La reseña de esta semana se me ha hecho difícil, no por la complejidad de la misma, sino porque después de la escucha del decimosegundo trabajo de Katatonia (Sky Void of Start) la review que viene a continuación podría palidecer. Por eso he preferido darle más de una vuelta antes de encarar la hora de ponerme a valorar el esperado nuevo disco de los italianos Maneskin.Por si existe alguno que no sepa de que grupo os hablo, son la última irrupción (notable) que ha traído el Festival de Eurovisión, saliendo vencedores en el año 2021. No seré yo el que venga a dignificar tal evento, en el que prima lo político más que lo estrictamente musical, pero (muy) de vez en cuando nos encontramos con algún artista/banda cuya proyección va más allá. Este es el caso del grupo formado por Damiano David (voz), Victoria De Angelis (bajo) Thomas Raggi (guitarra) y Ethan Torchio (batería). Su irrupción en la escena ha sido meteórica, pasando en unos pocos años de interpretar covers en las plazas de Roma a colgar el cartel de «no hay billetes» en lugares como el Palau sant Jordi.
Los romanos no lo han tenido un camino de rosas, se les ha acusado de todo. Hasta de beneficiarse de que dos de sus miembros sean miembros del colectivo LGTBI (como si eso fuera un mal). La parroquia rockera tampoco se lo ha puesto fácil: que si su participación en el X Factor italiano, después en Eurovisión, su codeo (de la noche a la mañana) con estrellas de la música y de la prensa rosa, etc. Si algo tenía claro la banda y la crítica especializada es que su punto de inflexión, para saber si su éxito internacional se iba alargar más allá de Zitti e buoni (con el que ganaron el mencionado festival, canción incluida en su exitoso Teatro d´ira: Vol. 1(2021).
Aquellos que han tachado a los romanos de exceso, ya sea por su estética al más puro estilo del glam metal, que si el postureo, encontraran a lo largo de los diecisiete temas que forman Hush! más leña para echar al fuego. Lo cierto es que sorprende que en tiempos de maxi singles, EPs, de la inmediatez, Maneskin nos vengan con un larga duración, para un total de cincuenta y tres minutos. Por las razones antes mencionadas, la banda se la jugaba, por lo que ha recurrido para la co-producción a Max Martin, responsable de un buen puñado de éxitos a lo largo de estos últimos veinticinco años (Britney Spears, Backstreet Boys, Celine Dion, entre otros).
Rush! Abre con Own My Mind, que desde su apertura con el contuntende sonido de la batería, a la que después se van sumando los demás instrumentos, nos dejan claro que la producción va ser impecable. El tema en cuestión es un ejemplo claro de lo que nos vamos a encontrar a lo largo de los siguientes dieciséis cortes: canciones de excasa duración (la mayoría de los cortes rondan los tres minutos, ideal para las radiofórmulas), estribillo repetitivo y riffs sencillos pero resultones. La COLABORACIÓN del disco no se hace esperar, lamentablemente la presencia de Tom Morello (Rage Against The machine) en Gossip queda reducida a un par de solos. Lo curioso es que el tema se parece más a Franz Ferdinaz que a RATM.
Si sus dos anteriores trabajos de estudio Il ballo della vita (2018) y Teatro d´ira: Vol.1 estaban influenciados por el Rock de los 70 y el hard rock de los 80. En este caso los nuevos temas nos van a llevar al Rock de principios de los 2000, algo que queda evidente en el tercer corte, el primero lento. El estribillo de Timezone desprende un tufo a My chemical Romance que tira para atrás. El primer tema que se me ha atragantado (no será el último) es Bla, bla, bla. Un dance rock que se va a repetir en Baby Said con diferente tresultado, sin que este último sea tampoco nada del otro mundo.
Otro aspecto a tener en cuenta es que para este tercer trabajo de estudio han recurrido al inglés, en detrimento de su italiano natal, que queda reducido para un puñado de canciones de forma puntual. En cuanto a la lírica, muchos de los temas nos hablan del éxito inmediato, dejándonos su visión al respecto. Recuperando el hilo, Gasoline es un claro tema que lo va a petar en directo, un exponente claro de lo que es el rock de estadio (tan vigente a principios de los 2000). Seguro que alguno recuerda el escándalo que Maneskin protagonizó en el Festival de Eurovisión, cuando al pobre de Damiano David se le acusó de estar «supuestamente esnifando» en las mesas durante el periodo del voto. La circunstancias quedó aclarada poco después, pero por si acaso nos lo deja claro en Feel, el primer tema que compusieron de un total de cuarenta, para luego quedarse en las diecisiete. Por si no ha quedado claro: nada de drogas. En Don´t wanna sleep empezamos a notar una repetición de contenido, resaltando apenas su solo de guitarra en primerísima línea (también muy propio de ese rock de los 2000).
Pocos experimentos vamos a encontrar en Hush!, y viendo el resultado de Kool Kids, mejor que sea así. En esta ocasión nos acercan de forma descafeinada a un post punk en el que Damiano exagera mucho la voz. Los dos siguientes cortes If not for you (segunda lenta) y Ready Your Diary no aportan nada nuevo. Si acaso este último que me recuerdo a unos descafeinados Daft Punk. Cuando ya el álbum se me empieza a hacer cuesta arriba llegan los temas en su italiano natal, como si fueran un Ep intermedio: Mark Chapman, La Fine, Il dono della vita me parecen de lo mejor del conjunto. De estos tres me quedo con el ritmo in crescendo del segundo, en el que además ponen de vuelta y media a la clase política italiana (algo que se puede extrapolar a nuestra clase dirigente, of course). Para terminar, algo con lo que no me había topado nunca antes en un disco. Los últimos tres cortes: Mammamia, Supermodel y The lonilest han sido utilizados como carta de presentación para este nuevo trabajo de estudio, cuando lo normal es intercalarlos. En lo musical no apotran nada nuevo, salvo que las radiofórmulas se pueden frotar las manos.
Conclusión:
Supongo que más de uno se puede llevar una idea de que el tercer trabajo de Maneskin me ha decepcionado. A mi juicio le sobran algunos temas, y es cierto que me esperaba algo más, pero visto los pocos experimentos, mejor que no se salgan de su línea. De lo que no me cabe ninguna duda es que muchos de estos temas lo van a petar en directo, como ya lo están haciendo en las plataformas digitales. En tiempos en los que el mercado físico está de capa caída, a más temas más beneficios. Una propuesta arriesgada no obstante por excesiva (por duración), algo que también era típico de ese mencionado varias veces del rock de los 2000.
Hasta la próxima amigos de Cultura Underground.