Comentario/reseña de «WILL OF THE PEOPLE» de Muse

Por JL Prieto

La pandemia postergó numerosos trabajos, entre ellos el que hoy vamos nos ocupa. Uno de los más esperados de este 2022 es este Will Of The People de Muse. Y no lo digo yo, basta con mirar cualquier web, lista, para encontrar entre ellos el noveno trabajo de estudio de la banda formada por Matt Bellamy (voz, guitarra y teclados), Chris Wolstenholme (bajo) y Dominic Howard (batería).

Will Of The People viene a suceder al controvertido Simulation Theory (2018), que no contentó ni a crítica ni a público. Esto último me ha hecho elaborar una lista de diferentes discos vilipendiados por crítica y/o público, bajo el subtítulo: ¿de verdad fue para tanto? Atentos a próximas entregas en esta misma sección.

El problema con Muse es el de otras muchas bandas, cada nuevo lanzamiento se espera otro Origin Of Symetry (2001) o un nuevo disco en la dirección de Absolution (2003) o Black Holes and Revelations (2006), lo cual es un error. La mayor parte de las bandas componen su obra cumbre en sus primeros tres o cuatro trabajos, aunque excepciones las hay. Si a eso añadimos que Muse es una de esas formaciones que no se han cansado de experimentar con su sonido, difícilmente vamos a encontrar un nuevo lanzamiento en esa dirección.

Desde la publicación de The 2nd Law (2012), algunos van más atrás, a The Resistence (2009), es difícil encontrar alguna canción destacada más allá de los singles de turno. No estoy de acuerdo con esta apreciación, pero para gustos los colores. Simulation Theory fue un desastre a nivel de ventas, no así de público, haciendo de los de Teignmouth, Devon, Inglaterra, Reino Unido, una de las bandas preferidas para ver en directo. Mientras otras muchas otras bandas, que cuentan con el respaldo de las radio fórmulas, a penas logran congregar a un nutrido número de personas en salas de mediana capacidad, Muse revienta las taquillas de grandes estadios. Al César lo que es del César. A título personal son una de las pocas bandas que han conseguido emocionarme (hasta hacerme llorar) en vivo. Pero yo ya tengo el culo pelado, y no seré yo el que diga que sus últimos trabajos han mermado en cuanto a creatividad.

Tras el fiasco de su octavo trabajo de estudio, la compañía discográfica les propuso elaborar un «Grandes Hits» con algún tema nuevo. Bellamy y los suyos se negaron, prefiriendo realizar diez nuevos temas, que bien pueden ser un resumen de toda su trayectoria. De hecho, esta fue la premisa a la hora de enfrentarse a este nuevo disco de estudio. No se vosotros, pero yo prefiero escuchar algo nuevo. Para un «Grandes Exitos» prefiero tirar de una play list.

A continuación vamos a hacer un breve comentario de cada uno de los diez temas que forman parte de este Will Of The People, que tanto está dando de hablar desde su publicación el pasado 26 de Agosto. Los dos bandos enfrentados, aquellos que adoran a Muse incondicionalmente como los haters, tienen razones para sus argumentos.

Will Of The People

La cosa empieza mal, pero que muy mal. Me cuesta aceptar que una banda tan creativa que ha compuesto temas como «Muscle Museum», «New Born», «Plug in Baby», «Hysteria» o «Starlight» hayan recurrido al plagio más descarado. El coro con el que se inicia es un calco del «The Beautiful People» de Marilyn Manson. Pero la cosa no queda ahí, el fraseo de las estrofas me recuerda a aquel «American Idiot» de Green Day. Por supuesto, todo esto pasado por el filtro de Muse. Si no es uno de los peores temas de toda su discografía cerca andará. La letra de esta canción resumen un poco el resto de temas. Nada nuevo tampoco: el mundo en el que vivimos da asco (nada más hace falta mirar los telediarios), está en nuestras manos poner remedio a esto. Un mensaje que nos lleva a su disco The Resistence y a otros muchos temas a lo largo de su legado.

Compliance

He de ser justo, la primera vez que escuché el tema me dejó un bajón a la par que su predecesor, pero por razones bien distintas. Con el paso del tiempo, y tras numerosas escuchas (algo esencial a la hora de enfrentarse a cualquier trabajo de Muse) ha ganado enteros hasta convertirse en una de mis favoritas de este nuevo disco. El tema abre con unos sintetizadores New Wave que quitan el hipo. No hubiera desentonado (para nada) en un capítulo de Strangers Things. Podría haber formado parte del mencionado Similation Theory e, incluso, de The 2nd Law. En cualquier caso es un tema muy simple para lo que Muse nos tiene acostumbrados. Mención especial para el bajo de Chris, extraordinario como suele ser habitual en él. Lo mismo podría decirse de Dominic, que sin ser el mejor batería en cuanto a técnica, le imprime a cada tema lo que necesita; sin añadidos superfluos.

Liberation

Para muchos el peor de todo el conjunto, no puedo estar menos de acuerdo. El tema inicia como aquel «Neutroan Star Collision Love Is Forever» con el que colaboraron en la B.S.O. de Eclipse (de la saga Crepúsculo). Pero mientras aquella canción se desarrolla como una balada, este «Liberation» se convierte en un tema épico, que bien podrían haber firmado los mismísimos Queen. Que Bellamy es un gran fan de Freddie Mercury no es ningún secreto. Aquellos que odian los falsetes, mejor pasar al siguiente tema, porque aquí hay unos cuantos (pero de calidad). Pese a la referencia a Queen, aquí no veo una copia descarada, sino un homenaje en toda regla.

Won´t Stand Down

Este fue el primer adelanto de Will Of The Peple y vino precedido de un hype en toda regla: «Muse se pasa al metal». Y todo esto porque encontrarnos un riff más propio de una banda como Metallica que de Muse. Si uno hecha la vista atrás, escuchará cosas similares en temas como «Assassin» de su trabajo del 2006. Es un tema 100% Muse que nos hará recordar los tiempos de Absolution, donde no hubiera desentonado para nada. Aquellos que estuvieron en el Mad Cool dieron buena cuenta de su buena acogida entre el público.

Ghost (How Can I Move On)

En cualquier trabajo de Muse encontrarás alguna que otra balada, pero pocas tan minimalistas como esta, en la que el piano es el único protagonista (con algún teclado más), además de la voz prodigiosa de Bellamy. En este caso, nos encontramos ante un tema de desamor, ideal para que en directo sus dos compañeros de banda tomen un descanso. Para parte de la crítica especializada, el mejor de los diez. Yo lo posiciono en segundo lugar, hay otro tema que consideró que está por encima.

You Make Me Feel Like It´s Halloween

Difícilmente encontraremos un paralelismo con cualquiera que hayan realizado con anterioridad. No todos los experimentos funcionan, este es un craso ejemplo de ello: Muse hace un claro guiño a la temática Halloween. El tema es horroroso de principio a fin, no lo salva ni el solo de guitarra, que dicho sea de paso no pega ni con cola, por mucho «guitar hero» que nos parezca. Más de uno le dará al botón de adelante para evitar escuchar semejante vejación sonora. Eso si, no me extrañará que lo encontremos en alguna película de serie B con la mencionada temática de referencia. El tema tiene su propio videoclip, dicho sea de paso. Si sientes curiosidad te vas a YouTube

Kill Or Be Killed

Después del desastre anterior, lo único que toca es remontar el vuelo. Y nada mejor que el que es, para mí, el mejor de todo el conjunto. El lado más guitarrero de Muse queda palpable aquí, con ese riff inicial que se te clava en tu memoria. En varias entrevistas Matt Bellamy ha declarado que últimamente escuchaba mucho a Slipknot (al parecer su hijo es un gran fan de la banda de Des Moines, buen gusto el del chaval). Dejando a un lado similitudes (que las hay) el tema es marca de la casa, y podría haber formado parte de sus primeros trabajos. Para aquellos que nunca han presenciado un directo de Muse, cosa que has de remediar, el videoclip que acompaña es una aproximación a lo que uno puede vivir.

Verona

Como me sucedió con «Compliance», un tema que gana en opinión con cada nueva escucha. Ese sonido «Space» con el que nos deleitaron en los dos primeros trabajos queda aquí patente. Quizás le falta romper al final para que mi valoración fuera mejor. En cualquier caso, un tema que seguro que ganará enteros en sus presentaciones en vivo, como le ha sucedido a muchos otros temas, supuestamente menores.

Euphoria

No sé si decir que odio este tema o lo adoro. Tengo sentimientos encontrados. Es, con creces, el que más me ha costado comentar, y sigo sin tener claro cuál debe ser mi valoración (que como el resto puede diferir de la tuya). Por momentos me lleva al no tan bien valorado Drones (2015), otras al mencionado Black Holes and Revelations, incluso a Simulation Theory. Podría ser una mezcla de todo y nada. Lo que es indudable es que es un tema de ritmo festivo que solo podría haber compuesto Muse.

We Are Fucing Fucked

Desde «Knight Of Cydonia» de su trabajo del 2006, cada tema que cierra un álbum es comparado con éste, lo cual hace que las comparaciones sean odiosas. No es un mal cierre, creo que resume bien el resultado final de este Will Of The People. Un colofón que nos deja, como el resto del conjunto, una sensación de que Muse ha tirado de repertorio anterior (alguno dirá que autoplagio), de temas faltos de inspiración, pero que en esencia nos suenan a Muse.

OPINIÓN FINAL

Si tomo como bueno que Muse ha preferido componer diez nuevos temas con sabor añejo a un «Greatest Hits» lo compro. En cualquier caso está muy lejos en cuanto a creatividad. Soy consciente de que he recurrido mucho a esta palabra a lo largo del artículo, pero si por algo se ha caracterizado a Muse es por eso: CREATIVIDAD. Veremos cuál es su siguiente paso.

En cualquier caso, Muse seguirá llenando estadios, haciendo disfrutar a miles de fans. Y, por supuesto, seguirá llenando páginas de haters. Después de la debida escucha, ¿en qué lugar te encuentras tú? Deja tu opinión en los comentarios.


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30 años de… (Vol. 4)

Por JL Prieto

Cuarta y última entrega de este especial en el que rememoramos algunos de los discos que cumplen 30 años de existencias. ¿Preparados para un viaje atrás en el tiempo?

Iron Maiden
Fear Of The Dark (1992)

La banda emblema de la NWOBHM (Nueva ola del heavy metal británico) publicaba em 1992 su decimo primer álbum de estudio. Para entonces la banda liderada por el carismático Steve Harris era ya toda una eminencia y una de las más influyentes de todos los tiempos. Fear of the dark llegaba a las tiendas tras el descalabro, tanto a nivel comercial como de crítica, de su predecesor, No Prayer for the Dying (1990). La situación en el seno de la banda venía marcada por la publicación del álbum en solitario de su frontman, Bruce Dickinson, que en 1990 publicaba Tattooed Millionaire, algo que no agradó Steve.
Fear of the dark marcó un antes y un después en la prolífica carrera de estos británicos. No solo porque después de la gira promocional Bruce abandonará la formación, para volver unos años más tarde. También supuso un cambio en cuanto a la línea a seguir a partir de entonces. Este álbum es considerado por público y crítica como el último clásico de la banda, lo que vino después (tanto en la etapa con Blaze Bayle, como todo lo que siguió con la vuelta de Dickinson a las filas) está más encuadrado en la línea del metal progresivo.
Uno de los cambios más significativos en este álbum vino dado con su portada. El artista creador del icónico Eddie the Head, el gran dereck Riggs no participaría en su concepción, siendo sustituido por Melvyn Grant. Aquí vemos a un Eddie más oscuro, saliendo de un árbol con unos dedos alargados. A la memoria me viene la cara de espanto de mi madre cuando me presenté en casa con la camiseta del nuevo álbum de los Maiden. Je, je, je.
En lo estrictamente musical también hubo cambios significativos. Las baquetas de Nico Mcbrain de la inicial Be quick or be dead (primer adelanto, dicho sea de paso) como una ametralladora, lo emparentaban más con el Trash que con el habitual sonido de la banda. La siguiente, From here to eternity, lo emparentaba más con el hard rock emprendido por el álbum en solitario de su vocalista. En general es un disco más variado que sus predecesores, pero muy lejos de lo que la banda había hecho hasta entonces. La salida de la formación de Adrian Smith tras la publicación del archiconocido Seventh Son of a seventh Son (1988) es palpable. No es que el bueno de Janick Gers sea un mal guitarrista, su estilo es diferente y eso queda patente tanto en este trabajo como en su anterior álbum.
Pero si hubo un tema que destacó por encima de todos es el tema homónimo, un clásico entre los clásicos de la banda, imprescindible en cualquier actuación en vivo. Para mí hubiera sido muy sencillo haber colocado este tema como acompañamiento al artículo, pero me he decantado por la balada Wasting Love. Para mi una de las mejores baladas “Made in 80” (por estilo), aunque haya sido certificada en este 1992. ¡Arriba esos mecheros!

Def Leppard
Adrenalize (1992)

La mayor parte de las bandas de rock que destacaron en los 80, vivieron en la siguiente década un descenso, no solo en cuanto a popularidad sino también de creatividad. Si a eso sumamos la llegada del Grunge primero y el triunfo después de lo alternativo, bandas como Def Leppard, Iron Maiden o Judas Priest parecían abocadas al ostracismo. Eso no quita que tengamos algún que otro álbum rescatable como este Andrenalize. Comparar este álbum con Pyromania (1983) o Hysteria (1987) sería injusto. Los de Sheffield habían pasado por todo tipo de vicisitudes. Primero con el accidente de su batería Rick Allen, que perdió su brazo izquierdo, lo que no le hizo dejar la música ni la formación. Peor parado fue Steve Clark que murió en 1991 cuando contaba con 30 años. Incierto era por tanto el futuro de Def Leppard en la década de los 90.
Adrenalize sigue la línea de sus anteriores trabajos, apostando por el lado más comercial. Temas como Heaven Is, Make Love Like a Man o Have You Ever Needed Someone So Bad así lo demuestran, con mucha difusión en las radioformulas y sus vídeos frecuentemente reproducidos en la MTV y Los 40 Principales. Me he decantado por su primer single, Let´s Get Rocked porque fue un pelotazo en toda regla y porque su videoclip (en su momento) fue uno de los más avanzados de su tiempo. ¿Por qué? Mejor pincha el enlace y lo averiguas.

Faith No More
Angel Dust (1992)

A lo largo de este especial me he cansado de repetir que los 90 fueron el triunfo de lo alternativo. Si tuviera que decantarme por un álbum que mejor ejemplifique esto me decantaría por este inclasificable Angel Dust. No puedo hablar de Faith No More sin hacer una mención al gran Mike Patton, vocalista excepcional e influencer (como ahora se suele decir) de un sin fin de artistas, entre los que se incluye Germán González de Skunk D.F. al que dedicamos un monográfico en esta misma sección. Ya en su anterior trabajo, el más que recomendable The Real Thing (1989), los FNM dejaron claro que lo suyo sería difícil de clasificar. Para que os deis cuenta de la importancia de esta banda, que pasó desapercibida con sus dos primeros trabajos (con Chuck Mosley a la voz), deciros que junto a unos incipientes Soundgarden telonearon a los Guns N´ Roses durante el Use Your Illusion Tour.
En este Angel Dust encontramos las virtudes y excesos de un género que hoy en día ha caído en el ocaso y que algún trasnochado desearía que jamás hubiera ocurrido, convirtiendo este trabajo de estudio en álbum de culto. Ojo, que esto no está reñido con el éxito comercial, teniendo en cuenta que ha despachado 6.000.000 de copias. Ahora viene lo difícil, explicar su contenido. Dentro hay metal alternativo, funk, jazz fusión (se viene en un futuro explicar todos estos géneros y subgeneros). Todo esto hace de este álbum complicado de digerir en una sola escucha. Toda esa locura que desprende queda plas mada desde la portada, con esa elegante y majestuosa garza enmarcada en ese sombrío fondo en tonos azulados en contraposición con la grotesca contraportada con reses colgadas listas para ser mutiladas. En lo musical pasamos de momentos luminosos a otros aterradores, sin perder en ello la cohesión. Las letras son realmente perturbadoras, no en un plano gore sino escatológico y kitsch, como si salieran de la mente de un niño psicótico en sus ratos de ocio.
La voz de Patton muestra una madurez, dejando atrás esa voz chillona y bufonesca de su debut, pasando desde melodías pop a líneas hip hoperas y hasta guturales, e incluso coqueteos con el soul. Las guitarras quedan en muchos momentos en un segundo plano, siendo meramente acompañamiento, dejando al bajo un mayor protagonismo, lo mismo que los teclados.
De los catorce cortes que consta este Angel Dust me he decantado por Midlife Crisis, posiblemente el primer tema 100% Nu Metal de la historia, en la que destaca la batería de de Bordin que suena más orientada al hip hop que al funk, con un tono de Patton mesiánico. Quien me niegue que Jonathan Davis (korn) copió a Patton ese estilo debería ir al otorrinolaringólogo.

Fito Páez
El amor después del amor (1992)

El séptimo álbum de estudio del músico argentino Fito Páez es el más vendido de la historia popular argentina con más de 1.000.000 de copias. Cuenta además con la participación de otros emblemáticos músicos argentinos como Luis Alberto Spinetta, Charly García, Gustavo Cerati un tal Andrés Calamaro. De sus catorce canciones diez fueron lanzadas como singles. Es algo así como la Biblia del Pop argentino y Fito su Jesucristo. Más de uno recordará al artista por aquel proyecto junto a Joaquín Sabina, Enemigos Íntimos (1999) cuya gira promocional se vio interrumpida antes de comenzar porque ambos aristas acabaron su relación del mismo modo que indicaba el nombre del disco, con cruce de declaraciones por las dos partes, lo que demuestra el carácter de los artistas implicados.

B.S.O. El Guardaespaldas (1992)

Para terminar este especial de “30 años de…” una de las B.S.O. más destacas de la época (y de toda la historia también). Además de a Whitney Houson en un estado de gracia incuestionable tenemos a otras figuras: Kenny D, Lisa Stansfield, Elvis Costello o Joe Cocker. Me he decantado por Queen of the night, mi preferido del conjunto, esa base funk que tiene el tema me encanta.

Otros discos

La lista de discos que cumplen 30 años en 1992 no termina aquí, solo he mencionado algunos de los más destacados, pero añado varios a la lista solo como mera curiosidad:

  • Human Touch/Lucky Town de Bruce Sprinsteen.
  • Core de Stone Temple Pilots.
  • Welcome To Wherever You Are de INXS.
  • Muy Dediciente de Platero y Tú.
  • La Tortuga de Rosendo.
  • Sangre Española de Manolo Tena.
  • Wish de The Cure.
  • Kerplunk de Green Day.
  • Échate Un Cantecito de Kiko Veneno.
  • Si No Hubiera Que Correr de Revólver.

30 años de… (Vol.3)

POR JL PRIETO

Tercera entrega de nuestro especial «30 años de…» en el que rememoramos cinco nuevos discos que cumplen tres décadas. ¿Preparados para un viaje atrás en el tiempo?

Rage Againts The Machine
Rage Againts The Machine (1992)

Un ejemplo claro de banda que nunca pudo superar su primer y exitoso álbum debut es el de los angelinos Rage Aganins The Machine. Lo cierto es que los de Tom Morello y Zack de la Rocha se pusieron el listón muy alto con este incendiario (nunca mejor dicho) primer larga duración.
Son varios los factores que influyeron en el éxito de este lp. Por un lado tenemos a su frontman Zack de la Rocha, un furioso y crudo vocalista cuyo estilo rapero nunca fue en detrimento de la energía que reclamaba y potencia que requería la banda. Criticable (eso sí) puede ser el contenido socio-político de sus letras, cuando lo haces desde el respaldo mediático y monetario de una multinacional. Ridículo más bien.
Por otro lado tenemos el sonido de la banda como conjunto, tan propio y original como poderoso y electrizante. No de extrañar que tras su escisión de Zack, el éxito del supergrupo Audioslave, al que se unió uno de los voceras más grandes del rock, Chris Cornell (Soundgarden).
El carácter incendiario de este trabajo no solo reside en unas letras claramente de izquierdas, se puede ser testigo desde su portada, con la fotografía del monje budista quemándose a lo bonzo. El hombre se llamaba Quang Duc, natural de Vietnam, y la instantánea corresponde al momento en el que se inmoló en una calle de Saigón el 11 de junio de 1963, en señal de protesta contra las persecuciones que sufrían los budistas por parte del gobierno.
El tema elegido para acompañar el artículo no puede ser otro que “Killing The Name”, himno generacional, rabia, rebeldía y revolución. Destaco una frase que pasó a la historia de la música contemporánea: “Fuck you, I won´t do what you tell me”. No dejes que nadie te diga lo que tienes que hacer.

Barricada
Balas Blancas (1992)

Barricada no es la banda nacional más reivindicativa, sin embargo, en su concepción fuero erróneamente encuadrados dentro de la corriente del Rock Radical Vasco. Los Navarros, para cuando llego este Balas Blancas, ya habían facturado siete discos de estudio y un, más que interesante directo (1990). Este último condensa buena parte de sus éxitos más entrañables, por los que ya de por si habrían pasado a la historia del rock estatal. Pero sería Por Instinto (1991) el que los situó en el círculo del mainstream. ¿Acaso alguien rockero o no no ha cantado el mítico “En blanco y negro? Si hasta sonó en Los 40 Principales.
Como dato curioso, este nuevo trabajo de estudio (el que hoy me ocupa) venía después de que tanto Enrique Villareal, “el Drogas” como “Boni” hubieran publicado sus primeros trabajos en solitario. Barricada vendía centenares de miles de copias y su discográfica lanzó la casa por la ventana.
A título personal, me parece mejor que el trabajo de 1991, más cohesionado. El plástico abre con “Conmigo no se juega”, uno de mis temas favoritos. A continuación el tema bandera del álbum y uno de los imprescindibles de toda su discografía, “Oceja Negra”. No debe ser obviada su letra, en la que en voz de “el Drogas” se critica sin tapujo alguno el racismo, pero puesto en boca del opresor, lo que acentúa el mensaje. Otra de las composiciones más destacadas es “No sé bien por qué” (me encantó en su momento y me encanta hoy en día). A mi juicio es el único álbum que puede rivalizar con Rojo (1988 ), aunque pierde por puntos. Eso si, la producción ha aguantado el paso del tiempo, algo que no sucede con su trabajo discográfico de los 80.
Lo que vino después ya es harina de otro costal, con trabajos más desentonados y alguno que roza lo bochornoso, para volver a la primera plana de los medios con La Tierra está sorda (2009 ), pero eso es ya otra historia.

The Black Crowes
The Southern Harmony and Musical Companion (1992)

Uno de mis pecados, musicalmente hablando, es lo tardío que descubrí a esta banda de intrépidos músicos, dispuestos a no dejarse doblegar por lo alternativo, el Grunge o el Brit Pop. Lo suyo fue y el Blues Rock, Folk Rock y mucho (pero mucho) Southern Rock con claro acento setentero. Hay quien dice que ellos son unos de los pioneros del revival. Sin entrar en terrenos siempre movedizos, cosa más de críticos musicales que del público, lo que es evidente es que los hermanos Robinson, además de quererse/odiarse, son dos músicos del copón.
Cuando uno se adentra en la escucha de este álbum, o cualquier otro de su notable discografía, uno tiene la sensación de viajar en moto por el desierto de Arizona. Curioso que yo los descubriera el verano de 1999, en un viaje por carretera de mi tierra natal (León) hacia Asturias. Si cerraba los ojos y me dejaba imbuir por la música, el verde prado se transformaba en arena del desierto y el Puerto Pajares no era más que roca. Es de esos álbum que te sirven como acompañamiento.
Los Black Crowes son una de esas bandas que no siguen la moda, cosa que quedó bien claro con su álbum debut, el fantástico Shake Your Money Maker (1990). De haber despuntado un par de décadas antes no dudo de que podrían haber sido tan conocidos como los Feces de Rod Stewart, los Skynyrd o Ledz Zeppelin. Pero no, lo hicieron en los eclécticos 90, y aunque si hablamos de originalidad le daríamos un cero no tengo ninguna duda de que éste como su anterior trabajo discográfico merecen estar en la lista de los mejores discos de los 90.
Se me hace difícil destacar un tema por encima de otro, aunque me he decantado por “Remedy” porque ejemplifica lo mejor de la banda. Unas guitarras muy de los 70, coros gospel, el organo hammond y la puesta en escena de sus miembros, en la que destaca el carismático (y a veces un poco boca-chancla) Chris Robinson. El Southern Harmony es un álbum de la ostia, en el que en cada escucha descuubrirás nuevos matices, y todo eso teniendo en cuenta que fue grabado en ocho días. ¿Cómo te quedas?

Maná
¿Dónde jugarán los niños? (1992)

No pude con ellos entonces ni ahora, pero no puedo obviar su valía y su proyección musical. Eso está por encima de gustos (cosa que muchos no hacen). Maná nació para asentarse en el mainstream. Es imposible que no hayas escuchado una sola vez, no digamos ya mil veces, algunos de los temas de este disco. Su rock digerible, carnaza de la radio-formula. Que nadie entienda esto último como algo malo, que sin la radio o la MTV (y sucedáneos como Los 40 Principales) esta y otras muchas bandas habrían pasado sin pena ni gloria. Si no escuchaste “Oye mi amor” debiste estar en una caverna.
Para que quede clara la importancia de este álbum, es uno de los 100 discos más vendidos de los 90 en Estados Unidos, y eso que está cantado en la lengua de Cervantes. “Vivir sin aire” ha sido mi elección, un tema que he detestado hasta decir ¡basta!, pero del que entiendo su encanto. Un éxito imperecedero, el deseo de toda banda que se precie. Solo por él (vendrían más después) ya pasarían a la historia del Rock hispano.

Prince
Love Symbol (1992)

“Sexy MF” es una de las canciones más follables ever. No lo digo yo, sino la prensa especializada. “El artista antes conocido como Prince” (seguro que alguna vez escuchaste esto) publicó en 1992 su álbum número 14. Prince Rogers Nelson es un compositor, bailarín, empresario, productor, multiinstrumentista, es el músico total. Odiado y querido a partes iguales. ¿Sabías que llegó a telonear a los mismísimos The Rolling Stone? La cosa no fue bien, no tanto por sus capacidades musicales, sino por la vergüenza ajena que le dio a la dupla Richard/Jager por sus pintas. Sin comentarios.
En este catorce álbum Prince deja claro desde su portada, con el mítico symbol, que desea pasar a la historia no con su nombre, sino como un símbolo. Alguno dirá que “no tiene abuela”. Dejémoslo en eso del tremendo ego del artista polifacético (que lo era). En realidad este trabajo es también conocido como Prince & The New Power Generation, que es lo único atendible de su portada.
Este trabajo fue el último con el que triunfó en España. El tema antes mencionado opaca al resto, siendo uno de los mejores de su discografía (yo me quedaré siempre con el inmortal “Purple Rain”). La gira fue un éxito, en ella participó la bailarina puertorriqueña Mayte García, con la que más tarde se casaría.
En cuanto a lo estrictamente musical es un álbum muy completo, en la que queda patente sus raíces funk, aunque a lo largo del los 18 cortes recoge una buena variedad de estilos y fórmulas. Peca de exceso de duración, como muchos otros discos de la época.

Hasta aquí este Vol. 3 de “30 años de…”, el próximo lunes la última entrega.


30 años de… (Vol. 2)

POR JL PRIETO

Segundo volumen de nuestro especial «30 años de…». Cinco nuevos discos que cumplen tres décadas en este 2022. ¿Preparados para un viaje atrás en el tiempo?

Alice In Chains
Dirt (1992)

Aunque Nirvana, con su album Nevermind (1991) pasara a la historia como la banda emblema del Grunge, el disco que mejor supo captar la esencia de la llamada Generación X fue el Dirt de Alice In Chains. Al menos, en cuanto al mensaje de sus letras. Furia, confusión, melancolía, depresión, locura, culpa, angustia, mentira, entre otras son las sensaciones condensadas en un sentimiento autodestructivo, sello de uno de los discos más representativos de los 90. Hace un tiempo, en una revisión que hicimos del álbum, junto a otros colegas, llegamos a la conclusión de que no es un disco de fácil escucha, y no digamos ya a la hora de captar el mensaje de sus letras. Yo iría más allá, si no estás en tu mejor momento emocional, las letras de algunas de sus canciones te pueden conducir a la más profunda devastación. No es de extrañar, por tanto, que algunas de sus letras hayan sido utilizadas en cartas de suicidas. Pero esa es otra historia.
Musicalmente hablando, y pese ha considerarse dentro de la corriente Grunge, Dirt es un álbum que bebe más de otras fuentes musicales. No podemos obviar que los riff de Jerry Centrel son claro deudores de Tony Iommi (Deep Purple). El trabajo al bajo de Mike Starr es monumental, perfectamente complementado a la batería de Sean Kinney. Pero si hay un protagonista en este disco es la voz del malogrado Layne Stanley, capaz de convertir la desolación en belleza. Dirt es un epitafio de un hombre lleno de demonios, de un hombre que sentía que había cruzado la línea y que ya no habría retorno, haciendo suyo el dicho de: «vive deprisa y muere joven».
Dirt es quizás involuntariamente un álbum conceptual, ya que la temática de las canciones refleja la rabia y desesperación de una generación hastiada con su entorno, que vio en las drogas una vía de escape. De los doce cortes que forman el disco me he decantado por el último corte. “Would” no solo es el tema más conocido de Alice in Chains, también el más alternativo del conjunto. El tema está inspirado en la muerte de otro ícono del Grunge, Andrew Wood, vocalista de Mother Love Bone. La forma de cantar de Stanley aquí siempre me ha erizado la piel. ¿A ver si sucede lo mismo con vosotros?
Insisto, no escuches este álbum si emocionalmente no te encuentras bien. Advertido quedas.

Bon Jovi
Keep The Faith (1992)

Este 2022 se cumplen 30 años del (para mí) último álbum de Bon Jovi, con permiso del irregular Thees Days (1995). Todo lo que vino después, incluidos recopilatorios y demás, parecía estar más encauzado al éxito de las radio formulas. ¿Acaso alguien me puede decir alguna otra canción memorable, más allá de los “Always”, “It´s My Life”, “Everyday” o “Have a Nice Day? No, por mucho que lo intentes no conseguirás hacerme entender un álbum de conjunto. El último fue este o con puntillas su sucesor.
“Keep The Faith” pudo no haber salido a la luz. De hecho, a inicios de los 90 nadie apostaba por un nuevo trabajo de los de New Jersey, la dupla Sambora/Jon Bon Jovi parecían más interesados en sus recién estrenados trabajos individuales. Mucho habían cambiado las cosas en el terreno del Hard-Rock, y cuando lo alternativo parecía tragarse a todas las bandas emblema de los 80, sale a la luz este discazo. Vale, puede que para los fans más acérrimos tanto Slippery When Wet (1986) como New Jersey (1988) sean mejores (y los son en algunos aspectos), pero eso no resta la valía de este quinto esfuerzo discográfico.
Valga por delante decir que, Bon Jovi no son una de mis bandas favoritas. Tampoco es que guarde un gran recuerdo de mi única vez que los vi en vivo, aunque siendo justos fue en su época más reciente. La peor. Sin embargo, guardo un gran recuerdo de este álbum. En primer lugar, los Bon Jovi sonaban diferentes. Atrás parecía quedar ese Hard-Rock ochentero con sabor a Wester (sin que eso sea malo). La labor del productor, Bob Rock (”Black Album” de Metallica) es fundamental, lo mismo que la de otros gurús del sonido Hard: Randy Staub y Desmond Child”. Recuerdo la primera vez que puse el vinilo en mi viejo tocadiscos, sonaba que te ca*. Lo sigue haciendo hoy, de hecho es uno de los trabajos discográficos a los que mejor ha sentado el paso del tiempo. Se puede disfrutar desde su inicial “Believe” hasta su cierre con “Little Bit of Soul”. Peca, como otros trabajos de los 90, de una excesiva duración. Hay algún tema de relleno, no nos vamos a engañar.
Entre los cortes más destacados se encuentra el tema homónimo. Visualiza (una vez más) las primeras imágenes del videoclip y te queda claro que la cosa viene de cambios. No solo por lo musical, esa intro del bajo a la que se suman los demás instrumentos es una de las más reconocidas del género. Pero si nos vamos a lo estrictamente visual, además del corte de pelo de John (en su momento base de todo tipo de chanzas, como si fuera la única estrella del Rock que ya se hubiera cortado las greñas) podemos apreciar que la indumentaria de sus miembros es 100% de los 90, dejando atrás las mallas ochenteras. Dentro se incluye también la soporífera (para mí) power balada de “Bed of Roses”, que sigue la línea de “November Rain” de sus coetáneos Guns N´Roses. Mucho más interesante que las dos ya mencionadas es “Dry County” (una de las mejores de su discografía). Mucho sonó en mis cintas TDK de varios el “If I Was Your Mother” y reconozco haber puesto el “In these Arms” para tratar de conquistar alguna chavala en mis tiempos mozos (con y sin éxito).
En resumen, un buen disco que se deja disfrutar, diferente en cuanto a sonido, y en la que no les duele prendas reconocer la influencia de gente como The Black Crowes, que también lo petaron con su Hard Rock sureños, o en el caso de este “I´ll Sleep When I´m Dead” de claro índole Stoniano (The Rollin Stone). El vídeo, además, es muy divertido.

Madonna
Erotica (1992)

De un Sex Symbol masculino ( Jon Bon Jovi) a una de las Sex Symbol de todos los tiempos. ¿Alguien puede decirme que la Madonna de Erotica no estaba de pan, pan y moja? Sí, ahí la tenía en poster en mi habitación al lado de un buen puñado de grupos que lo petaron a finales de los 80 y principios de los 90.
Muchos consideran Erotica como un fracaso o un paso atrás en su creciente discografía. Tanto como un fracaso después de haber vendido 6.000.000 de discos solo en EE.UU es mucho, pero si lo comparamos con las cifras de Like a Prayer (1989) que despachó 15.000.000, sí fue un paso atrás. Pero no todo en esta vida se mide en números.
Para comenzar con este disco tan subido de tono se nos viene la primera pista y primer sencillo homónimo, “Erotica”, con un estilo Trip-Hop (una especie de música electrónica lenta, bailable) y una letra provocativa, que será la base de todo el conjunto. Mucho antes de que nos atormentarán las letras de Bud Banny, la reina del pop cantaba sutilezas como: “Te daré amor, te golpearé como un camión, te daré amor, te enseñaré como…Aaahhh”. O en otras: “Me gustaría ponerte en el trance, en todo”, “Hay una cierta satisfacción, en un poco de dolor”. El video musical no se queda atrás. Seguro que más de uno se puso palote.
La provocación no fue entendida por parte de la crítica musical de la época, y pese a que no es uno de sus discos más vendidos, Erotica no hizo más que acrecentar la leyenda de la Reina del Pop. Y todo esto en 1992, en plena época Grunge y con el triunfo de lo alternativo de por medio.

Roxette
Tourism (1992)

Desde Suecia nos llega este duo formado por Marie Fredriksson y Per Gesssie. Su fórmula (claramente orientada a la radio formula) es clara, pero además se lo montaban muy bien en directo. Nunca buscaron una revolución, estaban centrados en mantener en marcha su fábrica de hits y así lo hicieron durante unos buenos diez años.
Tourism llegó cuando se encontraban en la cima de su popularidad, tras el millonario Joyride (1991), de hecho la base de este nuevo trabajo se concibió en la gira promocional. Las canciones están grabadas en distintos lugares del mundo, unas registradas en vivo, otras en habitaciones de hotel con la instrumentación mínima, también las había grabadas en estudio. Lo que a priori, parece ser una propuesta arriesgada les salió bien. Buena parte de culpa la tuvo el single de presentación, que fue carne de cañón de las radios y de la MTV. No me entretengo más, pincha el enlace y rememora uno de los hits de todos los 90.

Siniestro Total
Ante Todo Mucha Calma (1992)

Para terminar este segundo volumen un álbum patrio. No creo que sea necesario presentar a estos gallegos, que en plena época de la Movida Madrileña pusieron en marcha su propia movida, con un punk (pasado por el filtro gallego) deslenguado como no se había visto hasta entonces. El álbum en directo (grabado en Valencia en 1991, pero editado en 1992) fue su cénit de reconocimiento. El disco en estudio anterior, En Beneficio de Todos (1989) venía de conseguir el disco de oro (de los de entonces) y la gira se prolongó durante casi año y medio. El resultado fue uno de los mejores directos que se ha grabado en el rock estatal. ¿Por qué?
En primer lugar por la formación. Es el único directo oficial que cuenta con la participación de Miguel Costas (que canta la mayoría de los temas) y Julián Hernández compartiendo protagonismo en voces y guitarras. La banda la completaba Ángel González, Javier Soto y Segundo Grandío.
En segundo lugar porque el disco es un compendio casi perfecto de los siete discos anteriores. No falta ningún himno, porque la capacidad de crear himnos populares con letras humorísticas no sería visto hasta la llegada de unos tal Mojinos Escozios.
Para terminar, esa capacidad para convertir temas como el “Highway To Hell” de AC/DC o “Sweet Home Alabama” en propios, con unas letras desenfadadas.
Siniestro Total son un ejemplo de unos músicos que iban a lo sencillo (sin florituras), de como cantar las cosas sin caer en lo explicito. La lista de temas supera los treinta, díficil decantarme por uno solo.
Después llegó Made in Japan (1993), otro gran disco de estudio y tras él la marcha de Miguel Costas por desavenencias musicales con Julián Hernández. Nada volvió a ser lo mismo desde entonces, pero esa es ya otra historia.

El tema elegido, «Bailaré sobre tu tumba» (con algunas imágenes del mencionado directo) hoy algún meaplilas lo criticaría por lo explicito de su letra. En fin, hay gente con la piel muy fina.

Hasta aquí este Vol. 2 de “30 años de…”, el próximo lunes más.


11 El mayor error discográfico en España

LOS LUNES AL 🎼

Por JL Prieto

Bienvenidos a un nuevo episodio de nuestro espacio musical semanal. El próximo lunes el Vol. 2 del especial «30 años de…», pero hoy recuperamos la dinámica de artículo individual por semana.

El grupo formado por los hermanos Cano (José María y Nacho) y Ana Torroja, Mecano, son los protagonistas de uno de los errores discograficos más sonados en España. Pero vayamos al origen.

Para el punto de partida del grupo de pop más famoso de España nos hemos de remontar a finales de los 70. José Maria y Ana Torroja, tras un fugaz noviazgo adolescente, decidieron embarcarse en un proyecto conjunto por triunfar en el difícil mundo de la música. En un principio su estilo no se diferenciaba mucho del desarrollado por otros artistas de su generación, centrado en la canción protesta o de autor (muy alejado del que desarrollarian unos años después). Nacho se les unió poco después, formando el trío más exitoso del territorio patrio. Ya juntos, pero con el nombre de José Maria y amigos, participan en el programa de Televisión Española Gente Joven, interpretando » Que haces tú en el mundo» (tema propio) y «Al alba» de Luis Eduardo Aute. El resultado no pudo ser más desastroso, pero no por ello su empeño de seguir actuando en fiestas de colegios mayores y pequeños locales. En ese ambiente los descubre un caza talentos, Miguel Ángel Arenas «Capi», el cual les logró una prueba con la compañía CBS (la otra parte involucrada en el episodio de hoy). La desconfianza de la compañía con el trío les hizo probar suerte con un sencillo, el tema elegido fue «Hoy no me puedo levantar «. En la cara B estaba el tema «Quiero vivir en la ciudad» dedicado a la ciudad de Madrid y que ha pasado a la historia por ser el único que los hermanos Cano han firmado en conjunto. En los arreglos contaron con Luis Cobos. Para dar mayor promoción el propio padre de los Cano decidió comprar 100 copias, que repartiría en radios, con el fin de dar a conocer al trío. En total este trabajo vendió 40000 copias, lo que les hizo ganar en popularidad.

El primer álbum, el homónimo Mecano, salió a la venta en 1982, en el que destacaron temas como «Me cole en una fiesta» y «Maquillaje». Pese a que su estilo, en el que predominarán los teclados, y más en la línea del synth pop y New Age, las letras de algunos de los temas no diferian de lo que hacían otros grupos de la llamada Movida Madrileña (en pleno auge en esa época). Atentos porque estoy realizando un episodio para el podcast de «Historias detrás del pentagrama» en el que os hablaré no solo de esta movida, sino también de otras coetáneos. Pero eso será a la vuelta de vacaciones.

Un año después, en 1983, llegó a las tiendas «¿Dónde está el país de las alas?» en el que el trío abandona su carácter bohemio por una estética post punk. El disco tuvo una acogida más bien discreta, pese a contener temas tan emblemáticos como «Barco a Venus».

En 1984 llegó el álbum de la discordia, «Ya viene el Sol», producido por ellos mismos. El álbum contiene grandes éxitos como «Aire», «Hawaii-Bombay» o el industrial «Japón». El disco vendió peor que su predecesor, por lo que la compañía que veía venir un declive de inspiración, decidió cortar las relaciones con el grupo. Como les quedaba un disco de contrato, sacaron a la luz un álbum en directo.

Fue así como terminó la relación del trío con CBS, dando así origen a uno de los desastres discográficos más sonados. ¿Y por qué digo esto? Pues porque su siguiente esfuerzo, «Entre el cielo y el suelo», con BMG, no sólo relanza su carrera, sino que los catapultó a la fama nacional e internacional. Una vez más mudan de piel, tomando una estética más en la línea del Arena Rock. Es el periodo de auge de figuras como Tina Turner o grupos de Rock duro como Scorpions o Status Quo. Del color propio de la Movida, a los pantalones vaqueros y cazadoras y botas de cuero. En lo musical destaca que es José María el que aporta los temas más destacados. Dicen las malas lenguas que aquí se originó esa lucha interna entre los dos hermanos. Temas como «Hijo de la luna » o el aquí incluido se escucharon con frecuencia en España y también en la América de habla hispana. El resultado final, más de 1.000.000 de copias (el primero en certificar esa cifra en nuestro pais). Lo que vino después fue éxito tras éxito, hasta que la maquinaria se paró, pero esa es ya otra historia.

Un saludo, amigos de Cultura Underground. Nos vemos el próximo lunes con el Vol.2 del especial «30 años de…»


10 Germán González

LOS LUNES AL 🎼

Por JL Prieto

Si de algo voy a pecar en esta sección, además de mi predilección por el Rock (aunque no hago ascos a ningún género, si se hace con gusto y buen hacer), es por mi predilección por artistas y bandas que hablen la lengua de Shakespeare. ¿Acaso es que no tenga un interés en lo que se hace aquí? No es eso, es algo tan simple como que a la hora de elegir música siento un mayor interés y me gusta más lo que se hace fuera que lo de aquí. Y ojo, que eso no quita que no admire y siga a un buen puñado de artistas nacionales, pero tengo cero interés en lo que hace Rosalía, el triunfito de turno y no digamos ya lo que suena en los 40 Criminales. Mi respeto para todos ellos, pero no me siento identificado con ninguno de ellos. Para gustos colores 🤷

¿Y qué hay del Rock de habla hispana?

Como he mencionado antes, sigo y seguiré a un buen puñado de bandas y artistas, pero supongo que ya no tengo 20 años y lo que antes me parecía molón ahora me resulta añejo y con un cierto refrito (en unos casos con mejor gusto que otros). La mayoría de grupos tienen una mirada atrás (fuera también) y en lo foráneo (mucho de lo que se hace aquí ya se ha visto antes fuera). Es difícil encontrar algo novedoso, aunque no es necesario inventar nada nuevo para que eso que escuchas te resulte atrayente.

Pongamos como ejemplo a Fito y Fitipaldis, banda a la que sigo, como antes hacía con Fito en Platero y tú. Cuando Fito Cabrales se decidió por dar el salto en solitario tenía muy claro lo que quería: una banda de rock con saxo. El paralelismo con The Rolling Stones, siendo Javier Alzola el Bobby Keys español (que nadie vea aquí una crítica, sino un elogio). Pero la mirada musical no queda aquí, puesto que la banda de Bilbao tiene influencias del rock sureño de los EEUU, de Chuck Berry y de Dire Straits (especialmente desde la entrada en la banda de Carlos Raya). Con esto no quiero decir que no me interese el Rock nacional, simplemente que no está entre mis preferencias a la hora de poner música, aunque recurro a ella ocasionalmente.

Y tras esta larga introducción, entro de lleno en la figura de Germán González, un nombre muy poco de Rock Star. En España el nombre no es lo más importante, eso está claro (y lo alabo). Pongo está figura sobre la mesa, porque al contrario de otros de su misma generación, no ha tenido el reconocimiento que quizás debiera.

Cuando uno valora a un cantante, no siempre es justo hacerlo por su rango vocal. Me explico. No todos los vocalistas han de brillar por llegar a tal nota, sino por eso que llamamos «sello personal». Ni Alejandro Sanz, Rosario Flores o Robe (ex Extremoduro) son unos voceras que quitan el hipo, pero nadie duda de su brillantez dentro de sus registros. Esto de convertir tu voz en un sello diferenciador es algo que se puede aplicar a nuestro homenajeado hoy, su voz es tan personal como la de Bunbury, el propio Fito o el mismísimo Joaquín Sabina desde 19 días y 500 noches (todo lo anterior está más pasado por filtros que el que yo pongo al café y si no me crees tira de directos de la época). Si tuviera que mencionar un referente vocal de Germán diría Mike Patton (Faith No More), casi nada.

Germán González lleva en esto de la música casi tres décadas, como frontman de una banda que tampoco ha tenido el reconocimiento que debiera: Skunk D.F. Su primer trabajo, el EP Telebasura (1997) producido por Luis Tárraga (Hamlet) ya era un indicativo de por dónde iban a ir los tiros. Cosa que quedó de manifiesto luego con Equilibrio (1999), un trabajo de Nu Metal a la española. De hecho se dijo de ellos que eran los Korn hispanos. Y puestos a valorar, su tema «Un cuarto Oscuro» debiera estar entre lo mejor del género, que por aquel entonces ya venía mostrando indicios de decadencia, de ahí que tenga la sensación de que aquí a todo se llegue tarde. Con Dentro (2001) primero y más con Neo (2003) se vieron indicios de renovación. Salvo la inconfundible voz de Germán (aunque en estos primeros trabajos siguiera los parámetros del género) no hay dos álbumes iguales en Skunk D.F. Algo también propiciado por los continuos cambios de formación, solo el bajo de Pepe Arriols además de Germán se ha mantenido. El gran cambio, hacia el rock/metal alternativo lo dieron con El año del dragón, en el que tuvo mucho que ver un gurú de la producción estatal, Alberto Seara. En este álbum colabora Carlos Escobedo de Sober, banda con cuyo sonido se ha relacionado. En cierto modo Skunk D.F. se han mantenido desde entonces, entre la virulencia de Hamlet y el lado más comercial de Sober, quedándose en tierra de nadie (con lo bueno y malo que esto supone). Alberto se hizo cargo de sus dos siguientes trabajos, el más reconocido Esencia (2007) y El Crisol (2009). La trilogía está entre lo mejor del rock estatal de la época, sin que con ello lograrán pasar de ser una banda de culto.

Las tablas de Germán en directo son más que evidentes en su directo de la Sala Heineken (2011), que uno puede visualizar en YouTube. Se da la circunstancia que ese día un servidor los vio en directo por primera vez, y no como espectador, sino en modo de reportero (por aquello de la crítica musical y de eventos), saliendo del sarao más que satisfecho. Por supuesto he repetido la experiencia después.

Skunk D.F no habrá entrado en el círculo de la radio fórmulas, aunque tiene temas para ello, lo que no quita que haya compartido escenario con figuras de la talla de Guns N’ Roses o Deftones y participado en importantes festivales, incluso hicieron una gira americana (la aventura de toda banda que se precie).

Con Perseidas (2012) y Pigmalión (2016) se hizo aquello de «yo me lo guiso yo me lo como», tirando de otros modelos como el crowdfunding, sin que ello mermara en calidad. Las compañías discográficas, salvo que seas muy rentable, ya no te producen discos, están más centradas en el single y la distribución y con suerte algo de promoción. Pero esta es otra historia. El último álbum mencionado es un cañonazo, destacando el músculo que han ganado sus guitarras.

Algo que he reservado para el final es la labor de Germán como letrista. No sólo su voz es diferenciadora, también sus fraseos y su modo de crear letras. Nada que envidiar a otros artistas nacionales. Como ejemplo de ello la canción que acompaña este post.

¿Y quiénes son Barsine?

Es un proyecto de Germán (no muy lejos en lo musical a lo realizado en los últimos años con Skunk D.F) con unos amigos de toda la vida. En realidad es uno de esos muchos proyectos surgidos durante la pandemia, en este caso en formato de cinco temas que cuentan con su propio videoclip, y en el que como en la muestra queda evidente la calidad del artista homenajeado.


9 Auto-tune

LOS LUNES AL 🎼

Por JL Prieto

Hace unas semanas hablamos del uso del Reverb (váyase al blog), hoy toca otro de esos elementos musicales que ha generado debates de lo más encarnizado entre melómanos, críticos musicales y, por supuesto, público.

¿Qué es el Auto-tune?

Es un procesador de audio creado por Antares Audio Technologies para vocales e instrumentales. Es usado para enmascarar inexactitudes y errores, por lo que ha permitido a muchos artistas producir grabaciones con afinación mucho más precisa.

Si tenemos cuenta estos parámetros, lo que nos viene a quedar claro es que el Auto-tune no nos servirá para cantar como Freddie Mercury, pero sí evitará que tu voz chirría más que la de un pelícano (con todos mis respetos para estos animales). Este efecto no es tan perceptible al oído como otros (salvo cuando se busque otras sonoridades), para eso están las pistas individuales. Ahí se nos ve la trampa o no.

Su uso, como otros muchos efectos musicales, puede tener efectos beneficiosos y negativos. Algunos dirán (con no poca razón) que se usa para enmascarar fallos. Y así fue concebido por Andy Hildebrand. Cuando uno graba una voz o instrumento, no siempre obtiene el mismo resultado, la misma tonalidad, por lo que el Auto-tune puede ayudarte a estabilizar esa voz o instrumento. No son pocos los que piensan que enmascarar esos fallos es faltar a la verdad, y puede que lo sea, pero ha evitado a muchos artistas reducir el número de tomas. Ahorro de tiempo y dinero, podría ser una buena aclaración.

Por otro lado, este procesador permite crear efectos de lo más variado. El grupo inglés Radiohead utilizó Auto-Tune en su álbum de 2001 Amnesiac para crear un “sonido nasal y despersonalizado” y para convertir un discurso hablado en música. De acuerdo con el cantante Thom Yorke, el software “intenta desesperadamente buscar música en tu discurso, y produce notas aleatorias. Si les asignas una tonalidad, tienes música”. Este sería solo un ejemplo de los muchos que posee.

En resumen, que el Auto-tune no nos hará cantar como el mejor de los cantantes (lo siento, nunca serás como Chris Cornell), pero nos permitirá eliminar esos fallos de toma y toma, estabilizando nuestra voz o instrumento. Como sucede con todo, un exceso puede producir el efecto contrario, haciendo que todo suene más mecánico y artificial. Ahora que lo pienso, ¿qué hubiera pensado de uso Kurt Cobain de haber tenido este método a su disposición? Y lo digo porque odiaba grabar diferentes tomas, pero también fue capaz de ver en el error la gracia (póngase como ejemplo ese «polly» de más que se escucha en el tema con mismo título en su álbum Nevermind).

En cuanto a qué estilos lo han usado más, pues todos. Pero sin duda, el rap y la música pop son los que más partido (bueno y malo) le han sacado. El título y artista que tiene el honor de ser el primero en hacer uso del Auto-tune es el tema que os dejo abajo. No creo que una artistas de semejante magnitud necesite una carta de presentación.


8 The Rolling Stones

LOS LUNES AL 🎼

Por JL Prieto

La actualidad musical de esta semana viene marcada por dos acontecimientos:

1- El nuevo “cutre-hit” veraniego de Leticia Sabater: “La puta ama” (así se llama la canción).

2- La visita a Madrid de The Rolling Stones.

Ya solo por el título de este artículo uno sabe cuál ha sido mi elección. Como sabía que esta semana no llegaba al lunes quería compensaros con un doble artículo. Por un lado la crónica del concierto, un servidor fue una de las 53.000 almas que se dejaron caer por el Wanda Metrapolitano. En segundo lugar un artículo de curiosidad Stoniana, muy en la linea de lo que va esta sección. Como la cosa va para largo, mejor prepara un café o un piscolabis. Advertido quedas.

CONCIERTO

Antes de nada quiero dejar claro que The Rolling Stones no son ni serán mi banda favorita (tampoco los son ninguna de las que voy a mencionar a continuación), pero si son uno de esos grupos como The Beatles, Pink Floyd, Black Sabbath, Deep Purple, Judas Priest o los mismísimos Iron Maiden, que en el caso de no haber existido habría que haber inventado. Todos ellos hijos de la Gran Bretaña (soy muy brithis, musicalmente hablando, lo reconozco). Sin los Stones el panorama rock no sería el mismo. La lista de bandas que han bebido de sus influencias es inmensa.

La dupla Mick Jagger/Keith Richards (apodados como “The Glimmer Twins) es una de las más legendarias de la música. Con más de 30 discos de estudio, no solo son una de las bandas más proliferas, también una de las más rentables del negocio. Puede que en estudio hace tiempo que no nos dejan nada memorable, pero en vivo siguen demostrando que el que tuvo retuvo.

La presencia de estos “dinosaurios” (término despectivo con el que algunos se refieren a la hora de hablar de bandas con cierta longevidad) del Rock viene determinada por la Gira Europea de Sixty, en la que conmemoran el 60ª aniversario de The Rolling Stones. Ya les gustaría a muchas bandas envejecer con la mitad de estilo que estas leyendas. Sin duda, son unos supervivientes. A nadie el otro día se le pasó por la cabeza al ver el modo en cómo se contonea Mick Jagger sobre el escenario, que justo un año atrás le operaron de una válvula del corazón. ¿Y que me dicen de Keith Richards? El afamado guitarrista, permaneció durante más de diez años (entre los 70 y 80) en la lista: próximas estrellas que van a morir pronto. Con razón algunos aclaman que su cuerpo es digno de estudio cuando muera.

Tampoco nos vamos a engañar. Los Rolling Stones que nos visitaron el otro día se parecen poco a aquellos que pisaron por primera vez el suelo de la capital en 1982. Eso no quita para restarles méritos. Por muy fan que uno sea de los Stones, nadie puede decir que Jagger tenga un chorro de voz de esos que quitan el hipo. Lo que nadie puede cuestionar es que es un animal escénico, uno de los mejores frontman de todos los tiempos. En cuanto a Richards, no es un virtuoso de la guitarra (tampoco un manco), sin embargo, suyos son algunos de los riffs más memorables del Rock. La actuación que nos brindaron el otro día en el Metrapolitano se puede definir con el título de uno de sus discos: Esto es solo rock ´n´ roll.

En los días previos al concierto hemos podido saber que tanto Jagger como Richards han disfrutado de las calles de Madrid. También se ha podido ver al bueno de Ronnie Wood pasear por el Retiro. Lo cierto es que estos días el clima en la capital era excelente, doy fe de ello.

Ahora vamos con la parte negativa del Show, que no todo fue bueno. El precio de las entradas fue un sablazo en toda regla: entre 100 y 300 Euros. No es de extraño por tanto que hasta el último momento no se colgara el cartel de “No hay billetes”. Hace tiempo que esto de los conciertos se convirtió en un negocio del que muchos se lucran y en el que la banda de turno tiene poco, o nada, que decir. El Metrapolitano no brilla en cuanto a acústica se refiere (tampoco se creo con ese cometido). El equipo de sonido tubo mucho trabajo durante toda la noche. Alguno dirá, que para eso están. Pues también es verdad.

Acudí al concierto de los Stones con muchas ganas de pasármelo bien, más aún después de haberme perdido la actuación hace unas semanas de Ghost por culpa del Covid. El concierto no va a estar entre los mejores que haya presenciado (este que os escribe, por aquello de haberse dedicado varios años a la crítica de espectáculos y derivados, tiene el culo pelado en cuanto a presentaciones en vivo se refiere), pero sí será uno de los que recuerde con más cariño. No solo por la banda que son, sino porque quién sabe si no presencié el último concierto de esta legendaria banda en Madrid.

El escenario era bastante sobrio (si lo comparamos con parafernalias del pasado). Muy en la línea de lo que se estila ahora en este tipo de presentaciones en grandes estadios. Tres grandes pantalla ocupaban el frontal (cosa que agradecerán los que estuvieran en las filas más traseras), desde las que se podía seguir el espectáculo. Los Stones aparecieron en escena con dieciséis minutos de retraso (una nimiedad si lo comparamos con los retrasos de más de una hora de unos vástagos suyos en su época dorada, los Guns N´Roses).

El primer golpe al corazón de los fans vino antes de que por los altavoces se escuchara la música. Las tres grandes pantallas mostraban imágenes de Charlie Watts. Hay que recordar que el que fuera batería de los Rolling nos dejó el año pasado. De hecho, el concierto del otro día es histórico en el sentido de que se trata del primer concierto en Europa sin su presencia. El público (yo incluido) coreo su nombre.

El set list estuvo formado en su mayoría por temas compuestos en su etapa dorada, la que va de finales de los 60 y mediados de los 70, empezando con “Street Fighting Man” y terminando con el inmortal Satisfaction. No hubo bises, para decepción de muchos. Entre medias clásicos como “Sad Sad Sad”, “Beast of Burden” (este fue elegido entre cuatro por sus fans en los días previos en una votación abierta), “Miss You”, “Midnight Rembler”, “Star me up”, “Paint it blanck” o “Sympathy for The devil” (este está entre mis temas favoritos de todos los tiempos, no solo de los Stones). La sorpresa vino dada con la interpretación de “Out of Time” de su álbum Aftermath (1966), el primero que contó entero con composiciones de los The Glimmer Twins.

El 1 de junio es también el cumpleaños de Ronnie Wood, por lo que a mitad del concierto se hizo el oportuno parón para interpretar a capela el Happy birthday, para regocijo de público y músico.

Al tratarse del primer concierto, se notó la falta de rodaje. No me pasó desapercibido que Wood tomara las riendas de la guitarras, quedando Richards relegado por momentos a un segundo plano. De hecho, éste último solo interpretó cuatro solos. No es cuestión de justificarle, pero la artritis le ha jugado malas pasadas en vivo. Por el que parece que no pasan los años es por Mick Jagger. No dejó de moverse por todo el escenario, contoneando sus caderas para delirio del publico. Del Show me quedó con la emoción que siguen despertando entre jóvenes y no tan jóvenes.

La sensación final es que presencié un concierto que muchos no olvidarán, por todos los elementos ya mencionados. ¡Viva los Dinosaurios!

¿LOS ROLLING STONES CREARON LA VANGUARDIA POÉTICA?

Hay tanto material que esta misma sección podría rebautizarse como “Los lunes Stones”. La trayectoria de estos blancos que comenzaron tocando canciones de negros (la influencia del Soul en su música es incuestionable), no solo es longeva, también ha brindado mucho material extra musical. Podríamos comenzar con la supuesta rivalidad en los 60 con The Beatles (fue cosa más de la prensa que otra cosa), la muerte en extrañas circunstancias de Brian Jonnes (uno de los que forman parte del Club de los 27, un tren de vida plagado de excesos (el abuso del alcohol y el consumo de drogas fue una constante en su época dorada), Ian Stewart (el sexto Stone), el problema con la portada de Sticky Fingers en España (al considerarse poco apropiada tuvo que ser sustituida por otra, aún más polémica), las groupies (o debería decir folla-estrellas), el descarrilamiento de Jimmy Miller (el que fuera productor de sus obras más legendarias acabó convertido en un yonqui más, debido a esa vida plagada de excesos), la Tercera Guerra Mundial (así se llamó a la relación poco amistosa entre Jagger/Richardas durante la década de los 80), la salida silenciosa de Bill Wyman (el bajista se enamoró de una niña de trece años, con la cual se casó años después), etc. En lo estrictamente musical se podría hablar de los coqueteos de la banda con el pop (en sus comienzos), la música psicodélica, el funk o el reggae.

De entre todos los temas me he quedado por uno que tiene que ver mucho con el arte. Y no, no me refiero al famoso logo, creado por el artista de Pittsburgh, Andy Warhol (hay teorías que cuestionan esta afirmación). Al final va a ser verdad que la cabra tira al monte, y uno que cursó estudios de Historia del Arte y que tuvo, entre sus profesores, a un tal Sr. Burns (así lo llamábamos los estudiantes por su parecido con el personaje de los Simpsons). Supongo que además de profesor de Arte Contemporáneo era un fan incondicional de los Stones.

Hoy os voy hablar de la letra de una canción, perteneciente a uno de sus discos más famosos: el Exile on Main St. (1972). Antes de entrar en el meollo de la cuestión es necesario contextualizar. Los problemas de los Rolling Stones con la policía y el fisco inglés los llevó abandonar Inglaterra. El destino elegido fue Francia (cuyas leyes fiscales eran más livianas). Después de descartar diversos estudios de grabación (no tenían los recursos necesarios) se decidió instalar un camión de grabación en el exterior de una villa al Sur de Francia, que había sido adquirida por Richards. El lugar tampoco es que tuviera las mejores condiciones (la humedad desafinaba las guitarras y la luz saltaba cada dos por tres). El edificio encima tenía su propia historia, puesto que durante la Segunda Guerra Mundial fue ocupada por la Gestapo.

Este “Exile” es considerado uno de los mejores de los Stones junto a Let It Bleed (1969) y Sticky Fingers (1971). Es también el álbum en el que Richards tiene más presencia, ya que Jagger pasó largas temporadas en París, debido al nacimiento de su primogénita. El ambiente lúgubre de la mansión se deja entrever en los dieciocho temas que forman este disco doble de los Stones. Aunque hoy en día es considerado como un imprescindible, la crítica de la época se ensañó con él por considerarlo demasiado complejo. No es un disco que entre a la primera, pero cuando lo hace no te lo sacas de la cabeza.

Las sesiones de grabación estuvieron marcadas por el consumo de drogas y alcohol. Se llegó a un momento en que lo mejor era poner a funcionar la grabadora durante todo el día, y luego ver qué se podía sacar en limpio. Por la mansión pasaron todo tipo de personas (groupies, camellos). La cosa llegó a tal descontrol que, a plena luz del día, se robaron varios instrumentos y ni “Peter” se enteró.

De las dieciocho canciones que se grabaron una es la que hoy centra mi interés. “Casino Boggie” no es ni de lejos, una de sus composiciones más afamadas, pero sí única en su especie. Fue una de las últimas en componerse y para la cual no había una letra escrita (al parecer se habían acabado las ideas). Agotada toda inspiración, recortaron varios titulares de periódicos y revistas, lo mezclaron todo por el suelo a ver qué salía.

30 años después surgió con una fuerza inmensa, recogiendo la huella de las vanguardias artísticas de los años 20 en lo literario, lo que hoy se conoce como el “flart”, una rompedora corriente literaria que crea poemas literarios resultados de búsquedas en Internet de los más diferentes temas entre sí, al estilo de lo que fueron las artes plásticas la creación por parte de Picasso y Duchamp del collage pictórico a comienzos del siglo XX o en la literatura, los poemas de la etapa más experimental del Premio Nobel español Juan Ramón Jiménez. Deliberadamente o no, los Rolling Stones han estado en la vanguardia de los avances culturales.

Hasta aquí este 2 X 1, con The Rolling Stones como protagonistas. Hasta la próxima semana.


7 La carátula de Holly wood (in the Shadows of Valley of Death)

LOS LUNES AL 🎼

Por JL Prieto

Una vez más la rabiosa actualidad se impone a la hora de elaborar nuestro artículo musical de la semana. Como dije en el primer episodio, este espacio iba a ser una especie de «Historias detrás del pentagrama» en su versión reducida. Hoy vamos hablar de la idiosincrasia de una portada.

Salvo que hayas estado metido en una cueva te habrás hecho eco de lo sucedido en EEUU, un nuevo caso de matanza en un colegio y van ya (he perdido la cuenta). Precisamente un hecho parecido es el origen de la portada que acompaña este artículo.

Marilyn Manson es un artista de Ohio, de él se han dicho cientos de barbaridades (que si era el gafotas de «Aquellos maravillosos años», que si se quitó una costilla, que en el escenario mataba animales y no se cuantas chorradas más). Su nombre es sinónimo de violencia, aunque en verdad se llama Brian Warner (como uno de mis personajes de mi saga literaria Almas Errantes, ahí os coméis el Spam jajaja 😂). Lo cierto es que el pupilo de Tren Reznor (Nine Inch Nails), al que superó en lo musical y lo mediático es posiblemente el último «Rock N’ Roll Star», con todo lo bueno y malo que engloba este término. La polémica le ha perseguido desde el principio de su carrera. El que fuera una avezado entrevistador de estrellas de Rock saltó al estrellato con su versión de «Sweet Dreams» de Eurythmics (la imagen de un joven Manson sobre un cerdo en el videoclip del mismo difícil se te borra de la memoria). En 1999 era una estrella en todos los sentidos de la palabra, tras la publicación de su archiconocido «Antichrist Superstar» en 1996 (aquí se incluye el famoso tema «The beautiful people) y «Mechanical Animals» en 1998. La gira de este último álbum estuvo envuelta en polémica, por culpa de todos aquellos hombres de Dios que se apostaban en los aledaños para predicar el evangelio. Ellos tuvieron buena parte de culpa de su éxito. Pero hubo un hecho que hizo que la gira tuviera que ser detenida.

El 20 de abril de 1999 Eryc Harris y Dylan Klebold perpetraron la llamada «Masacre de Columbine» que tanto dio de hablar en su momento y de la que se han hecho hasta documentales. Manson fue uno de los perjudicados por semejante atrocidad, ya que se dijo (a saber quien fue el que tiro la piedra y escondió la mano) de que los asesinos eran seguidores del grupo. Manson se convirtió en el chivo expiatorio perfecto, no le dejaron hablar, se convirtió en un estigma de violencia para buena parte de la sociedad americana.

Para aquellos que no estén puestos, el señor Manson si por algo ha destacado es por escupir letras en contra del modelo de vida yanqui, él popularizó la frase: «I hate of american style life».

La respuesta de Manson a semejante falacia (ni disculpas recibió) fue esta portada, la de su álbum del 2000. Más allá de la imagen atroz que uno ve a primera vista, así se sintió él ante lo ocurrido en Columbine: crucificado y sin poder hablar (si uno se fija bien el Manson de la portada carece de mandíbula, sin la cuál uno no puede rendir explicaciones).

Ahora ya sabéis lo que se esconde tras esta portada. En lo musical la cosa no le fue mal, el álbum vendió más que ninguno antes (8.000.000 de copias) y en él se encuentran algunos de sus éxitos atemporales. Entre ellos «The Nobodies» canción en la que él da su punto de vista de lo ocurrido en Columbine.

Lo triste de todo esto es que entonces y ahora, se ha levantado el mismo revuelo, pero nadie parece dispuesto a solucionarlo. Y es cuestión de tiempo que vuelva a ocurrir. Ojalá me equivoque.


6 Vangelis

LOS LUNES AL 🎼

Por JL Prieto

Bienvenidos a una nueva edición de nuestra sección musical de Cultura Underground. Una vez más la rabiosa actualidad manda. Para el día de hoy tenía pensado dejar mi impresión sobre un artículo que ley hace unos días, en el que la mayoría de los jóvenes de entre 18 y 23 años no sabe quién son Pink Floyd, David Bowie y mucho menos que el «Machine Head» de Deep Purple que escucho de fondo (yo en 1972 no había ni nacido) es y será una pieza angular de mucha música que vino después. Pero la semana pasada se nos fue un grande entre los grandes, y aunque alguien ya se hizo eco de la noticia, los administradores de Cultura Underground vamos a rendir homenaje a: VANGELIS.

Lo primero que se nos puede venir a la memoria al oír hablar de este músico griego (si estás entre 18 y 23 casi prefiero no preguntar) es que es el compositor de la BSO de Carros de fuego, Blade Runner y 1492. Pero Vangelis se inició en esto de la industria musical de una forma más humilde como teclista de la banda The Forminx, una de las muchas bandas juveniles de la época que pretendían seguir la estela de unos tal The Beatles (sabrán estos mendrugos jóvenes quiénes son los de Liverpool). Más reconocimiento encontró años después al formar parte de la banda de pop y rock progresivo Aphrodite’s Child junto a su primo Demis Roussos (otro Don Nadie para estas nuevas generaciones). Para no alargar innecesariamente esto el grupo se disolvió tras un puñado de éxitos. Al parecer Vangelis acabó desencantado con eso llamado Mainstream, por lo que decidió emprender una carrera en solitario. El resto es ya más o menos conocido por todos ( lo de todos con pinzas), alternando composiciones para BSO con albums en solitario, cada cual más recomendable, poniendo la música electrónica y new age en boca de todos. Si alguien no ha escuchado Albedo 0.39 (1976, seguía sin haber nacido) ya está tardando. Pero su carrera se vería más reconocida en la década de los 80 con las BSO antes mencionadas.

Es interesante mencionar el modus operandi de este buen hombre, que con con la visualización de los metrajes enviados se limitaba a improvisar con sus teclados.

Ya termino, que suenan en mis cascos los primeros acordes de «Smoke in the water» y esto es paladar para los oídos (Vangelis lo entendería).

Como tema os dejo el de Carros de fuego, con el que consiguió el Oscar, que no recogió por cierto, y en la que tuvo que competir con otro Don Nadie para las nuevas generaciones, John Williams y la partitura de En busca del arca perdida. Este Oscar fue el primero que se dio a la música electrónica, todo lo anterior era orquestal.

Va por ti, Vangelis, por lo que nos has dejado y por aquellos que seguiremos sabiendo quién era este genio entre los genios. D.E.P.