Por David Lorén Bielsa
El otro día, un editor seleccionó un manuscrito de mi autoría para inaugurar una nueva colección. Lo cito textualmente: «no me dio tiempo a aburrirme, el ritmo es excelente». El editor alabó un elemento clave de la novela que ayudaba a conseguir esa sensación y buen sabor de boca: la estructura narrativa. Así que dejo de tirarme flores y voy a explicaros qué es, por qué es tan importante y qué hay que tener en cuenta a la hora de planificar nuestras obras.
En esta entrada hablaré de la aplicación literaria, pero es evidente que son conceptos aplicables al mundo audiovisual (cine, series, teatro, videojuegos, etc). Es más, nosotros que ya somos una generación audiovisual, podemos comprender mejor esta idea de la estructura narrativa porque en una película lo hemos visto mil veces aplicado de una forma muy condensada.
Ese ritmo narrativo que tan bueno me decían que era en mi manuscrito, se consigue aunando la narrativa y la estructura narrativa. En este artículo hablamos de lo segundo. Hay gente que solo se centra en lo primero, intentando que los acontecimientos se sucedan de forma rápida, sin pararse a oler las flores, reduciendo las descripciones y añadiendo mucha acción. Pero una estructura narrativa bien diseñada va a impedir que la trama avance dando tumbos o vueltas innecesarias, o que el desenlace esté mal resuelto, o que dé esa sensación que da a veces de que a la novela le sobraba la mitad. Así que ambos conceptos son importantes, no solo que la narrativa sea fluida, sino que todo esté en su sitio y no le sobre ni le falte nada.
También debe servir este artículo de advertencia para aquellos escritores a los que les gusta dejarse llevar por la historia; los que se autodenominan escritores de brújula. Son los que no se preparan la trama antes, parten de una idea, y se dejan llevar por ella hasta que llegan a un desenlace. Es cierto que algunos tienen muy interiorizado el concepto de estructura narrativa y, aunque no la preparen a conciencia, les puede quedar decente, pero esta forma de escribir conlleva riesgos. Yo les recomendaría prepararse un poco la estructura, para evitar perderse en la narrativa. Darse cuenta a tiempo puede evitar que uno acabe escribiendo páginas y páginas que luego acabe descartando, o que el lector tenga esa extraña sensación a mitad de novela de no saber de qué va exactamente.
Toda historia debe tener un propósito, y la estructura narrativa nos ayudará a tener uno bien presente.
Definición:
La estructura narrativa es el esqueleto de una obra literaria; un resumen de la novela que ordena las escenas tal y como irán plasmadas en la trama.
Para ello, es recomendable prepararse lo que se conoce como escaleta, que nos ayudará a ordenar los capítulos, qué se sucede en cada uno, y a planificar las escenas y diálogos. Es decisión de cada uno hacer este trabajo más o menos detallado, pero es importante hacer un mínimo para no caer en incongruencias y acabar centrándose en lo importante. Siempre estaremos a tiempo de meterle «paja» (relleno) si queremos, o añadir escenas que creemos que pueden enriquecer la historia o descripciones en momentos clave para darle color al texto. Pero una planificación previa es vital para saber qué queremos hacer, antes incluso de ponerse manos a la obra.
La estructura narrativa más clásica y simplificada es aquella que muchísimas veces habéis escuchado, estudiado o leído: Introducción – Nudo – Desenlace. Permitidme que a continuación yo os la amplíe, poniendo una un tanto más compleja, pero inspirada en el mismo concepto. No quiere decir que no podamos salirnos de ella o experimentar con sus elementos, pero es cierto que cuanto más rara sea la estructura, más confundiremos al lector, lo que podría despistarlo en exceso. Lo mejor es basarse en la clásica y, si queremos innovar o nos lo pide la historia, hacer modificaciones de esta.
- Prólogo o Introducción
- Planteamiento
- Desarrollo de la trama
- Nudo
- Desenlace
- Epílogo
Prólogo o Introducción:
Toda historia tiene un comienzo, y no siempre es el más lógico.
Con este punto quiero aclarar a que no solo me refiero a un prólogo de presentación escrito por un editor u otro autor. También podría valer, si el autor cree que es necesario. hacer dicha presentación antes de meterse de lleno en la novela, aunque yo no soy muy amigo de ellos.
En cambio, adoro esos prólogos integrados con la narrativa, esos que sirven de gancho y en los que se intuye un mal que acecha desde las sombras, o en el que se explica el origen de un personaje importante para la saga. Puede que se trate de un acontecimiento muy anterior a la cronología de la trama, pero que el autor quiera mostrar. Su principal función es la de ejercer de gancho, de aperitivo de lo que está por venir, así pues debe atrapar el lector desde el primer momento.
Yo es un recurso que uso siempre, pero que recomiendo encarecidamente en las novelas de cocción lenta. Si crees que, una vez preparada la estructura narrativa, la trama tarda un poco en arrancar y no hay escenas de acción y/o tensión en esos primeros capítulos, es muy buena idea arrancar la historia con un prólogo que se sitúe en otro lugar y/o momento (o incluso con el foco centrado en personajes no principales) para narrar unos acontecimientos que tengan relación con la trama (aunque el lector aún no lo sepa). Porque una vez hayas atrapado al lector, este te perdonará si en los primeros capítulos la trama tarda un poco en arrancar.
Un ejemplo que siempre pongo es el del primer tomo de Canción de Fuego y Hielo (Juego de Tronos). Arranca con una escena en la que salen los caminantes blancos acabando con la vida de unos personajes. Esa historia no podía tener un mejor gancho.
Planteamiento:
Toda historia debe arrancar de alguna forma, y por ello renombraré a esta sección como presentación de los personajes/escenarios/trama.
Es evidente que habrá que presentar a los personajes principales de la misma. Esto no quiere decir, ni mucho menos, que tengamos que presentarlos a todos de golpe o que no podamos presentar de nuevos más adelante. Pero a los protagonistas va a ser esencial que los introduzcamos de algún modo, y cuánto antes mejor.
Con la trama pasa lo mismo, aunque en este sentido podemos ser menos concretos y hacerlo muy poco a poco, lentamente, sobre todo en las historias de cocción lenta. Incluso este punto podéis saltarlo y desarrollar la trama solo en el siguiente apartado.
Y con los escenarios tres cuartos de lo mismo; no quiero decir que no podáis presentar los escenarios a medida que vayan apareciendo. Esto es lógico en novelas donde la trama transcurre por varios lugares, de una forma dinámica. Pero imaginaos una historia donde la trama transcurre entera en un único escenario; en este caso se hace evidente que tiene tal relevancia que es prácticamente un personaje más de la novela, y que debemos darle la importancia que se merece. Así pues, una presentación del escenario en los primeros capítulos, en ese caso concreto, está más que justificada.
En este punto debo aclarar que no hace falta separarlo todo en bloques. ¿Se puede presentar a los personajes protagonistas, a la trama y el escenario al mismo tiempo? Por supuesto, ahí radicará precisamente la habilidad de un buen escritor, que conseguirá una inmersión absoluta.
Y tal como os comentaba antes sobre experimentar con variaciones de la estructura narrativa clásica, imaginad que una vez avanzada ya la novela, debéis presentar un nuevo personaje importante o escenario o subtrama. Pues claro que podéis volver a hacer esta presentación, siempre bien integrada y planificada en vuestra escaleta. Si es necesario, no tengáis miedo a hacerlo.
Desarrollo de la trama:
Toda historia debe avanzar, a ser posible en una dirección concreta que lleve al lector de la mano hasta el final que queremos (aunque queráis jugar al despiste). Planificar correctamente el desarrollo de la trama nos permitirá evitar una sensación de estancamiento de la misma o de estar dando vueltas sin sentido.
En este apartado tambien practico mucho un dicho que tengo y que no oiréis a menudo, pero que os dejo a modo de regalito: «un buen final se trabaja desde el principio». Sé que muchos piensan que es comenzar la casa por el tejado, pero si queréis tener un desenlace de esos que sorprenden, pero que al mismo tiempo gustan y que además se mantienen coherentes con el contenido de la trama, no solo hay que tenerlo pensado de antemano, sino saber desarrollar la historia para llegar a ese punto de forma satisfactoria. Y eso implica a este tramo de la estructura narrativa; el correcto desarrollo de la trama nos va a permitir también eso.
Aquí no solo hay que planificar bien las escenas de acción/tensión/momentos clave, sino también los diálogos, los giros argumentales y las pistas para el lector (sobre todo cuando haya un misterio a resolver). Obviamente, será la parte de la estructura narrativa que más espacio va a ocupar en nuestra escaleta.
Nudo:
Toda buena historia tiene que tener un momento álgido antes de llegar al final, y es el nudo, o también conocido como clímax. Eso no quiere decir que haya podido haber otros momentos álgidos durante la trama, pero el del antes del final debe ser la madre y padre de todos ellos.
En las novelas románticas será cuando la relación de ambos protagonistas se trunque, en las de terror cuando la muerte de los protagonistas parece inminente, en las de acción cuando la situación es insalvable… Es importante pasar por este punto para que el lector sepa que se acerca el desenlace, y así lo preparamos mentalmente para el final (o simplemente para hacerlo sufrir). Prescindir de él podría dar esa sensación de que el desenlace ha sido demasiado abrupto.
También puede ser el momento ideal para hacer el gran plot twist (giro argumental) que haga que toda la historia se ponga patas arriba.
Yo recomiendo que el nudo no sea excesivamente largo o puede crear una sensación de agotamiento en el lector. Hay que calibrar muy bien cuánta ración de tensión queremos dar.
Desenlace:
Toda historia debe terminar de algú modo y el desenlace es un elemento imprescindible para que así suceda. No concibo las historias sin este elemento. No voy a entrar en el debate de si se debe hacer un final feliz o uno duro (porque cada historia pide el suyo), en este artículo lo importante es que haya alguno.
Igual que he dicho que podíamos hacer en el nudo, puede que queráis hacer el gran plot twist (giro argumental) en el desenlace, si este resuelve la trama, pero a modo de gran sorpresa argumental.
Ya he adelantado antes que el final se tiene que haber trabajado desde antes (durante el desarrollo de la trama) para que este sea lo más satisfactorio posible para el lector. Improvisarlos es un auténtico ejercicio literario de alto riesgo. Pensad que el desenlace deja mucho más sabor de boca que casi todo el resto de la novela, y nos interesa que el poso que deje sea bueno. Si al lector no le gusta el final, puede llegar a la conclusión de que la novela no le haya gustado, aunque en realidad la haya devorado en tiempo récord.
Pensad que el desenlace no solo es la culminación de vuestra obra, sino también un premio para el lector que lleva ahí desde la primera página.
Epílogo:
En realidad ninguna historia termina, siempre hay algo más. Y el epílogo podría ser ese algo. Puede servirnos para narrar cómo acaban los personajes tras el desenlace, incluso años después, o qué destino ha sufrido el villano de la historia entre rejas. Aunque este apartado es un recurso totalmente opcional. Es más, tanto el prólogo como este son ambos prescindibles.
En el caso de las sagas, también podría usarse para terminar la historia con un cliffhanger (final en suspenso), poniendo a los personajes principales en una nueva situación extrema que no se resolverá hasta el siguiente título.
Ojo, porque hay escritores que pueden querer usar este recurso en el mismo desenlace, pero yo lo desaconsejo totalmente, aunque sí entendería que se hiciera a posteriori, una vez resuelta la trama actual, a modo de aperitivo de lo que está por llegar en la siguiente novela. Es decir, en el epílogo.
Ejemplo de Estructura Narrativa:
Ya os dije en la entrada sobre la sinopsis que se predica con el ejemplo. Así que aquí os dejo muy resumida y explicada (sin spoilers) la estructura narrativa que usé para LOS TECNOGUARDIANES, una ópera espacial fantástica que hibrida ciberpunk y fantasía oscura con más de 175k palabras (650 páginas en una maquetación bastante estándard). Es evidente que con semejante novelón, uno debe prestar especial atención a su estructura narrativa para no agotar al lector y mantenerlo interesado en la historia durante toda la trama.
Tras muchísimos problemas con la estructura narrativa de esta novela y estar a punto de dividirla en dos libros, me decanté por una solución que al final ha resultado ser más que satisfactoria. No solo pude condensar ciertos aspectos de la trama e integrar alguna subtrama, sino que decidí dividirla en tres actos bien diferenciados.
Así pues, la estructura quedó así: Prólogo – Acto I – Acto II – Acto III – Epílogo.
El prólogo funciona como si fuera un relato, con su propia estructura interna típica de Introducción – Nudo – Desenlace, que al mismo tiempo me sirve para presentar a dos personajes secundarios relevantes y un tercero de gran importancia para la metatrama de la saga.
En el Acto I presento los personajes, los escenarios que van saliendo, voy metiendo escenas de acción, giro argumental inesperado, un buen nudo y un desenlace que finaliza el primer acto. Como veis, acabo de meter toda la estructura en un tercio de la novela, así que ya sabréis por dónde voy.
En el Acto II presento nuevos escenarios que van saliendo, al mismo tiempo que presento algún personaje secundario nuevo, hago avanzar la trama y meto otra vez escenas de acción que van subiendo la apuesta. Hasta que llego a una más espectacular todavía que genera un nudo sensacional y finalizo el acto con una sorpresa argumental que me sirve de desenlace. Ojo porque en este segundo acto algunos personajes tienen una subtrama paralela a la principal y separada del grupo, pero voy intercalando capítulos de estos y los protagonistas.
En el Acto III presento los escenarios finales y la trama sigue avanzando, pero para resolver todas las subtramas que tenga en marcha. El gran nudo final lo alcanzo con las escenas de acción más espectaculares de toda la obra, hasta el gran desenlace, un auténtico órdago.
Y con todo terminadito, me permito el lujo de hacer un epílogo en el que, no solo hago una última sorpresa argumental que tranquilizará a los lectores más angustiados, sino que me preparo el terreno para una posible continuación, dejando claro que una subtrama de esta novela, se convertirá en la principal de la siguiente.
Como veis, el resumen es que he usado la estructura narrativa típica, repetida tres veces, una en cada acto, para que cada uno diera esa sensación de tenerlo todo. Al mismo tiempo he procurado que hubiera un crescendo, no solo a nivel de escenas de acción, sino en cuanto a tensión narrativa, y procurando que hacia el final fuera el mayor clímax de todos.

Y colorín colorado, esta historia se ha terminado.
Espero que os haya gustado esta entrada y le encontréis cierta utilidad. Si creéis que podemos mejorarla, adelante, podéis darme nuevos apuntes que añadir. Espero vuestros comentarios, tanto en el blog como en el grupo.