AULA UNDERGROUND: La estructura narrativa

Por David Lorén Bielsa

El otro día, un editor seleccionó un manuscrito de mi autoría para inaugurar una nueva colección. Lo cito textualmente: «no me dio tiempo a aburrirme, el ritmo es excelente». El editor alabó un elemento clave de la novela que ayudaba a conseguir esa sensación y buen sabor de boca: la estructura narrativa. Así que dejo de tirarme flores y voy a explicaros qué es, por qué es tan importante y qué hay que tener en cuenta a la hora de planificar nuestras obras.

En esta entrada hablaré de la aplicación literaria, pero es evidente que son conceptos aplicables al mundo audiovisual (cine, series, teatro, videojuegos, etc). Es más, nosotros que ya somos una generación audiovisual, podemos comprender mejor esta idea de la estructura narrativa porque en una película lo hemos visto mil veces aplicado de una forma muy condensada.

Ese ritmo narrativo que tan bueno me decían que era en mi manuscrito, se consigue aunando la narrativa y la estructura narrativa. En este artículo hablamos de lo segundo. Hay gente que solo se centra en lo primero, intentando que los acontecimientos se sucedan de forma rápida, sin pararse a oler las flores, reduciendo las descripciones y añadiendo mucha acción. Pero una estructura narrativa bien diseñada va a impedir que la trama avance dando tumbos o vueltas innecesarias, o que el desenlace esté mal resuelto, o que dé esa sensación que da a veces de que a la novela le sobraba la mitad. Así que ambos conceptos son importantes, no solo que la narrativa sea fluida, sino que todo esté en su sitio y no le sobre ni le falte nada.

También debe servir este artículo de advertencia para aquellos escritores a los que les gusta dejarse llevar por la historia; los que se autodenominan escritores de brújula. Son los que no se preparan la trama antes, parten de una idea, y se dejan llevar por ella hasta que llegan a un desenlace. Es cierto que algunos tienen muy interiorizado el concepto de estructura narrativa y, aunque no la preparen a conciencia, les puede quedar decente, pero esta forma de escribir conlleva riesgos. Yo les recomendaría prepararse un poco la estructura, para evitar perderse en la narrativa. Darse cuenta a tiempo puede evitar que uno acabe escribiendo páginas y páginas que luego acabe descartando, o que el lector tenga esa extraña sensación a mitad de novela de no saber de qué va exactamente.

Toda historia debe tener un propósito, y la estructura narrativa nos ayudará a tener uno bien presente.

Definición:

La estructura narrativa es el esqueleto de una obra literaria; un resumen de la novela que ordena las escenas tal y como irán plasmadas en la trama.

Para ello, es recomendable prepararse lo que se conoce como escaleta, que nos ayudará a ordenar los capítulos, qué se sucede en cada uno, y a planificar las escenas y diálogos. Es decisión de cada uno hacer este trabajo más o menos detallado, pero es importante hacer un mínimo para no caer en incongruencias y acabar centrándose en lo importante. Siempre estaremos a tiempo de meterle «paja» (relleno) si queremos, o añadir escenas que creemos que pueden enriquecer la historia o descripciones en momentos clave para darle color al texto. Pero una planificación previa es vital para saber qué queremos hacer, antes incluso de ponerse manos a la obra.

La estructura narrativa más clásica y simplificada es aquella que muchísimas veces habéis escuchado, estudiado o leído:  Introducción – Nudo – Desenlace. Permitidme que a continuación yo os la amplíe, poniendo una un tanto más compleja, pero inspirada en el mismo concepto. No quiere decir que no podamos salirnos de ella o experimentar con sus elementos, pero es cierto que cuanto más rara sea la estructura, más confundiremos al lector, lo que podría despistarlo en exceso. Lo mejor es basarse en la clásica y, si queremos innovar o nos lo pide la historia, hacer modificaciones de esta.

  • Prólogo o Introducción
  • Planteamiento
  • Desarrollo de la trama
  • Nudo
  • Desenlace
  • Epílogo

Prólogo o Introducción:

Toda historia tiene un comienzo, y no siempre es el más lógico.

Con este punto quiero aclarar a que no solo me refiero a un prólogo de presentación escrito por un editor u otro autor. También podría valer, si el autor cree que es necesario. hacer dicha presentación antes de meterse de lleno en la novela, aunque yo no soy muy amigo de ellos.

En cambio, adoro esos prólogos integrados con la narrativa, esos que sirven de gancho y en los que se intuye un mal que acecha desde las sombras, o en el que se explica el origen de un personaje importante para la saga. Puede que se trate de un acontecimiento muy anterior a la cronología de la trama, pero que el autor quiera mostrar. Su principal función es la de ejercer de gancho, de aperitivo de lo que está por venir, así pues debe atrapar el lector desde el primer momento.

Yo es un recurso que uso siempre, pero que recomiendo encarecidamente en las novelas de cocción lenta. Si crees que, una vez preparada la estructura narrativa, la trama tarda un poco en arrancar y no hay escenas de acción y/o tensión en esos primeros capítulos, es muy buena idea arrancar la historia con un prólogo que se sitúe en otro lugar y/o momento (o incluso con el foco centrado en personajes no principales) para narrar unos acontecimientos que tengan relación con la trama (aunque el lector aún no lo sepa). Porque una vez hayas atrapado al lector, este te perdonará si en los primeros capítulos la trama tarda un poco en arrancar.

Un ejemplo que siempre pongo es el del primer tomo de Canción de Fuego y Hielo (Juego de Tronos). Arranca con una escena en la que salen los caminantes blancos acabando con la vida de unos personajes. Esa historia no podía tener un mejor gancho.

Planteamiento:

Toda historia debe arrancar de alguna forma, y por ello renombraré a esta sección como presentación de los personajes/escenarios/trama.

Es evidente que habrá que presentar a los personajes principales de la misma. Esto no quiere decir, ni mucho menos, que tengamos que presentarlos a todos de golpe o que no podamos presentar de nuevos más adelante. Pero a los protagonistas va a ser esencial que los introduzcamos de algún modo, y cuánto antes mejor.

Con la trama pasa lo mismo, aunque en este sentido podemos ser menos concretos y hacerlo muy poco a poco, lentamente, sobre todo en las historias de cocción lenta. Incluso este punto podéis saltarlo y desarrollar la trama solo en el siguiente apartado.

Y con los escenarios tres cuartos de lo mismo; no quiero decir que no podáis presentar los escenarios a medida que vayan apareciendo. Esto es lógico en novelas donde la trama transcurre por varios lugares, de una forma dinámica. Pero imaginaos una historia donde la trama transcurre entera en un único escenario; en este caso se hace evidente que tiene tal relevancia que es prácticamente un personaje más de la novela, y que debemos darle la importancia que se merece. Así pues, una presentación del escenario en los primeros capítulos, en ese caso concreto, está más que justificada.

En este punto debo aclarar que no hace falta separarlo todo en bloques. ¿Se puede presentar a los personajes protagonistas, a la trama y el escenario al mismo tiempo? Por supuesto, ahí radicará precisamente la habilidad de un buen escritor, que conseguirá una inmersión absoluta.

Y tal como os comentaba antes sobre experimentar con variaciones de la estructura narrativa clásica, imaginad que una vez avanzada ya la novela, debéis presentar un nuevo personaje importante o escenario o subtrama. Pues claro que podéis volver a hacer esta presentación, siempre bien integrada y planificada en vuestra escaleta. Si es necesario, no tengáis miedo a hacerlo.

Desarrollo de la trama:

Toda historia debe avanzar, a ser posible en una dirección concreta que lleve al lector de la mano hasta el final que queremos (aunque queráis jugar al despiste). Planificar correctamente el desarrollo de la trama nos permitirá evitar una sensación de estancamiento de la misma o de estar dando vueltas sin sentido.

En este apartado tambien practico mucho un dicho que tengo y que no oiréis a menudo, pero que os dejo a modo de regalito: «un buen final se trabaja desde el principio». Sé que muchos piensan que es comenzar la casa por el tejado, pero si queréis tener un desenlace de esos que sorprenden, pero que al mismo tiempo gustan y que además se mantienen coherentes con el contenido de la trama, no solo hay que tenerlo pensado de antemano, sino saber desarrollar la historia para llegar a ese punto de forma satisfactoria. Y eso implica a este tramo de la estructura narrativa; el correcto desarrollo de la trama nos va a permitir también eso.

Aquí no solo hay que planificar bien las escenas de acción/tensión/momentos clave, sino también los diálogos, los giros argumentales y las pistas para el lector (sobre todo cuando haya un misterio a resolver). Obviamente, será la parte de la estructura narrativa que más espacio va a ocupar en nuestra escaleta.

Nudo:

Toda buena historia tiene que tener un momento álgido antes de llegar al final, y es el nudo, o también conocido como clímax. Eso no quiere decir que haya podido haber otros momentos álgidos durante la trama, pero el del antes del final debe ser la madre y padre de todos ellos.

En las novelas románticas será cuando la relación de ambos protagonistas se trunque, en las de terror cuando la muerte de los protagonistas parece inminente, en las de acción cuando la situación es insalvable… Es importante pasar por este punto para que el lector sepa que se acerca el desenlace, y así lo preparamos mentalmente para el final (o simplemente para hacerlo sufrir). Prescindir de él podría dar esa sensación de que el desenlace ha sido demasiado abrupto.

También puede ser el momento ideal para hacer el gran plot twist (giro argumental) que haga que toda la historia se ponga patas arriba.

Yo recomiendo que el nudo no sea excesivamente largo o puede crear una sensación de agotamiento en el lector. Hay que calibrar muy bien cuánta ración de tensión queremos dar.

Desenlace:

Toda historia debe terminar de algú modo y el desenlace es un elemento imprescindible para que así suceda. No concibo las historias sin este elemento. No voy a entrar en el debate de si se debe hacer un final feliz o uno duro (porque cada historia pide el suyo), en este artículo lo importante es que haya alguno.

Igual que he dicho que podíamos hacer en el nudo, puede que queráis hacer el gran plot twist (giro argumental) en el desenlace, si este resuelve la trama, pero a modo de gran sorpresa argumental.

Ya he adelantado antes que el final se tiene que haber trabajado desde antes (durante el desarrollo de la trama) para que este sea lo más satisfactorio posible para el lector. Improvisarlos es un auténtico ejercicio literario de alto riesgo. Pensad que el desenlace deja mucho más sabor de boca que casi todo el resto de la novela, y nos interesa que el poso que deje sea bueno. Si al lector no le gusta el final, puede llegar a la conclusión de que la novela no le haya gustado, aunque en realidad la haya devorado en tiempo récord.

Pensad que el desenlace no solo es la culminación de vuestra obra, sino también un premio para el lector que lleva ahí desde la primera página.

Epílogo:

En realidad ninguna historia termina, siempre hay algo más. Y el epílogo podría ser ese algo. Puede servirnos para narrar cómo acaban los personajes tras el desenlace, incluso años después, o qué destino ha sufrido el villano de la historia entre rejas. Aunque este apartado es un recurso totalmente opcional. Es más, tanto el prólogo como este son ambos prescindibles.

En el caso de las sagas, también podría usarse para terminar la historia con un cliffhanger (final en suspenso), poniendo a los personajes principales en una nueva situación extrema que no se resolverá hasta el siguiente título.

Ojo, porque hay escritores que pueden querer usar este recurso en el mismo desenlace, pero yo lo desaconsejo totalmente, aunque sí entendería que se hiciera a posteriori, una vez resuelta la trama actual, a modo de aperitivo de lo que está por llegar en la siguiente novela. Es decir, en el epílogo.

Ejemplo de Estructura Narrativa:

Ya os dije en la entrada sobre la sinopsis que se predica con el ejemplo. Así que aquí os dejo muy resumida y explicada (sin spoilers) la estructura narrativa que usé para LOS TECNOGUARDIANES, una ópera espacial fantástica que hibrida ciberpunk y fantasía oscura con más de 175k palabras (650 páginas en una maquetación bastante estándard). Es evidente que con semejante novelón, uno debe prestar especial atención a su estructura narrativa para no agotar al lector y mantenerlo interesado en la historia durante toda la trama.

Tras muchísimos problemas con la estructura narrativa de esta novela y estar a punto de dividirla en dos libros, me decanté por una solución que al final ha resultado ser más que satisfactoria. No solo pude condensar ciertos aspectos de la trama e integrar alguna subtrama, sino que decidí dividirla en tres actos bien diferenciados.

Así pues, la estructura quedó así: Prólogo – Acto I – Acto II – Acto III – Epílogo.

El prólogo funciona como si fuera un relato, con su propia estructura interna típica de Introducción – Nudo – Desenlace, que al mismo tiempo me sirve para presentar a dos personajes secundarios relevantes y un tercero de gran importancia para la metatrama de la saga.

En el Acto I presento los personajes, los escenarios que van saliendo, voy metiendo escenas de acción, giro argumental inesperado, un buen nudo y un desenlace que finaliza el primer acto. Como veis, acabo de meter toda la estructura en un tercio de la novela, así que ya sabréis por dónde voy.

En el Acto II presento nuevos escenarios que van saliendo, al mismo tiempo que presento algún personaje secundario nuevo, hago avanzar la trama y meto otra vez escenas de acción que van subiendo la apuesta. Hasta que llego a una más espectacular todavía que genera un nudo sensacional y finalizo el acto con una sorpresa argumental que me sirve de desenlace. Ojo porque en este segundo acto algunos personajes tienen una subtrama paralela a la principal y separada del grupo, pero voy intercalando capítulos de estos y los protagonistas.

En el Acto III presento los escenarios finales y la trama sigue avanzando, pero para resolver todas las subtramas que tenga en marcha. El gran nudo final lo alcanzo con las escenas de acción más espectaculares de toda la obra, hasta el gran desenlace, un auténtico órdago.

Y con todo terminadito, me permito el lujo de hacer un epílogo en el que, no solo hago una última sorpresa argumental que tranquilizará a los lectores más angustiados, sino que me preparo el terreno para una posible continuación, dejando claro que una subtrama de esta novela, se convertirá en la principal de la siguiente.

Como veis, el resumen es que he usado la estructura narrativa típica, repetida tres veces, una en cada acto, para que cada uno diera esa sensación de tenerlo todo. Al mismo tiempo he procurado que hubiera un crescendo, no solo a nivel de escenas de acción, sino en cuanto a tensión narrativa, y procurando que hacia el final fuera el mayor clímax de todos.

El «órdago» que mencionaba, ilustración de Héctor R. A.

Y colorín colorado, esta historia se ha terminado.

Espero que os haya gustado esta entrada y le encontréis cierta utilidad. Si creéis que podemos mejorarla, adelante, podéis darme nuevos apuntes que añadir. Espero vuestros comentarios, tanto en el blog como en el grupo.


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AULA UNDERGROUND: Por qué, porque, porqué y por que

Por Samir Dabian Guerra

Siempre ha habido muchas dudas sobre la forma correcta de escribir y tildar «Por que». ¿Cuándo se pone junto o separado? ¿Cuándo se tilda?
Antes de comenzar, deciros que todo lo que a continuación voy a contar se hace siguiendo las normas de la RAE y usando el Manual de español urgente de Fundéu. Así que si sois de los que os importa un pimiento las normas ortográficas y vais de espíritus escritoriles libres como un pájaro, seguid leyendo que a lo mejor aprendéis algo y pulís mejor vuestros textos, por respeto a los lectores.

Entonces, ¿qué grafía tenemos que usar? Pues, como diría un gallego, depende. ¿De qué depende? Fundamentalmente del significado que le demos.

Porque (junto y sin tilde)

Es una conjunción causal que introduce una oración subordinada que explica una razón o motivo. Equivale a ya que, puesto que o dado que:

Escribo sin faltas de ortografía porque respeto al lector.

Como valor final. Le suele acompañar un verbo en subjuntivo y se puede sustituir por para que:

Escribimos porque nos lean.

Puede introducir la razón por la que se hace una afirmación, se precede de coma:

Aprendió ortotipografía, porque le gustaba que sus escritos quedasen bien.

Por que (separado y sin tilde)

Equivale a por el que, por la que…:

Ese fue el motivo por que solicitó los servicios de un corrector.

También puede ser un por exigido por un verbo u otra palabra y la conjunción que:

Ganar el PLAS pasa por que presentes un escrito bien corregido, maquetado y con una buena portada.

Porqué (junto y con tilde)

Actúa como sustantivo y es sinónimo de razón, motivo o causa; se puede usar en plural:

No sé el porqué de no cuidar tus escritos.

Me explicó los porqués de no presentarse nunca al PLAS.

Dame un solo porqué de no querer aprender ortografía.

Por qué (separado y con tilde)

Encabeza oraciones interrogativas directas e indirectas. También puede equivaler a por cual:

¿Por qué te gusta escribir? (directa)

Me preguntó por qué elegí el tema de mi última novela.

Tuve que escoger por qué camino iba a ir la historia.

Bueno, pues eso es todo, amigos. Espero que os haya resultado útil la lección de hoy. Os esperamos en el siguiente artículo de Aula Underground.
Si os ha gustado, no os olvidéis de compartirlo en vuestras redes sociales.


AULA UNDERGROUND: Registro de tu obra

  Por Samir Dabian Guerra

Aprovechando la convocatoria del Premio Literario Amazon Storyteller 2022, vuelvo a la carga en mi labor divulgativa en Aula Underground.

Puede que ya seas un escritor veterano con varias novelas, o que este sea tu desvirgamiento en el mundo literario. Pero en ambos casos te puede venir bien un recordatorio sobre ciertos elementos claves en la autopublicación.
En estos artículos solo voy a hablar de la autopublicación, por lo que, si tienes un contrato editorial o de coedición, no será necesario que continúes leyendo. Aunque el conocimiento no ocupa lugar, ¿no?

Ya hemos decidido que vamos a autopublicar. ¿Qué es lo primero que deberíamos hacer? Proteger de alguna manera nuestra autoría. Que todo el mundo sepa que nuestra novela es nuestra y solo nuestra, y que podamos demostrarlo ante un tribunal.

Aviso: Todo el artículo está escrito desde el punto de vista de la legislación española. Puede variar en cada país.

¿En qué consiste el derecho a la propiedad intelectual?

Según el texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual (Real Decreto Legislativo 1/1996): «La propiedad intelectual está integrada por derechos de carácter personal y patrimonial, que atribuyen al autor la plena disposición y el derecho exclusivo a la explotación de la obra, sin más limitaciones que las establecidas en la Ley».
Por lo tanto, hay unos derechos morales que son irrenunciables e inalienables, como el derecho al reconocimiento de la autoría (Miguel de Cervantes Saavedra será siempre el autor de Don Quijote de la Mancha) y el de exigir el respeto a la integridad de la obra. Y otros patrimoniales, relacionados con la explotación de la obra y compensatorios (derecho por copia privada).

¿Qué protege la propiedad intelectual? Creaciones originales literarias, artísticas o científicas expresadas en cualquier medio.
¿Qué no protege? Las ideas.

¿Es necesario registrar nuestras obras?

En España no existe ninguna obligación legal con respecto al registro de una obra literaria.
La legislación reconoce los derechos de autor desde el mismo momento en que una obra se crea. Por lo que el registro solo servirá como una prueba más en caso de juicio por plagio. El mismo acto de la publicación en Amazon, por ejemplo, también serviría.
Sin embargo, sí es recomendable hacerlo. ¿Por qué? Como todas las pruebas en un juicio, hay unas que tienen más peso que otras.

¿Cuándo la registramos?

Dado que al registrarlo entregaremos una copia, lo ideal sería que la misma fuera la versión más definitiva de la obra. Eso implica que nos tendremos que fiar del corrector. Por lo que lo suyo es que haya un contrato entre los dos, para evitar posibles conflictos posteriores.

Ahora pasaremos a ver diversas formas de registrar nuestra obra. Con la llegada de Internet, además de ser más necesario el registro (¿cuántos casos de plagios se han dado en el mundo indie?) nos ha brindado nuevos sistemas de registro. Y menos mal, porque la cantidad de árboles sacrificados en aras del arte literario era ingente.

Registro Oficial de la Propiedad Intelectual

Es un registro público y existe en todos los países. En España, el Registro General de la Propiedad Intelectual es único en todo el territorio nacional y está integrado por los Registros Territoriales y el Registro Central.
El registro se puede efectuar personándose en las oficinas o por vía telemática con certificado digital.
Las tasas del año 2022 serán las siguientes:

https://www.culturaydeporte.gob.es/cultura/areas/propiedadintelectual/mc/rpi/registro-obras/tasas.html


¿Y fuera de España? Busca la oficina de tu país en la Guía de Oficinas de Propiedad Intelectual de la OMPI y sigue los enlaces.
Un dato importante es que quien tiene registrada una obra en el Registro Oficial de la Propiedad Intelectual no debe probar su autoría/titularidad en caso de conflicto, desplazando la carga de la prueba a quien la discuta.
Ese argumento debería bastar para que lo registrarais aquí.

Safe Creative

Safe Creative es un registro de la propiedad intelectual privado.
Ellos mismos se definen como es el mayor registro electrónico de propiedad intelectual. Al registro se pude asociar, en su caso, la política de cesión de uso de los derechos de explotación de la misma por medio de licencias/contratos predefinidos como Creative Commons, Licencia Pública General GNU u otros sistemas.
Tiene diversos planes de precios. Desde la versión gratuita (20 registros gratuitos con licencias libres, con un máximo de 0,5 Gb de espacio), hasta la profesional (Registra sin límites y con todos los derechos reservados) por 79 € al año (15 Gb ampliables). También permite el registro individual de una obra por 15 €.

Notario

Cualquier autor también puede realizar el registro de una obra ante notario. Este acto no da fe de la autoría de la obra sino de la fecha y de la persona que efectúa el depósito.

 

CEDRO

También se puede registrar una obra en las entidades de gestión de colectivas de obras, como el Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO).
Eso sí, para el registro solicitan el ISBN o el Depósito legal de la obra. Aunque puedes subir la obra a Amazon, obtener el ISBN que te da y registrarlo en CEDRO.

Si queréis aportar alguna otra forma de registrar vuestras obras o comentar las que os he expuesto yo, aquí me tenéis.

Espero que os haya resultado útil la lección de hoy. Os veo en el siguiente artículo de Aula Underground.


AULA UNDERGROUND: La Ciencia Ficción, Género y Subgéneros

Por David Lorén Bielsa

Hola a todos a una nueva entrada de Aula Underground. Hace no mucho estuve como ponente invitado en una mesa en la que se hablaba de ciencia ficción. Sin ser un verdadero experto en el tema, los que participamos allí sacamos algo en claro: que hay mucho desconocimiento aún de la ciencia ficción como género literario. Así pues, como ya sabéis lo mucho que me gusta hablar de géneros, en este artículo voy a intentar arrojar algo de luz sobre qué es la ciencia ficción, qué tipos hay y qué subgéneros forman parte.

En entradas anteriores he hablado de qué es la ópera espacial (un subgénero concreto), y también sobre otros subgéneros que acaban en «punk», pero lo que es la gran ciencia ficción, como bloque, se había quedado fuera hasta ahora. Curioso, ¿no?

Antes que nada, eso sí, hay que aclarar que la ciencia ficción es un género por sí solo. En ningún caso es un subgénero de la fantasía, como se empeñan a decir algunos. En realidad la ciencia ficción forma parte de lo que se conoce como literatura fantástica, que es un bloque que engloba los géneros de ciencia ficción, fantasía y terror, dejando bien claro que son tres géneros independientes y bien diferenciados.

LA CIENCIA FICCIÓN

Según la RAE, la ciencia ficción es un género literario, cuyo contenido se basa en logros científicos y tecnológicos imaginarios. Aunque esta definición se nos queda algo corta, así que voy a acudir a la wikipedia, donde me encuentro con esto:

Ciencia ficción es la denominación de uno de los géneros derivados de la literatura de ficción, junto con la literatura fantástica y la narrativa de terror. Algunos autores estiman que el término es una mala traducción del inglés science fiction y que la correcta es ficción científica. Nacida como género en la década de 1920 (aunque hay obras reconocibles muy anteriores) y exportada posteriormente a otros medios, como el cinematográfico, historietístico y televisivo, tiene un gran auge desde la segunda mitad del siglo xx debido al interés popular acerca del futuro que despertó el espectacular avance tanto científico como tecnológico alcanzado durante todos estos años.
Es un género especulativo que relata acontecimientos posibles desarrollados en un marco imaginario,cuya verosimilitud se fundamenta narrativamente en los campos de las ciencias físicas, naturales y sociales. La acción puede girar en torno a un abanico grande de posibilidades (viajes interestelares, conquista del espacio, consecuencias de una hecatombe terrestre o cósmica, evolución humana a causa de mutaciones, evolución de los robots, realidad virtual, civilizaciones alienígenas, etc.). Esta acción puede tener lugar en un tiempo pasado, presente o futuro, o, incluso, en tiempos alternativos ajenos a la realidad conocida, y tener por escenario espacios físicos (reales o imaginarios, terrestres o extraterrestres) o el espacio interno de la mente. Los personajes son igualmente diversos: a partir del patrón natural humano, recorre y explota modelos antropomórficos hasta desembocar en la creación de entidades artificiales de forma humana (robot, androide, cíborg) o en criaturas no antropomórficas.

Wikipedia

Y fijaos bien en la parte que os he puesto en negrita, puesto que es una definición muchísimo más compleja y a la vez completa, tanto que pronto os daréis cuenta de que las posibilidades son prácticamente infinitas. Puesto que podemos encajar dentro del género obras como 2001: Una Odisea Espacial o el ya famoso Cuento de la Criada, percibiendo entremedio un enorme y amplio espacio en el que crear. El límite es la propia imaginación.

Ahora, para incidir en esa idea de la cantidad de posibilidades que hay, quiero que miréis el siguiente gráfico, como si fuera el campo de juego de la ciencia ficción compuesto por cuatro cuadrantes:

En un extremo tenemos la ciencia ficción dura, aquella que se aposenta en teorías científicas plausibles y verosímiles, y en la que además los detalles técnicos tienen un especial peso en la trama. En el extremo contrario en cambio tendríamos la ciencia ficción más fantástica o blanda, aquella en la que la veromilitud científica no es relevante. Por otro lado podríamos hablar de una ciencia ficción reflexiva, más sesuda, que se centra en la parte moral de los conflictos o problemas generados en la historia, o una ciencia ficción aventuresca, donde lo importante es la acción, la adrenalina y el mero entretenimiento del lector. Como veis, entre esos cuatro extremos, tenéis un campo de juego espectacularmente amplio, quedando claro que la ciencia ficción no tiene porqué ser siempre igual.

Os invito a que penséis en historias de ciencia ficción que conocéis (incluyendo películas) y juguéis a situarlas dentro del gráfico que os he puesto, en uno de los cuatro cuadrantes.

Otro detalle importante cuando hablamos de ciencia ficción es que se trata de un género que es muy fácil de hibridar con otros, llegando al caso de que hoy en día no hay ningún otro género que no se haya hibridado ya con él. Hay incluso novelas de ciencia ficción que se hibridan con el género erótico y con la histórica. Así que no hay límites tampoco en ese sentido. Algunas de estas combinaciones, además, ya se han convertido en subgéneros concretos.

Ciclopeam 4731 por Héctor R. A.

SUBGÉNEROS

Ciencia Ficción Dura:

Aunque antes hemos dicho que era más bien un tipo de ciencia ficción, también está considerada como un subgénero por sus más fieles seguidores, que además suelen ser también muy exigentes. Estas obras se caracterizan por contener un trabajo de documentación científica extremo, donde abundan los detalles técnicos que aportan gran verosimilitud a los avances científicos de los que habla.
Como ejemplo de ciencia ficción dura, os presento a Robert L. Forward, científico que desarrollaba ideas para nuevos métodos de propulsión espacial, que luego eran investigadas por la NASA. Dos obras de ejemplo serían Camelot 30K y El Mundo de Roche.

Ópera Espacial:

Dado que ya he hablado en otra entrada sobre este subgénero, os dejo el enlace: LA ÓPERA ESPACIAL.
Ejemplos de ópera espacial son la Trilogía de Fundación de Isaac Asimov, 2001: una Odisea Espacial de Arthur C. Clarke, Dune de Frank Herbert, La mano izquierda de la oscuridad de Ursula K Le Guin y El despertar del Leviatán de James S. A. Corey . Como veis, las posibilidades son infinitas, tratándose de un género muy variado con inmensas posibilidades, no solo en cuanto a estilo, sino también a tono.

Ciberpunk, Biopunk, Steampunk y otros punk:

Sobre estos subgéneros, que son muchos (y que también son estilos visuales muy concretos), ya he hablado en otra entrada. Así que os dejo el enlace: CIBERPUNK, STEAMPUNK Y OTROS PUNK.
Ejemplos de obras de este tipo podrían ser Carbono Modificado de Richard Morgan, La Estación de la calle Perdido de China Miéville.

Tecnothriller o tecno-thriller:

Cuando se hibrida el thriller con la ciencia ficción emerge este subgénero. En él, las explicaciones científicas deben ser aparentemente lógicas y formar parte del eje central de la trama, ya que muy posiblemente algún ingenio científico sea la clave que provocará el conflicto a resolver. La mayoría de ellas, aunque no es obligatorio ni mucho menos, se suelen ambientar en futuros muy cercanos.

Uno de los padres del tecnothriller es Michael Crichton, con La amenaza de Andrómeda o Parque Jurásico. Aunque también podemos considerar a Tom Clancy como otro de los padres, al menos de lo que se conoce como tecnothriller moderno y/o militar (lo que también se llama ciencia ficción militar), con La caza del submarino ruso (o La caza del Octubre Rojo), así como Operación Rainbow.

Apocalíptica y Postapocalíptica:

Estos subgéneros suelen enfrentar a la humanidad a grandes desastres (en el caso de la apocalíptica), ya sean naturales, astronómicos o incluso alienígenas, así como también a las consecuencias posteriores (en el caso de la postapocalíptica), y la trama central suele rondar alrededor de la supervivencia. No solo se pueden aprovechar para elucubrar sobre un posible fin de la especie humana (aunque podría ambientarse en otros mundos o especies inteligentes), sino también para un éxodo espacial. Y aunque a veces lo importante (en el caso de la apocalíptica sobre todo) parezca el artificio desplegado para la extinción, en realidad suele ser la moralina sobre lo frágil que somos o sobre lo mal que tratamos nuestro hogar. En el caso de la postapocalíptica, suele ser más importante el estudio de la naturaleza humana una vez se la ha empujado a un punto tan extremo.

Como punto aparte, señalo aquí el Género Z, más propio de la literatura de terror y que ya se ha convertido en un subgénero en sí mismo, pero que puede plantearse desde el punto de vista apocalíptico (en mitad de una infección), o en un punto posterior (cuando la infección ya se ha extendido y solo han sobrevivido pequeños grupos).

Varios ejemplos de este apartado pueden ser La guerra de los mundos de H.G. Wells, Soy Leyenda de Richard Matheson, Guerra Mundial Z de Max Brooks y La Carretera de Cormac McCarthy.

Utopía y Distopía:

Estos dos subgéneros son dos caras de la misma moneda, donde se especula con sociedades hipotéticas; sobretodo en su estructura, ordenación y sistema de gobierno. Así como la utopía desarrolla una sociedad en apariencia ideal, la distopía es claramente indeseable con claros elementos negativos.

Poner dos ejemplos es nombrar a los padres de este subgénero. Por un lado tenemos a Un mundo feliz de Aldous Huxley y 1984 de George Orwell, la primera como utopía y la segunda como distopía. Por poner un ejemplo también más moderno, tenemos El cuento de la criada de Margaret Atwood, demostrando que el feminismo también tiene una fuerte cabida en el mundo de la ciencia ficción, usándolo como campo de juego especulativo.

Ucronía:

Dentro del campo de la especulación, es muy divertido coger la historia que conocemos y cambiarla en algún momento cronológico concreto. Básicamente consiste en decir: esto ocurrió de otro modo, y comenzar a suponer cómo se habría desarrollado la historia de suceder eso. Con esta premisa tan básica (aunque nada fácil de aplicar), tenéis la ucronía. Es una realidad alternativa ficticia en la que los hechos se sucedieron de forma diferente a cómo los conocemos. Por poner tres ejemplos de esto, podríamos hablar de la no extinción de los dinosaurios, de la no caída del Imperio Romano o de la victoria de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial.

Y ya que antes hablábamos de híbridos, la ucronía es, nada menos, que un clarísimo híbrido de ciencia ficción con novela histórica. Dado que la documentación histórica es muy importante si se quiere desarrollar una ucronía verosímil, algo vital para que el pacto ficcional con el lector funcione correctamente. También cabe destacar que muchas veces estas ucronías entran en el terreno de otros subgéneros que mencionamos aparte, como por ejemplo el steampunk, los viajes en el tiempo o los multiversos.

Ejemplos de novela ucrónica son: El hombre en el castillo de Philip K. Dick, Roma Eterna de Robert Silverberg y La máquina diferencial de William Gibson y Bruce Sterling.

Viajes en el tiempo y multiversos:

Pongo estos dos subgéneros juntos, porque uno muchas veces suele emanar del otro, al igual que están muy conectados con el subgénero anterior, el de la ucronía. Obviamente es evidente que se iba a usar la ciencia ficción también para especular qué ocurriría si viajábamos en el tiempo. Dada la falta de pruebas científicas evidentes, podemos elucubrar con teorías más conservadoras (en las que no se puede cambiar el pasado o este se corrige a sí mismo), o el clásico efecto mariposa (donde pequeñas modificaciones provocan grandes cambios) o la creación de multiversos, uno por cada decisión tomada o cambio en el pasado. Por no hablar del viaje al futuro, claro, con la consiguiente vuelta al pasado para cambiarlo.

Vamos con unos ejemplos fáciles: La Máquina del Tiempo de H.G. Wells, Rescate en el Tiempo de Michael Crichton y El Fin de la Eternidad de Isaac Asimov. Y ahora diréis: «pero si estos tres autores son repetidos», pues sí…

Ciencia Ficción de Aventuras:

La ciencia ficción también puede servir para mostrar escenarios que arrastren al lector a una gran aventura, que evidentemente entrará en el terreno de la especulación. Este subgénero, en realidad, hoy en día suele hibridarse con los otros, por lo que muchísimas novelas de ciencia ficción entrarían en la etiqueta de aventuras, aunque hablemos de Ópera Espacial o Viajes en el Tiempo.

Como ejemplo, tenemos que nombrar al padre de este subgénero, el famosísimo Julio Verne y algunas de sus obras, que tenían un gran componente de viaje y exploración: Viaje a la Luna, Viaje al centro de la Tierra y 20.000 leguas de viaje submarino. Y sí, he elegido queriendo tres novelas en cuyo título encontramos la palabra «viaje».

Horror Espacial y Horror Cósmico:

Cuando se hibrida el terror con la ciencia ficción se crean subgéneros como estos. Ya sea porque se sucede en el espacio, porque la amenaza viene de fuera del planeta o incluso de otro universo, se enfrenta a los protagonistas al miedo a lo desconocido. Nótese, por poner un ejemplo, que incluso se puede hacer Género Z en una nave espacial. Además, es un subgénero que se ha popularizado muchísimo también fuera de la literatura, como por ejemplo en cine, videojuegos o juegos de rol, por mencionar solo otros medios.

Uno de los padres indiscutibles del horror cósmico es sin duda H.P. Lovecraft y toda la ambientación que se deriva de Los Mitos de Cthulhu. Vamos a poner portadas de varios relatos: Dagón, En las montañas de la locura y El color surgido del espacio.

Ciencia Ficción Pulp:

El término «pulp» se popularizó debido a publicaciones baratas y de escasa calidad material que se centraba en la explotación de la temática morbosa y sensacionalista, normalmente en formato de revista, novela muy corta o incluso cómic. Poco a poco, la cultura pulp se fue refinando, hasta conseguir toda una legión de adeptos que provocó que los autores pudieran ofrecer trabajos mucho más elegantes, sin perder nunca ese toque morboso, y cada vez más numerosos en formato novela corta. En el caso de la ciencia ficción, suele ser muy fantástica y poco verosímil, pero en la que cuyos lectores buscan el entretenimiento y consumo rápido. Pero el pulp puede abarcar el resto de los géneros fantásticos, como la fantasía y el terror, e incluso el noir.

El ejemplo más claro de publicaciones de ciencia ficción pulp es Flash Gordon, del dibujante Alex Raymond.

Superhéroes:

Este es un subgénero de sobras conocido, puesto que se trata de historias protagonizadas por seres humanos con capacidades metahumanas, ya sea de forma natural, por una modificación genética, accidental o gracias a tecnología propia de la ciencia ficción, con el fin de poder jugar con mayor libertad en el campo de la especulación. Este subgénero nació y se popularizó gracias a los cómics, y hoy en día existe toda una potente industria audiovisual que mueve cantidades ingentes de dinero. A pesar de que la presencia en formato literario clásico es escasa, puesto que básicamente lo encontraremos en novela gráfica.

Uno de los considerados mayores genios, es Alan Moore con, por ejemplo, Watchmen y La broma asesina.

Esta entrada podría ser aún más larga de lo que ya es, puesto que existen aún más subgéneros que podríamos rascar si seguimos investigando. Me he centrado en aquellos que considero más habituales o numerosos, pero seguro que podéis pensar en alguno que no haya nombrado. Si es así, podéis ponerlo en comentarios de esta entrada o en el grupo de facebook. Puede que me ayudéis a ampliar el artículo y hacerlo más largo aún.


AULA UNDERGROUND: El Suspense como Género (Policíaca, Novela Negra y otros Subgéneros)

Por David Lorén Bielsa

Hola, queridos seguidores, bienvenidos a otro capítulo de Aula Underground. En esta ocasión, hemos querido hacer una entrada para arrojar algo de luz sobre un tema que suele confundir a algunos lectores: qué es una novela de suspense y qué tipos hay dentro de este género, ya os avisamos, tan amplio.

NOVELA DE SUSPENSE O THRILLER:

También conocida con el anglicismo thriller, podemos definir la novela de suspense como una historia en la que los ingredientes principales son el misterio y la intriga. Así pues, durante la narración se plantea una trama que el lector deberá esforzarse por resolver antes de llegar al final y que puede provocar, por el camino, todo tipo de elucubraciones.

Cabe aclarar que el thriller es un género vasto y que, con el paso de los años, se ha ido ampliando gracias a otros subgéneros de los que hablaremos a continuación, dado que es muy fácil de hibridar con otros géneros (como por ejemplo el terror). Así pues, como padres y madres del suspense, se pueden dar nombres como Edgar Allan Poe, Agatha Christie, Arthur Conan Doyle o John le Carré.

Es importante aclarar que dicho misterio debe tener un importante peso en el estructura narrativa, puesto que debe imponerse a otros géneros con los que pueda estar concursando. Si no es así, no podrá considerarse una novela de suspense aunque tenga algún elemento. Por ejemplo: si la novela trata de una casa en la que están sucediendo ciertos hechos tras la llegada de una niñera y sospechamos que esta podría estar manipulando a la pareja para provocar su separación, podría tratarse de un thriller si esto desemboca en un nudo y desenlace donde esa parte de la trama sea la importante (por ejemplo se descubre que la niñera es una psicópata que pone en peligro las vidas del matrimonio, o esta se trata de otra persona que está usando a la niñera como caballo de troya para cometer un delito contra la intimidad de la familia, etcétera). Ahora bien, si esto solo es una excusa para mostrarnos un drama matrimonial o un trío amoroso, entonces no podremos considerarlo una novela de suspense, sino perteneciente a otro género más acorde al discurrir de la narrativa (drama, romántica, erótica, etc).

Nota sobre «suspenso«: en los países americanos que hablan castellano se refieren a este género como «suspenso». Aunque en España usemos el término como sustantivo habitualmente para referirnos a una calificación que no llega al aprobado en un examen, la RAE ya incluyó esta acepción y, por lo tanto, es válida para referirse a novelas de intriga y misterio.

A continuación nombraremos los subgéneros más conocidos dentro del suspense o thriller, haciendo especial hincapié en aquellos en los que predomine por encima de otros.

POLICÍACA, DETECTIVESCA, CRIMINAL O NOVELA NEGRA:

En este tipo de novelas de suspense los protagonistas suelen ser policías, detectives, periodistas, abogados o cualquier tipo de investigador cuya tarea sea resolver el misterio propuesto en la trama o desmontar un entramado criminal. También puede tratarse de dicho criminal intentando eludir la acción de la justicia o de los investigadores. Sea como fuere, dicha trama tiene que ser intrigante y aspirar a tener un final imprevisible aunque sin que pierda la coherencia con la narrativa y ajustado a los indicios que se hayan dado al lector.

Aunque existen textos antiguos que se podrían adecuar a las características de este género, la mayoría de estudiosos de la literatura coinciden en que se trata de un género joven, que arranca a mediados del siglo XIX, más o menos a la par que la ciencia ficción. Y al igual que esta, en sus inicios fue considerada como un género de categoría inferior. Autores famosos gracias a sus personajes, por mencionar solo algunos ejemplos, y que han pasado a la historia como los padres y madres de este tipo de narrativa son: Agatha Christie (el detective Hercules Poirot), Georges Simenon (el policía Jules Maigret) y Arthur Conan Doyle (el criminalista Sherlock Holmes).

Una variante más moderna de este tipo de narrativa es la conocida como Novela Negra (también conocida como Noir o Hard-Boiled), que ya es reconocida como un subgénero en sí mismo. En ella se intenta incidir en problemas morales o mostrar bajezas humanas, en la mayor parte de las ocasiones con un elevado nivel de conciencia crítica o con una visión algo pesimista de la sociedad. Algunos padres de este subgénero son Carroll John Daly, Dashiell Hammett y Raymond Chandler, aunque es un género muy extendido en todo el mundo y escrita en multitud de idiomas. Por ejemplo, la novela negra española tiene un gran reconocimiento (incluso en catalán), y en los últimos años la novela negra nórdica ha ganado muchísimos adeptos.

Dentro de este tipo de género, aún se puede afinar con otros subgéneros más concretos, dependiendo del tipo de protagonista o según la forma de desarrollar la trama, como por ejemplo:

  • Psicothriller: cuando un personaje psicopático toma un gran protagonismo. En este caso a todos nos viene a la cabeza «El Silencio de los Corderos» escrita por Thomas Harris, creador del famosísimo Hannibal Lecter.
  • Thriller psicológico: en esta variante el campo de la psicología es el que tiene el mayor peso en la trama, usándose para crear la intriga. Puede que el personaje principal padezca algún tipo de transtorno psicológico, por ejemplo, que le dificulte saber si lo que cree saber es o no real. También podría darse el caso de que el protagonista sea un psicólogo tratando de discernir el extraño comportamiento de otros personajes. Como ejemplo moderno está la autora Paula Hawkins.
  • Novela de espionaje: en este subtipo los protagonistas serán espías a las órdenes de sus respectivos gobiernos, o actuando como agentes dobles. Uno de los nombres más famosos del género es John Le Carré.
  • Thriller de acción: cuando se usa la adrenalina como recurso para aumentar la tensión narrativa. Como ejemplo podríamos mencionar al autor Frederick Forsyth o a Dan Brown.
  • Thriller médico: cuando el misterio a resolver es de carácter médico. En este caso es imposible no mencionar al autor Robin Cook.
  • Thriller judicial: en este caso la vía judicial debe tener un importante peso para la trama. Como ejemplo mencionaremos a John Grisham.
  • Thriller político: tal como su nombre indica, la política debe ser el hilo conductor de la intriga. Un autor bastante famoso es Graham Greene.
  • Thriller periodístico: cuando la investigación periodística es el pilar fundamental de la trama. Pondremos un ejemplo español, Jorge Martínez Reverte.

DERIVADOS DEL THRILLER EN CONCURSO CON OTROS GÉNEROS:

Antes ya hemos mencionado que el género de suspense es muy hibridable con otros géneros. En estos casos podremos decir que se trata de un thriller o novela de suspense, pero también podremos asignarla a ese otro género sin problemas. Pondremos algunos tipos de thriller hibridados, donde es indudable que se apoyan para ofrecer un tipo de narrativa de misterio diferente:

  • Thriller sobrenatural: en este caso es cuando se introducen elementos sobrenaturales a la trama, ya sea para acercarla al terreno del terror o a la fantasía. El autor que no podemos no mencionar en este caso es Stephen King.
  • Thriller histórico: cuando la novela debe ser considerada histórica dada la época en el que se ambienta o cuando su trama se sustenta en relevantes datos históricos. Sin duda alguna aquí mencionaremos a Ken Follet, aunque también podemos hablar de Umberto Eco (con su «El nombre de la Rosa»).
  • Thriller erótico: cuando las escenas eróticas son imprescindibles para plantear la intriga. En este estilo, obviamente muy moderno, podríamos nombrar a L.S. Hilton.
  • Tecnothriller: cuando la intriga se sustenta en un avance científico aún propio de la ciencia ficción. Aquí vamos a mencionar sin duda alguna a Michael Crichton.

Espero que esta entrada os haya gustado y os ayude a clasificar mejor las novelas de suspense y los subtipos pertenecientes a este amplio género. Por supuesto, os invitamos a que nos nombréis a autores famosos de los subgéneros que hemos mencionado, o a que nos indiquéis si hay otros subtipos de novela de misterio de los que nos hayamos olvidado.


AULA UNDERGROUND: La Sinopsis

Por David Lorén Bielsa

La sinopsis es, sin duda alguna, una asignatura pendiente de muchísimos escritores independientes. No son pocas las veces que os veo quejaros por lo mal que se os da o lo que os cuesta confeccionarla. Y me basta leer unas cuantas por ahí para encontrar algunas que no cumplen bien su función. El objetivo de esta entrada es facilitaros algunas ideas o conceptos para ayudaros en el futuro en esta tarea tan, en apariencia, simple, como, al mismo tiempo, complicada.

Es una entrada larga, pero creo que valdrá la pena. En primer lugar daré unas pinceladas de qué es una sinopsis y cuál es esa función que cumple. Después daré unos tips de elementos a tener en cuenta o que podéis incluir. Por último, no está de más dar unos ejemplos de varios tipos de sinopsis. Antes que nada, vamos con la definición.

La sinopsis debe ser un texto corto que funciona de gancho al lector sobre la obra a la que hace referencia. Debe ser conciso, atraer y enganchar, porque su función es vender. Si nos fijamos solo en la definición de la RAE, en su punto dos dice: «Exposición general de una materia o asunto, presentados en sus líneas esenciales»; lo que nos sirve. Pero no os fijéis en el punto 3, puesto que añade que es un «sumario o resumen». Jamás conceptuéis la sinopsis como un resumen o habréis fracasado en el intento.

Antes de ponernos a ello, un pequeño añadido. Hay muchos lectores que dicen: «no me leo la sinopsis». Y otros escritores en respuesta añaden: «¿Entonces para qué voy a esforzarme?». Pero hay otros muchos lectores que sí que van a fijarse en ella y a leerla. Al igual que algunos se miran mucho las portadas, otros las reseñas, otros el número de valoraciones, etcétera. Es un elemento más que nos puede servir para vender nuestra novela y que, la mayoría de las veces, vamos a poner en la contraportada de nuestros libros —buen motivo para que no sea extremadamente larga—. Así que os invito a trabajarla bien y darle una buena presencia. Porque, por ejemplo, yo soy de los que descarta leer una novela si su sinopsis es un desastre.

Portada de Héctor R. A.

Redacción:

Una mala redacción de la sinopsis puede provocar —en mi caso sucede— que descarte una novela. La idea es que no me creo que alguien que sea incapaz de montar uno o dos párrafos coherentes y exentos de errores gramaticales pueda escribir un libro entero. Puede sonar duro, pero es así. Por lo tanto, la redacción de la sinopsis debe ser cuidada y correcta.

Una de las decisiones más importantes antes de ponernos es: ¿qué tiempo verbal voy a usar? ¿La escribo en pasado porque la novela está así? ¿Uso el presente? ¿Empiezo en presente y continúo en futuro? La verdad es que cualquiera de estas opciones puede ser válida, mientras mantengamos la coherencia durante toda la sinopsis. Evitar comenzar en presente, por ejemplo, y a mitad redactar en pasado.

También hay que decidir el tipo de narrador. ¿En tercera omnisciente, como en la novela? ¿Puedo usar la primera persona? ¿Puedo romper la cuarta pared y hablarle directamente al lector? Otra vez, todas estas opciones pueden ser válidas. Aunque yo recomiendo ser coherentes con el cotenido de la obra y evitar usar la primera, si está narrada en tercera, etc. Es decir, si uso la primera persona es porque la novela está narrada de esa forma.

A mí el formato que más me gusta es comenzar la sinopsis en presente para presentar la situación inicial, y luego plantar la semilla de lo que va a suceder en futuro, como si lo narrado aún no hubiera ocurrido. Pero esto es lo que yo suelo hacer. Como os digo arriba, todas las opciones son válidas mientras mantengáis la coherencia.

Contenido:

Otra de las grandes preguntas que debemos enfrentar antes de meternos de lleno en la sinopsis. ¿Qué voy a explicar sobre la trama? Aquí hay que tener cuidado para no cometer el error de lo que llamaríamos spoiler. Tened en cuenta que el autor de una obra decide lo que es o no spoiler, claro, y que en el mismo instante que incluyáis algo en la sinopsis dejará de serlo. Pero tenéis que pensar bien qué elementos no queréis desvelar antes de que el lector comience la obra.

Yo recomiendo plantear la situación inicial de la trama —resumir de forma muy breve y algo vaga los dos primeros capítulos introductorios—, pero no ir mucho más allá. Si no, el lector, a medida que se adentre en la parte del desarrollo, tendrá la sensación de que ese argumento ya lo ha leído antes —se lo habremos contado en la sinopsis— y perderemos cualquier factor sorpresa.

Una vez planteado el punto de partida, si creemos que no es suficiente gancho, podemos avanzar algo de lo que sucederá más adelante, pero aquí sí que hay que ser imprecisos. Es decir, nunca lo haremos de una forma textual, con el fin de esquivar el spoiler. Este punto, posiblemente, sea el más complicado de todos, según mi humilde opinión.

Género, Tiempo y Escenario:

Esto es algo que no todos tienen en cuenta antes de ponerse a escribir una sinopsis y me parece algo básico. Muchos dan por hecho que el género de la novela queda identificado de otra forma, pero a mí me encanta que solo leyendo la sinopsis sepa a qué voy a enfrentarme. De la misma forma, me encanta que me plantee en qué tipo de escenario va a transcurrir la trama y cuándo. No puede ocurrir que acabe de leer la sinopsis y no sepa en qué género general encuadrar el libro. Ni que tampoco me haga una idea de si estará ambientada en la época actual o en el mundo real, o si se trata de una tierra fantástica ficticia.

Este tip tiene excepciones, claro. Quizás al escritor le interese ocultar ciertos datos de forma consciente. Quizás no queramos decirles que es género Z, pero sí que es postapocalíptica. Quizás no queramos que sepan que la trama transcurrirá en dos épocas distintas. En ese caso, sin problemas, pero deberíamos saberlo de antemano.

Como digo en el título, es bueno que el lector sepa del género en la misma sinopsis, aunque no lo digamos de forma directa. Basta con introducir ciertos elementos en la explicación. Si hablamos de naves espaciales será evidente que es ciencia ficción, al igual que si introducimos la magia pues a la mente del lector le vendrá la fantasía. También sirve para el romance, el erotismo, y el mismo thriller policíaco. Imaginaos que es un thriller policíaco, pero no se nombra a la policía en toda la sinopsis. ¿No os parecería raro?

También es bueno situarlo en el tiempo. En este sentido, yo tengo la manía de poner el año justo al comienzo de la sinopsis, porque escribo historias ambientadas en el futuro. En novela histórica es evidente que va a ser vital que el lector sepa a qué época hace referencia la trama. Pensad que, si no decís nada, el lector asumirá que estamos en una época actual, y a lo mejor os interesa que el se sitúen en los años 80 —porque queréis venderles algo de nostalgia ochentera—. Aunque también es cierto que en ciertas novelas este dato es totalmente innecesario. Por ejemplo en novelas de fantasía ambientadas en otros mundos que tienen su propia línea temporal, o ciencia ficción ambientada en otras galaxias o mundos lejanos que no usan el calendario terráqueo. En esos casos, solo debéis plantear si queréis informar de la época por si se trata de una saga y ese dato pudiera ser importante para situar al lector libro a libro.

Por último, el escenario también es un dato revelador para el lector. Estoy seguro que a todos les gustaría saber si la trama transcurre en la España rural, en la Alemania nazi, en Chicago, en la estepa siberiana, en un planeta fuera de la Tierra o en un mundo de fantasía no conocido.

Personajes:

Algo muy habitual, aunque no obligatorio, es hablar de los personajes principales. Al igual que los usamos de hilo conductor en el desarrollo de la trama, podemos hacer lo mismo en la sinopsis. Eso sí, recomiendo no pasar de tres o corremos el riesgo de saturar la mente del lector.

Si hemos escrito la novela en primera persona, es coherente hacer la sinopsis de la misma forma y, por lo tanto, que el protagonista se presente en la misma, explicando qué es lo que le pasó o le va a pasar. Unos trazos vagos y tendremos sinopsis.

En el caso de novelas corales, debemos decidir cuántos personajes queremos presentar, para no pasarnos, como decía antes. En este caso podéis separar por párrafos cada personaje —quiénes son y su punto de partida—, para luego aclarar qué tienen que ver entre ellos, o cómo van a interactuar sus tramas.

Gancho:

Uno de los elementos más difíciles de toda la sinopsis es, sin duda, el gancho. Suele ser un párrafo, frase o elemento que debe hacer que el lector se decida a leerla. Puede ser la evidencia de la existencia de un conflicto y de su naturaleza. También puede ser una invitación al lector a adentrarse en el mundo que presentamos. Las opciones son infinitas, pero se trata de una cuestión de marketing y es mejor ponerla hacia el final, para que no pase desapercibida. Que se quede en la mente del lector, que haga poso. Que sea vuestro anzuelo.

Para hablaros de este elemento, dado que yo tampoco soy un experto, es mejor que lo veáis aplicado en los ejemplos que muestro más adelante.

Portada de Héctor R. A.

Lo que nunca debemos hacer:

  • Resumir la novela: esto puede parecer una tontería, pero he leído sinopsis que te explican 2/3 del libro, solo dejando en el aire el desenlace final. Importante que tampoco lo parezca; si nos pasamos desvelando datos sobre la trama, aunque me digáis que luego hay mucha más historia, el lector puede creer que no va haber más que lo que ha leído en la sinopsis y descartar su lectura.
  • Sinopsis largas: hay que aprender a ser concisos y más en estos tiempos en los que la gente tiene prisa. Si la sinopsis es demasiado larga, es posible que dejen de leer al segundo párrafo, así de sencillo. Así pues, hay que evitar alargarse en exceso.
  • No desvelar los giros: esto también puede parecer una tontería, pero si digo que el que todo el mundo cree que es el asesino no es el asesino, luego no puedo pretender que ese dato sea un giro de la trama espectacular. Que se intuya que habrá giros, pero sin dar pistas de los mismos. No hay nada que le siente peor a un thriller que parezca previsible ya en la sinopsis.
  • Exceso de información: es un error habitual que, para que quede claro que estamos ante una trama compleja, facilitar demasiados datos en la sinopsis, lo que puede provocar que resulte confusa o que sature al lector potencial. Seamos comedidos en ese aspecto. Si queremos que parezca compleja, hay que ser más sutiles.
  • Alabar la prosa y la excelencia de su trama: hay personas que confunden una sinopsis con una autorreseña. Es normal poner, tras la sinopsis, alguna información sobre la saga, el autor, etcétera. No hablo de eso. Hablo de frases gancho del tipo «La mejor novela del premio literario», o «¡Te sorprenderá!». Entran ganas de decir: no, no creo que lo haga. Podemos romper la cuarta pared y hablarle al lector —»Déjate arrastrar a un nuevo mundo…»—, pero sin decir «No querrás leer nada más que no sea de este autor». La soberbia debe quedar fuera de la sinopsis, dado que en el mundo de la literatura indie todos sabemos quién redacta la sinopsis: el propio autor.

EJEMPLOS

No podía hacer esta entrada sin mostrar algunos ejemplos de sinopsis propias o de otros autores que me gustan especialmente. En cuanto a las mías, no os lo toméis como autopublicidad, tranquilos, aunque lo parezca. Pero como siempre digo: se debe predicar con el ejemplo.

LOS MUNDOS DEL EMPERADOR: AURYN

Año 3996. Auryn es la mejor asesina del Imperio, actualmente gobernado por el Emperador Máximus. Ha sido contratada para llevar a cabo un trabajo que, sin saberlo de antemano, la hará partícipe de una conspiración para acabar con el Gremio de los Asesinos y puede que con la frágil estabilidad de Los Mundos del Emperador.

Este es un ejemplo de sinopsis corta y concisa, a pesar de ser una novela bastante larga. Eso sí, Auryn es su protagonista indiscutible, tal como muestra la sinopsis.

EL INCIDENTE CRETTA

Año 2587. Cuando Elika Razdan despierta, solo recuerda que es una observadora del Cuerpo Estelar de la República, enviada a estudiar la viabilidad de una colonia minera en el planeta Cretta. Sin embargo, pronto descubrirá, gracias a sus superiores, que toda la colonia ha perecido y ella es la única superviviente de un desastre de proporciones apocalípticas. Por ello, con la ayuda de un dispositivo tecnológico que extraerá sus recuerdos, tendrá que revivir lo sucedido, a la vez que descubre la aterradora verdad que su mente ha bloqueado.

En este caso concreto, tratándose de una novela corta, todo el contenido de la sinopsis es un resumen del prólogo, que ya lo hice de forma que resultara atrayente para el lector. Os dejo enlace al prólogo (que está publicado en formato blog), para que juzguéis vosotros mismos: https://losmundosdelemperador.wordpress.com/2019/01/22/el-incidente-cretta-despertar/

PANDEMÓNIUM DESENCADENADO

Año 1840. El pueblo de Brecon, en Gales, vive atemorizado por la leyenda de un hombre lobo. El joven Markus, el culpable de dichas habladurías, procura esconderse cada luna llena, para que nuevas víctimas no pesen sobre su conciencia. Cuando Elisabeth, su amada, decide seguirle, lo sorprende en mitad de su transformación, y la bestia se lanza tras ella en una persecución que los lleva a ambos a un mundo que no les pertenece, repleto de nuevos y peligrosos monstruos. En un lugar donde nada es lo que parece, fuera de las fronteras de la realidad que conocen, deberán hacer lo imposible para asegurar su supervivencia, mientras el Maestro Supremo —amo y señor de ese dominio— está decidido a darles caza, por motivos que no alcanzan a comprender.

Portada de Héctor R. A.

Aquí otro ejemplo de sinopsis no muy larga, donde presentamos a los dos personajes principales, que el punto de partida es mediados del siglo XIX y pero que luego todo se sucede en un mundo fantástico.

LOS TECNOGUARDIANES

Año 4000. Malas decisiones y planes descabellados, o puede que solo el destino, reunirán en la misma nave a la científica Bjän Sheridan, cuya ambiciosa carrera ha sido truncada, a Ricco Jara, un peligroso convicto, y al teúrgo Esönga, protector de una niña extraordinaria, rumbo a un futuro incierto.
Cegados por sus propias misiones, no percibirán la sombra de una antigua sociedad secreta llamada «Los Tecnoguardianes», cuya resurrección es inevitable. Los tres deberán aprender a asumir sus actos y enfrentarse a las consecuencias, que podrían suponer la semilla de una nueva era.

Aquí tenéis el ejemplo de una sinopsis un poco más compleja, que se corresponde con mi última novela. Como veis, tiene una gran cantidad de elementos, pero queda claro que se trata de una novela coral, futurista-fantástica, y que las tramas de los tres personajes principales convergen hacia un final épico.

Portada de Héctor R. A.

DURMIENTES

20 de abril de 2012. Desde Germania, capital del Reich, la población conmemora la victoria en la Segunda Gran Guerra mientras continúa pendiente de la tensa geopolítica con el imperio japonés.
Mientras tanto, en la base científico-militar de Neuwerk, Martin Löwe, piloto de hipersueño, desobedece una orden expresa y salta en solitario por primera vez al mundo paralelo de Odinthal, poniendo en riesgo el proyecto Durmientes que pretende la hegemonía mundial nazi.
Al otro lado, en el fantástico archipiélago Eden, Malva, capitana de quinturia, despierta angustiada. Los sueños extraños han regresado e incluyen a sin alas.
Los vientos de ambos mundos, fríos como los pensamientos de tiranos, no tardarán en encontrarse.

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Este es un ejemplo de sinopsis profesional, dado que la novela es de editorial tradicional, y que me sirve para mostraros que cumple con absolutamente todos los tips que he mencionado, sin cometer un solo error. Si os fijáis establece el punto de partida —fecha y ciudad—, pero con una situación ucrónica. Presenta a los dos personajes principales, al mismo tiempo que se muestra que se trata de un híbrido entre la ciencia ficción y la fantasía —y la ucronía que comentaba antes—, mostrando un conflicto, precisamente, entre ambos mundos. Por si fuera poco, esa frase final es una muestra del nivel literario del que el autor hace gala, al mismo tiempo que funciona de gancho.

LO QUE ACECHA: LOS DOS GUERREROS ÍBEROS

A Montero, un policía acosado por aterradoras pesadillas, le asignan la investigación del robo de una antigua reliquia en una mansión situada en el norte de Madrid. Sus pesquisas le llevarán a cruzarse con Xoel, un veterano mercenario con un oscuro pasado.
Ambos descubrirán que fuerzas muy poderosas que se habían creído extintas han despertado de su letargo, y que sus objetivos ponen en juego la supervivencia misma de la humanidad.
Lugares tan distantes como Moscú, Irak, Madrid o Cádiz parecen estar relacionados por un siniestro hilo conductor que llevará a los protagonistas a descubrir lo que se esconde entre las sombras.

Esta sinopsis me enamoró desde el primer momento que la leí. No solo presenta a los dos personajes principales de forma breve, sino que se vislumbra el terror lovecraftiano del que va cargada, sin decirlo. Lo que decía de la sutileza.

EL CASO COLMILLITOS

Me llamo Álex Torres y soy periodista. Mi especialidad son los asuntos que vosotros, la gente de a pie, se toma a broma o calificaría de pseudoperiodismo. Aunque de eso nada.
El caso Colmillitos fue mi primera aventura: un viaje al submundo oculto en Madrid que revolvería asuntos de mi pasado que ni mucho menos tenía olvidados, me obligaría a enfrentarme a gente poderosa, a jugarme el pellejo varias veces y a demostrar que mi flor en el culo sigue intacta.
Esto no es un thriller sobrenatural al uso, ni siquiera una historia de vampiros; es mi jodida historia.
Así fue como pasaron las cosas o, al menos, así las recuerdo…

Este es un ejemplo de sinopsis en primera persona, narrada por el protagonista de la novela, que establece las bases y género de lo que se va a leer, así como alguna píldora de la peculiar personalidad del narrador.

Y con esto termino esta entrada sobre las Sinopsis. Si creéis que me he dejado elementos que sería bueno aclarar o introducir, no dudéis en comentarlo y siempre se puede arreglar. Aquellos que odiéis redactarlas, os invito a volver a probar después de hacer caso a los tips que os marco; veréis que os salen de forma mucho más fácil y natural. Espero que os sirva de algo en el futuro.


AULA UNDERGROUND: Tipos de Narradores

Por David Lorén Bielsa

Cuando uno se enfrenta a un nuevo escrito literario, lo hace también a una decisión crucial: el tipo de narrador que va a conducir el texto. Me refiero a algo tan básico e importante como decidir si la historia será narrada en primera, segunda o tercera persona.

¿Por qué es tan trascendental esta decisión? Enseguida os lo explico, pero, básicamente, es porque, una vez hayamos comenzado a plasmar sobre papel lo que queremos contar, cambiar el tipo de narrador será una tarea ardua y compleja. Es decir, esa decisión marcará todo el texto y, en caso de querer rectificar, deberíamos modificar todo lo que ya llevemos escrito.

Es por ello que, para tomar la decisión correcta, debemos tener claro qué ventajas y desventajas tiene cada tipo de narrador. Si cometemos un error fatal en este aspecto, podemos cargarnos todos los planes que tuviéramos. Nuestra historia podría ser un fiasco o no transmitir lo que deseamos.

Paso a explicar los tres narradores básicos. Pero aviso, dentro de cada tipo hay diferentes subtipos, de los que hoy no hablaré con detalle, porque si no la entrada sería eterna.

Narrador en 1a Persona

La voz de la narración se sitúa en primera persona. Es la historia explicada por alguien que la ha vivido como protagonista —lo más habitual—, porque ha sido testigo directo o, simplemente, porque se la han contado.

En general, habréis oído que este tipo de narrador es algo limitado, y esto es debido a que esta voz no puede explicar nada que no sepa. Este es un aspecto que un buen escritor deberá tener muy en cuenta a la hora de establecer la escaleta básica. Por tanto, la historia estará siempre de alguna forma sesgada.

CrettaDigitalDesfiladero

Esto no es necesariamente malo y también tiene su lado positivo. Por ejemplo, nos permite establecer el foco de forma directa en el personaje protagonista, por lo que al lector le será muy fácil identificarse o empatizar con él. El hecho de contar la historia de forma sesgada, también podemos aprovecharlo para ocultar datos vitales al lector y hacer que las sorpresas argumentales sean más impactantes, puesto que el lector descubrirá la información al mismo tiempo que el narrador.

pandemonium desencadenado digital definitiva (desaturada)

Otro de los aspectos negativos que tiene la narración en primera persona, sobre todo si usamos el tiempo verbal en pasado, es que enseguida nos daremos cuenta de que si el protagonista nos lo está explicando es que está vivo. A no ser que estemos haciendo una historia con elementos sobrenaturales y nos guardemos el as en la manga de que al final se descubra que el narrador está muerto, eso nos limita un poco a la hora de poner en verdaderos aprietos al protagonista. Es evidente que, por mucho que podamos enfrentarlo a la muerte cada cinco páginas, el lector sabe que saldrá airoso. Hay una forma de aumentar la tensión en ese aspecto y es modificar el tiempo verbal al presente.  En mi novela corta El Incidente Cretta, un tecnothriller futurista, experimenté con una narración en primera persona y tiempo presente, lo que aumentó la sensación de adrenalina y acción. En Pandemónium Desencadenado, también corta, repetí la experiencia, pero en aquella ocasión añadí una segunda voz; es decir, que hay dos protagonistas que cuentan su historia de forma paralela, permitiendo una visión mucha más completa que con una sola.

AlmasErrantes

Y siguiendo esta premisa, este tipo de narrador nos permite ir más allá. Seguro que alguno ya ha supuesto de forma errónea que es imposible, por tanto, escribir una novela coral en primera persona. Pero el escritor J.L Prieto es un ejemplo de que sí se puede. En su ópera prima, Almas Errantes: La Elección, hay varios personajes que narran la historia en primera persona del presente —con lo que desconocemos su destino—, cada uno en su propio capítulo y con su propia voz y estilo.

LasPuertasdelInfierno

El escritor Samir Dabian Guerra también experimentó con esta idea en su saga Lo que Acecha. Aunque en la segunda parte, Las Puertas del Infierno, fue más allá y en un momento de la historia modifica el tipo de narrador de primera —a través de varios personajes diferentes—, a tercera persona, siguiento así hasta el final. Alguien podría suponer que esto está prohibido o que no se puede hacer, pero si se implementa de forma correcta, puede ser un gran acierto si se hace en el momento oportuno.

Otro ejemplo de combinación de ambos tipos de narradores, en 1a y 3a, lo encontramos en la saga ¿Tú me ves? de Gemma Herrero Virto —experta en jugar con los narradores y tiempos verbales—; que usa la primera persona para darle voz a la protagonista y así poder vivir la historia desde su perspectiva, pero la tercera en los capítulos protagonizados por otros personajes. Así, además, puede ofrecer escenas de terror con secundarios, con el foco puesto en ellos, para aumentar la tensión y dar una historia con todas las aristas posibles, sin que puedan criticarle en ningún caso que es sesgada o limitada. En este caso, hibrida y combina las virtudes de ambos tipos de narrador y le permite anular los defectos inherentes a cada tipo.

A pesar de todo lo explicado antes, la primera persona me parece un narrador ideal para relatos o novelas cortas, donde no es necesario desarrollar, por tanto, demasiados personajes. Pero os invito a experimentar los formatos y combinaciones que he mencionado. Que nada os limite.

Narrador en 2a persona

Consiste en conseguir que el lector sea el protagonista de la historia, llevándolo de la mano por la narración, como si él fuera el que está viviéndolo todo. Esta forma es ideal para las aventuras del estilo elige tu propia aventura y librojuegos.

La parte negativa es que tenemos que despersonalizar al protagonista y arrebatarle algo tan básico, por ejemplo, como el género, para que el lector se vea inmerso en la lectura de la forma más óptima posible. En ese sentido incluso le podemos dar libertad para crear su propio personaje, pero el texto posterior no podrá tener en cuenta estos elementos tan aleatorios.

Sobre los librojuegos para un solo jugador, cabe decir que se están poniendo de moda. Podríamos decir que es la evolución lógica de los de elige tu propia aventura, y están basados en el concepto de juegos de rol. David Velasco es uno de los grandes valedores actuales de esta forma de narración, con sus sagas de librojuegos Expediente Anunnaki y Héroes del Acero.

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Narrador en 3a persona

Llegamos a la madre y padre de todos los narradores, el más famoso y usado de todos ellos: la tercera persona. Hay dos formas bastante básicas de usarla: a través del narrador omnisciente —seguro que lo habéis oído mucho— o el que yo llamo el cronista, que no suele ser partícipe de la acción.

En el último caso es muy importante que, como he dicho, el cronista no salga en ninguna parte de la historia, puesto que entonces no tendría sentido que la narración no fuera en primera persona. Aunque de todas formas, se puede hacer. En este caso concreto, el del cronista, hay que tener en cuenta que la narración también podría estar sesgada y limitada por los conocimientos del narrador.

En caso de usar el narrador omnisciente, siéntete con poder de saberlo todo cuando expliques la historia. Puedes dar cuántos detalles quieras del mundo, o de lo que está sucediendo. Eso sí, y esto es muy importante, este tipo de voz no debería dejar opiniones personales o especulativas. Lo sabe todo, a ciencia cierta, y si no cuenta algo es porque no quiere. Pero jamás debe opinar ni especular.

Para salvar este escollo puedes poner la acción en el foco de un protagonista, claro, y, aunque narres en tercera persona, puedes dar detalles de lo que piensa u opina el personaje sobre el que está puesto el foco. A pesar de esto, se recomienda aclarar cuándo se trata de un pensamiento y es mejor incluirlo entre comillas angulares «».

Ejemplo: 

—Aunque hay una cosa que no me ha quedado clara —siguió Filippo—. La comadrona, dada la gravedad de la situación de su esposa, se olvidó de registrar la hora exacta del nacimiento de su hija. Así que no he podido comparar ese dato con los registros estelares del yate. ¿El nacimiento de Gabriela, se sucedió antes o después de atravesar el Disco Estelar?

«¡Lo sabe!», pensó Esönga. Filippo era mucho más listo de lo que había supuesto en un principio y aquella pregunta era una auténtica flecha envenenada. La Iglesia prohibía de una manera clara y taxativa los partos durante los saltos estelares.

El segundo párrafo comienza con un pensamiento del protagonista. En cuanto el narrador —omnisciente en este caso— deja claro qué ha sido lo que ha pensado Esönga; continúa con la historia, aunque manteniendo el foco puesto en él.

Sobre esto que comento del poner el foco en un único personaje, narrando en tercera persona omnisciente, hay que tener algo en cuenta. Yo antes cometía un error muy básico, y era cambiar continuamente de foco dentro de la misma escena cuando tenía muchos personajes en ella. Esto es peligroso, puesto que puede hacer que el lector se pierda ante tanto cambio de plano. En una misma escena es recomendable mantener el foco en un mismo personaje y, si decidimos cambiar el foco, yo recomiendo cambiar también la escena. Esto facilita mucho la lectura.

durmientes-de-juan-antonio-oliva-ostos

Por supuesto, si queremos hacer una novela coral con muchos personajes principales, este es el mejor tipo de narración. Basta con ir cambiando el foco de sitio a cada capítulo; algo ideal para esas historias en las que el lector debe resolver un complicado puzle con las piezas que le damos. Un clarísimo y espectacular ejemplo de esto es Durmientes de Juan Antonio Oliva Ostos, de Dilatando Mentes Editorial. A pesar de la gran cantidad de personajes protagonistas que introduce, es capaz de ir tejiendo la historia con acertadísimos cambios de foco en los momentos precisos e intercalando capítulos protagonizados por cada uno, llevando al lector de la mano con un narrador omnisciente. Por no hablar de las escenas de acción, cambiando el foco con maestría para aumentar la tensión.

Y hasta aquí la entrada de hoy. Espero que haya sido de vuestro agrado. Como veis, podría extenderme más, pero he querido dar unos trazos básicos sobre los tipos de narradores. Este es un tema que en los cursos de literatura se puede dar de forma más amplia, porque dentro de los tipos de los que he hablado existen más subtipos.


AULA UNDERGROUND: La Literatura Fantástica (Ciencia Ficción, Fantasía y Terror)

Por David Lorén Bielsa

Una de mis tareas en este blog consistirá en hacer reseñas de libros de los géneros que adoro, así como tratar dichos géneros. Aunque la ciencia ficción sea mi preferido, quiero hablaros hoy de lo que se conoce como literatura fantástica, que incluye los géneros de ciencia ficción, fantasía y terror.

Antes que nada, debo aclarar que no pretendo asentar cátedra con este artículo. En realidad, si visitáis blogs literarios de opinión o hacéis talleres de escritura, descubriréis que ni siquiera los aficionados nos ponemos de acuerdo al cien por cien con las clasificaciones de los géneros. Y en las páginas más oficiales de editoriales o plataformas de venta, tampoco. Así pues, tomadlo como una opinión personal, eso es todo. Al fin y al cabo, esta necesidad de etiquetar y clasificar las novelas se debe solo a que hay lectores que necesitan una ayuda antes de lanzarse a por ellas. Es decir, que quieren saber qué estilo de historia van a leer. Más allá de ello, pronto descubriréis que ya existen docenas de subgéneros reconocidos —me atrevo a decir que ya debe haber un centenar—, y que a veces esta necesidad de inventárselos roza lo obsesivo.

Lo que yo llamo literatura fantástica se compone de historias que se suceden en épocas inexistentes, en lugares imposibles o con ambientaciones no realistas. Por lo tanto, es un bloque inmenso, en el que se incluyen los tres grandes géneros correspondientes a la ciencia ficción, la fantasía y el terror. El orden en el que pongo esta clasificación no es casual, puesto que es habitual que estos géneros se hibriden entre sí, o que haya elementos de dos o de los tres en la misma historia. En ese caso, como género principal lo habitual es escogerlo de izquierda a derecha. Es decir, si hay elementos de ciencia ficción y de fantasía, por ejemplo, podremos decir que la novela es de ciencia ficción.

Una aclaración al respecto, para evitar malentendidos. Cuando hablo de literatura fantástica, no me refiero al género de la fantasía. Lo de literatura fantástica es un bloque literario que aglutina tres grandes géneros (la ciencia ficción, la fantasía y el terror). Por lo tanto, la ciencia ficción no es un subgénero de la fantasía —que ya os veo venir—.

CIENCIA FICCIÓN

En otro artículo ya hablaré de forma más extensa de este género y de los subgéneros que podemos encontrar. Por el momento, basta con decir que se trata de historias en las que se incluyen elementos científicos inexistentes en la actualidad —por muy realistas que puedan parecer—, o que aún no se pueden aplicar. Naves espaciales, viajes en el tiempo, especies alienígenas, inteligencias artificiales y un etcétera tan largo que es, a la práctica, imposible de enumerar en un solo artículo.

Es costumbre creer que la ciencia ficción solo pueden ser novelas futuristas. Pero en realidad, podría ser «hace mucho tiempo en una galaxia muy lejana». ¿Os suena? Pero podemos ambientarla en la actualidad y seguiría siendo ciencia ficción si elegimos bien los elementos. O incluso en el pasado, ya sea porque cojamos una época histórica anterior y planteemos una ucronía en la que han conseguido un avance tecnológico concreto. O puede que la escribieran hace mucho, ambientada en aquella época, y la estemos leyendo ahora, como por ejemplo «De la Tierra a la Luna», de Julio Verne.

Como decía antes, es muy habitual que se hibride la ciencia ficción con otros géneros. No es tan raro incluir elementos fantásticos e incluso de terror. En esos casos recomiendo mantener la clasificación de ciencia ficción, aunque no está de más aclarar que se trata de un híbrido, para que el lector tenga en cuenta todos los elementos que va a encontrar.

En este sentido, cabe aclarar que hay lectores que consideran que la ciencia ficción solo se corresponde con la que yo llamo «dura», pero, según mi humilde opinión, es una visión muy limitada. En este caso, estos lectores aseguran que el resto de novelas deben incluirse solo como fantasía. Yo estoy en contra de esta clasificación, porque considero que la ciencia ficción es mucho más amplia.

Otro día os hablaré más sobre este tema, pero considero que, a pesar de la cantidad de subgéneros posibles, hay varios tipos básicos de ciencia ficción, pero ya desarrollaré ese asunto más adelante.

FANTASÍA

Un género de sobras conocido que comúnmente se relaciona con las ambientaciones tolkianas. Al igual que ocurre con la ciencia ficción, es un género tan amplio que en los últimos años se ha hecho necesaria la clasificación de nuevos subgéneros.

La fantasía épica —la más conocida—, urbana, oscura y juvenil, son solo algunos ejemplos de lo mucho que puede ofrecer. La magia —o una energía que sustente el universo y que no podamos clasificar como científica— suele ser la base más habitual en el que se aposenta, pero no es la única opción, ni mucho menos.

Desde tierras desconocidas repletas de seres fantásticos, submundos ocultos en una gran ciudad, la eterna lucha entre ángeles y demonios, es un género que algunos lectores suelen despreciar al considerarlo de segunda clase. Por suerte, la tendencia en cuanto a la aceptación de la fantasía es al alza. Ha pasado, en unas pocas décadas, de ser algo exclusivo de los nerds, a ser un género muy escrito y leído por todos los géneros y edades, hasta el punto de que hay ambientaciones que ya se consideran mainstream —véase aficionados de Juego de Tronos, por ejemplo—.

Al igual que ocurre con la ciencia ficción, en la fantasía es muy importante el worldbuilding —el mundo que lo sostendrá todo—. Aunque hay tendencia a creer que el pacto ficcional entre lector y escritor es fácil de establecer cuando hablamos de fantasía, no es cierto. La coherencia del mundo debe ser absoluta o nadie se creerá lo que está leyendo.

TERROR

Vamos con el último género de este gran bloque. Aquí se encajan las historias de origen sobrenatural y paranormal. Aunque también se puede prescindir de cualquier elemento fantástico, como por ejemplo ocurre en un psicothriller del tipo slasher —un psicópata que mata mucho y de forma sangrienta—.

Aunque hay una cierta tendencia a incluir todos los thrillers dentro de esta categoría, yo solo lo hago con aquellas historias cuyo objetivo sea arrastrar al lector a un mundo de terror. Es decir, un thriller policial donde se investigan los crímenes de un asesino en serie, si no hay escenas que podríamos considerar de terror, no puedo incluirlo en este género, así de sencillo. Por lo tanto quedaría fuera de la literatura fantástica.

Pero, como decía en los casos anteriores, la casuística es muy amplia. En el terror también podemos encontrarnos con muchísimos subgéneros, algunos de ellos muy raros y en los que intentaré ahondar en otro artículo.


Llegados al final, la idea de este artículo es que aquellos que abráis vuestra mente, porque el bloque fantástico es enorme y estoy seguro de que, incluso los que no soléis leerlo, recordáis muchas novelas que os gustaron y que ahora veis que pertenecen a él. Y como os decía, es sumamente fácil hibridar estos tres géneros, creando subgéneros con aspecto de novedosos —aunque en realidad no lo sean—.

Os pondré unos ejemplos sencillos. Si mezclamos ciencia ficción con fantasía, podemos crear una historia de ópera espacial fantástica —mi especialidad—. ¿Fantasía y terror? Pues ahí está una de estilo grimdark. ¿CiFi y terror? ¿A alguien le suena «Alien»? A eso se le conoce como horror espacial. Las posibilidades son muchas y os aseguro que no está todo inventado.

Por no hablar de que también podemos hibridar la literatura fantástica, con géneros que no pertenecen a él. ¿Ciencia ficción y novela negra?, por supuesto. ¿Fantasía y romántica?, claro que sí. ¿Fantasía histórica???, sí, por supuesto. En estos casos, predominará la clasificación perteneciente a la literatura fantástica a la hora de clasificar la obra.

Sé que este artículo, ahora mismo, se os antojará algo escueto y limitado, pero en los próximos hablaremos de todos esos subgéneros, ahondando en cada género de una forma más amplia. Esto ha sido solo un pequeño aperitivo para ir abriendo boca.

Artículo publicado originalmente en https://enclaveliteraria.wordpress.com/


AULA UNDERGROUND: Edición, Coedición y Autoedición

Por Samir Dabian Guerra


Imagina que tienes tu manuscrito terminado. Habéis estado meses dándole a la tecla o al bolígrafo y tenéis a nuestro nuevo bebé. Le habéis sacado el DNI para demostrar que es solo vuestro; y ahora solo hace falta vestirle, ponerle un lacito y venderlo en el mercado. (Ya no me siento tan a gusto con la metáfora del bebé).

¿Qué opciones tengo?
Puedo mandarlo a una editorial (o probablemente varias). Tengo la suerte de que me responde y me ofrece un contrato de edición o uno de coedición. Hay otra que contacta conmigo, pero investigo un poco y resulta que es una pseudoeditorial. Y en las redes sociales me dicen que lo mejor es la autoedición.

¿Pero de qué me estás hablando? ¿Edición, coedición, pseudoedición, autoedición?

EDICIÓN

Una editorial va a correr con todos los gastos de tu libro, a cambio de un porcentaje de tus ventas. Añádele a ese porcentaje otro para la librería y otro para la imprenta, por lo que puedes imaginar lo que te queda a ti. Pista: suele ser un 10% del precio de venta al público. Ojo, pierdes el control de todos, TODOS, los aspectos de la comercialización y la edición. Es la editorial la que tiene la última palabra para las todas decisiones mientras dure el contrato.

COEDICIÓN

Los gastos se comparten entre el escritor y editorial. Te van a ofrecer la impresión, el trámite de ISBN, la promoción, la distribución en librerías y la venta en su catálogo de libros online. Pero la portada, la maquetación y la corrección te la cobrarán aparte. Además, que adelantarás un dineral por la impresión de un número de libros que a lo mejor te comes con patatas.

PSEUDOEDITORIALES

Van de editoriales y ni tienen CIF. Lo que ofrecen son servicios de portadas, corrección y maquetación, además de publicarlo en Amazon y/o en otras librerías online, pero ni son editoriales ni nada. Además, encima se quedan con parte de tus regalías. ¡No me jodas! Pero si se hacen llamar Editorial XX dan una pátina de credibilidad, ¿no?

AUTOEDICIÓN

El yo me lo guiso, yo me lo como de la publicación. Tú te encargas de todo. Puedes contratar portadistas, correctores, maquetadores (eso es dar servicios de edición, pero no son editoriales), pero el control y los beneficios son tuyos.

Ahora que tenéis la información, es vuestra elección.

Bueno, pues eso es todo, amigos. Espero que os haya resultado útil la lección de hoy. Os esperamos en el siguiente artículo de Aula Underground.

Nota: Este artículo se publicó originariamente en el blog del Grupo LLEC


AULA UNDERGROUND: La Ópera Espacial

Por David Lorén Bielsa

Seguimos con los artículos de Aula Undergroung. Era indudable que tarde o temprano tendría que hablar sobre mi género preferido, aquel en el que estoy desarrollando mi universo principal. Me refiero a la Ópera Espacial, también conocida como aventura espacial, epopeya espacial, novela espacial y opereta espacial, y todo lo que lleve espacial en el apellido.

¿Y cuál es la característica especial” para que sea considerada ópera “espacial”? Fácil: que haya, valga la redundancia, mucho espacio en el que perderse. Y ahora, hecha la gracieta, permitirme que os lo explique con mis propias palabras.

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Forgotten Realms de Héctor R. A.

La ópera espacial es una aventura que transcurre en entornos espaciales o en univesos donde se puede viajar de un planeta a otro gracias a avanzada tecnología (habitualmente naves espaciales, aunque hay excepciones). La gran mayoría de estas obras tienen pues esa sensación de viaje interestelar, donde los protagonistas van a poder recorrer grandes distancias, a la vez que deben enfrentarse a verdaderos desafíos. Las tramas pueden ir desde algo extremadamente científico como salvar al planeta de un desastre de proporciones astronómicas, bélicas como enfrentarse a toda una especie alienígena, políticas como mediar en un conflicto entre varias organizaciones galácticas, la mera supervivencia al más puro estilo náufrago, o puede que la simple exploración espacial, y un largo etcétera imposible de enumerar. Es un género pues muy muy amplio y que ofrece muchísimas más posibilidades de lo que mucha gente cree.

Yo distingo dos tipos básicos de ópera espacial: la dura (o hard) y la fantástica. La primera se corresponde, como era de esperar, a la ciencia ficción dura, y debe poseer una base científica sólida en la que se apoya la avanzadísima tecnología que permiten los viajes estelares; aparte de que la trama principal es recomendable que se asiente en algún tipo de avance o tesitura tecnológica, o en algún evento astronómico bien documentado. En la fantástica, esa base científica ya no es tan necesaria y puede quedar relegada en un segundo plano, en beneficio del desarrollo de tramas más “aventurescas”, pudiendo incorporar también elementos fantásticos sin que la historia parezca inverosímil.

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Ciclopeam de Héctor R. A.

Un ejemplo reciente de ópera espacial dura es la saga The Expanse de James S.A. Corey, que se inició con “El Despertar del Leviatán”. Otro escritor, con el que aprendí las peculiaridades de este género durante mi juventud, fue Robert L. Forward, científico de la NASA al que le gustaba escribir epopeyas científicas futuristas, como por ejemplo “El Mundo de Roche” o “Camelot 30K”. Es un género bastante exigente, pero en el que destacan grandes escritores como el chino Liu Cixin y su saga “El Problema de los Tres Cuerpos”.

Y antes de que me preguntéis si Isaac Asimov se puede considerar escritor de ciencia ficción dura, la respuesta es un sí rotundo. Por algo es considerado un «divulgador científico»; no es por casualidad que asentara las reglas de la robótica, con las que aún hoy en día trabajamos muchos escritores. Además, su saga Fundación es, indudablemente, ópera espacial.

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Ilustraciones inspiradas en la Saga Fundación de Isaac Asimov

En cuanto a la ópera espacial fantástica, no tan exigente como la anterior, fue la saga “Star Wars” quien la puso de moda. En la literatura, aunque hay muchos ejemplos, no llama tanto la atención, puesto que los lectores habituados a la ciencia ficción suelen preferir el subgénero anterior. Y también los escritores, que desean que se les incluya en el primero, aunque yo crea que solo debería de estar restringido a obras muy bien documentadas. En este lugar los protagonistas principales suelen enmarcarse en el arquetipo de héroe-villano y enfrentarse en grandes desafíos.

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Ciudad 02 de Héctor R. A.

A mí por ejemplo me encanta que me incluyan en este subgénero, puesto que entiendo que yo no priorizo una base científica sólida, pero en cambio prefiero que ese trabajo extra se note en la creación del worldbuilding. Es decir, se crea un universo amplio repleto de facciones, planetas y, por lo tanto, posibles tramas y subtramas que se pueden entrelazar con facilidad para llegar hasta un final épico.

Y esta es para mí la característica principal que debería cuidar todo aquel que desee adentrarse en el mundillo de la ópera espacial, incluso por delante de la verosimilitud científica: la creación del universo que va a sostener la trama. Ese worldbuilding es esencial, no solo para la historia en curso, sino para tener esa sensación de increíble épica que toda ópera espacial debe poseer. Una vez dentro, uno puede desarrollar todos los tipos de tramas que le puedan venir a la mente, aunque sean más típicas de otros géneros, como por ejemplo western, caballeresco y un largo etcétera.

la esfinge
La Esfinge de Héctor R. A.

Una recomendación que sí que hago, sobre todo en la fantástica, es la creación de preciosos o extraterrestres entornos en los que perderse. Los escenarios ignotos ofrecen una maravillosa sensación de exploración e imbuyen en el lector la idea de que los personajes se adentran siempre en lo desconocido, sin tener que aclararlo constantemente. Aquí, la habilidad del escritor es vital para ofrecer descripciones detalladas sin caer en lo barroco y sin que rompan el ritmo narrativo en mitad de una escena de aventuras.

Si alguien quiere adentrarse en la escritura de una ópera espacial, pero tiene dudas sobre cómo encarar alguna cuestión, puede preguntarme en el grupo para recibir recomendaciones más concretas.

La caída de Ciclopeam de Héctor R. A.