cíes, Ayatolah! y Mario (encima del armario).


Si aún, a día de hoy, los incluye en el círculo de la Movida, es más por sus actuaciones en el mítico Rock-Ola que por su propuesta. El Ep vendió cuatro o cinco mil ejemplares, las 50000 pesetas de aquel entonces fueron invertidas en su primer disco de estudio. Todo un sueño para cuatro chavales que solo pretendían pasárselo bien, sin más aspiraciones. La portada, todo un icono de la banda, es un dibujo de Óscar Mariné (que se ocupó también de trabajos posteriores) de los Hermanos Dalton. Personajes mucho más interesantes que el tal Lucky Luke (por algo me llaman en las redes como el Malvado). Los rostros de los Dalton son substituidos por los cuatro miembros de la banda. Al mismo cómic se debe la frase célebre, y título del disco: «¿cuándo se come aquí?»

Dependiendo de si te haces con la versión original o la edición remasterizada de años después, encontrarás más o menos temas, todos orientados en el punk rock en la línea a de The Ramones (a los que los miembros vieron en vivo en el Palacio Vistalegre, quedando impresionados), aunque yo le veo más influencia a Dead Kennedys. Los detractores de la banda dicen que sus canciones son simples, con un lenguaje que raya con el mal gusto. Pues sí, así es en ocasiones, pero eso no quita que temas como los ya mencionados u otros como Todos los ahorcados mueren empalmados, Me pica un huevo, Las tetas de mi novia (lírica reprochable), Hoy voy a asesinarte (la que se puede liar si uno canta esto, si no ve más allá de lo explícito), Sexo chungo se han convertido en himnos que muchos hemos tarareado en tascas o en verbenas.

La irreverencia de sus letras, que con el tiempo adquirieron un tinte más humorístico, no les trajeron pocas críticas. No debemos olvidar que en 1982 nuestra Democracia era aún imberbe. Algunos artistas de la época, criticaron con dureza a la banda. Uno de los casos más sonados fue el de Miguel Ríos, que dijo de ellos: “A dónde habrá llegado a parar el rock español cuando se cantan cosas como «me pica un huevo»». Lo curioso es que cuanto más se exacerbaban con ellos, más popularidad les daban. Una historia que se iba a repetir en la industria de la música. Existen varios directos de la época, en los que podemos ver a una banda dispuesta a pasarlo bien, y sin complejos. Recuerdo uno en el que los miembros de la banda se colocan unos pollos de goma en la cabeza. No estuvieron exentos de altercados, como el protagonizado en la mítica sala de La Mandrágora (León).

Este primer trabajo es el único que contó con Germán Copinni a la voz (en la mayor parte de los temas), antes de unirse a Golpes Bajos. Estos últimos saltarían a la fama con el tema Malos tiempos para la lírica (letra que fue diseñada para Siniestro Total, pero descartada por el resto de los miembros por su temática más seria). Tras su salida Miguel Costas pasaría a ocupar una posición predominante (que no única) en las voces. A mi me gusta más este último, para gustos colores. La salida de Copinni de la banda no gustó a los vigueses, razón por la que le dedicaron en Siniestro Total II: El Regreso (1983) el tema Más vale ser punki que maricón de playas.

Los discos que sucedieron a este ¿Cuándo se come aquí? (1982) no hicieron más que alargar la leyenda de los vigueses, que tuvieron como punto más álgido en su carrera el concierto en vivo que dieron en Valencia, editado como Ante todo Mucha Calma (1992), del que ya hablamos en el especial de 30 años de… Si bien superaron la salida de Copinni, no fue lo mismo tras la partida de Miguel Costas, siendo Made In Japan (1993) el último en que participó. A partir de entonces, como le sucedió a otras muchas bandas de los 80 su popularidad decreció.

Nunca antes, ni después, lo irreverente tuvo tanta aceptación social, que hasta algún político gallego que acabó siendo Presidente (no es necesario más señas), llegará a decir que entre sus preferencias musicales estaban los vigueses. Su lírica deslenguada no tuvo equiparación hasta la llegada de los Mojinos Escozíos varios lustros después. Espero que mi buen amigo Salvador Alba, fan de los del Mollet del Vallés, Barcelona, les dedique un artículo para esta serie.

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