Os traigo la reseña de una película que se ha hecho viral en los últimos meses. Está disponible en Netflix y es es una producción de Tollywood. ¿Jar? ¿Qué es eso de Tollywood? Si os digo Bollywood, os sonará más. Bollywood se refiere a la industria cinematográfica ubicada en Bombay, la ciudad más poblada de India, mientras que Tollywood es el centro de la industria del cine de Bengala Occidental. Actualmente, Tollywood produce 50 películas por año, más o menos, y tiene una audiencia de unos 340 millones de espectadores, así que podéis hacerlos una idea de la repercusión La película que nos ocupa, RRR, tiene un presupuesto equivalente a 70 millones de dólares, lo que conlleva que es una de las producciones más costosas de Tollywood, habiendo recaudado solo en los cines de su país 160 millones de dólares, viralizándose en el resto del mundo gracias a su estreno en Netflix. La versión que nos llega a través de la plataforma de streaming es en hindi, español latinoamericano, portugués brasileño o turco, con subtítulos en español. Preferí verla en hindi con subtítulos, ya que el latino me choca mucho. Debe ser que me recuerda a los doblajes en España de las películas de Disney y no me puedo tomar en serio ningún diálogo.
Sinopsis y tráiler
La historia de dos revolucionarios legendarios que luchan contra los colonizadores británicos en la década de 1920.
¿A que el trailer mola lo más?
La sinopsis es más simple que el mecanismo de un un botijo (que resulta ser mucho más complejo de lo que pensaba el que ideó la frase, mirad si no), así que os amplío un poco. Escrita y dirigida por Koduri Srisaila Sri Rajamouli, conocido como SS Rajamouli, la película es un What if…? en toda regla. Los protagonistas son Alluri Sita Ramaraju y Komaram Bheem, dos figuras revolucionarias y de oposición a los británicos que en la vida real no llegaron nunca a conocerse, incluso el primero fue ejecutado a los 25 años. Sin embargo, en esta película cruzan sus destinos y combaten a los invasores nazis, digo ingleses. Por que entre toda la amalgama de géneros que tiene RRR destaca el de la épica nacionalista. Toman a sus héroes revolucionarios contra la colonización británica y los convierten en superhéroes, de forma literal. De ahí el significado del título: RRR es Rise, Roar, Revolt o Álzate, Ruge y Sublévate. Los hijos de la Gran Bretaña son presentados como puros nazis, racistas, malvadísismos, crueles, rastreros y… unidimensionales. Salvo por el personaje de Jennifer (Olivia Morris), el resto es para matarlos, sobre todo la pareja interpretada por Ray Stevenson y Alison Doody, el gobernador británico Scott Buxton y su mujer Catherine. A Stevenson lo conoceréis por ser el Volstagg de las pelis de Thor o Titus Pullo en la serie Roma, entre otras. Y Alison Doody fue Elsa en Indiana Jones y la Última Cruzada.
Catherine Buxton y Scott Buxton, los villanos.
Me imagino que al otro lado del canal de la Mancha, los ingleses no se habrán tomado muy bien el maniqueismo con el que les han tratado. Pero, primero, es lo que se lleva hoy, dejar todo en blanco y negro, sin tonalidades de grises, polarizando toda nuestra vida. Y, segundo, y más importante, es lo que el cine de Hollywood ha hecho siempre. Hacer una película en el que ellos (americanos, ingleses y sus aliados) eran los buenos buenísimos, y todo aquel que no estuviese de acuerdo era un villano sin escrúpulos, desde los alemanes en la 1º y 2º GM, los rusos o los talibanes (según los intereses del momento de EEUU, o héroes inmaculados y nobles en Rambo III, hasta terroristas y demonios en la actualidad). Por lo que lo que han hecho con RRR es lógico y normal, hacer su propio panfleto nacionalista, simplificando todo lo que sea histórico para darles a sus espectadores un espectáculo de superheroismo indio.
Película de superhéroes india
Porque eso es lo que es. No os esperéis un Bravehart o un El último mohicano, esta película es más un Capitán America de Marvel. Tenemos a dos protagonistas interpretados por dos superestrellas de esos lares, Ram Charan y N.T. Rama Rao Jr, que parecen contrapuestos, como dicen en SU canción (sí, como en Bollywood, hay partes musicales y no están mal), son como el fuego y el agua, o como Bud Spencer y Terence Hill. Dos personalidades contrarias, Ramaraju es el guaperas, disciplinado, culto y civilizado, mientras que Bheem es el campesino, bruto y bonachón.
Pues estos dos hombres desde la presentación (una presentación cojonuda, por cierto) hacen gala de una fuerza sobrehumana, que más quisiera el Capi para él. Sus dos caminos, en un principio enfrentados, se unirán en beneficio de una causa mayor: echar a los británicos de sus tierras. Ya sé que no es muy original, pero Hollywood lo usa hasta la extenuación y ahí sigue. El comienzo ya te pide una suspensión de la credibilidad considerable; pero, cuanto más avanzas en la película, ese «esfuerzo» es mayor. No te puedes tomar en serio sus escenas de acción, al igual que no puedes tomarte en serio ninguna de Marvel o DC. Cuesta un poco más, porque se supone que está hablando de un momento histórico real, en nuestro Universo, pero si entras… Ay, amigo. Si entras en su juego tienes tres horas de diversión garantizada. ¿Tres horas? Sí. La tuve que ver en dos tandas, pero no por aburrimiento, como muchas de las películas actuales yankis. Son tres horas de aventura, acción, pinceladas de romance y bromance, ya que la relación entre los dos protagonistas darían para un artículo sobre la homosexualidad encubierta. Pero como creo que es más una diferencia cultural que algo hecho a propósito por el director, quedaremos en que son super amigos. La fotografía es muy buena y los efectos especiales… Bueno, muchas veces canta bastante el CGI, pero no desentona mucho. Las escenas de acción son una flipada (en todos los sentidos), con una coreografía acojonante (ríete John Wick) y un uso de la cámara lenta que llevaría al orgasmo a Zack Snyder. La banda sonora se mueve entre la epicidad de las fanfarrias y las canciones. Ya lo he dicho: hay canciones… y bailes. Y están bastante bien integradas. No solo las películas de animación tienen que tener bailes y canciones. En la intustria de Bollywood y Tollywood es habitual y, aunque choca al principio, te acostumbras y hasta la tarareas.
En resumen.
Os recomiendo que le deis una oportunidad. Os aseguro que os sorprenderá y que, si entráis en su juego, os lo pasaréis muy bien. Espero que me digáis qué os parece en los comentarios. ¡Que parecéis mudos!
Comencé a ver esta serie de Amazon Prime Video porque la estaban vendiendo como la nueva Perdidos, por eso y por un reparto cuajado de estrellas, en mayor o menor medida, como Josh Brolin (Goonies, Sicario), Lili Taylor (Expediente Warren: The Conjuring, The Haunting) o Will Patton (Halloween [2018], Armageddon). Como resumen diré que me gustó, aunque en ocasiones es tiene un problema de ritmo.
Utilizaré los menos spoilers posibles. Nada que no se vea en el primer episodio.
SINOPSIS: Royal Abbott (Josh Brolin), un ranchero de Wyoming que lucha por sacar adelante su ganado y mantener unida a su familia, descubre un día un misterioso agujero en sus tierras. El inexplicable descubrimiento coincide con una demanda de la familia Tillerson, los ambiciosos propietarios del rancho vecino que quieren apoderarse de sus tierras. Una desaparición y una muerte en la comunidad desencadenarán una serie de acontecimientos llenos de tensión en los que Royal solo contará con la singular complicidad de Autumn (Imogen Poots), una joven que ha acampado en sus tierras. (FILMAFFINITY)
Según el leído hay un nuevo auge del género del western en el panorama televisivo que comenzó en 2004 con Deadwood y pasó por series como Hatfields & McCoys (2012) o, más recientemente Yellowstone (2018). Brian Watkins, el creador de Outer Range, en su ópera prima (que sí, ¡que es su primera serie!), coge este género tan trillado y le da un giro sobrenatural. No es algo nuevo, claro, ahí está la mezcla de western y ciencia ficción de Cowboys & Aliens (2011) la infame Wild wildwest (1999), o en el caso de la literatura Óscar Rodrigo con su Ferrum Dei. También se ha hecho algún buen maridaje de este género con el terror como Bone Tomahawk (2015) o Ravenus (1999), ambas muy recomendables.
En esta ocasión Outer Range coge el típico argumento de dos familias poseedoras de inmensos ranchos en el cuasisalvaje oeste, aquí los Abbott vs los Tillerson, que están enfrentadas por los lindes de sus tierras, lo llevan a la actualidad y le ponen un toque sobrenatural consistente en un extraño agujero que ha aparecido de la noche a la mañana y que tiene ciertas propiedades… ¡Spoiler!
El bujero misterioso.
Quitando el misterio del agujero misterioso, estamos ante una serie de personajes, donde el elemento fantasioso sirve más como un macguffin que como elemento central de la trama. Una muerte desencadena una cadena de acontecimientos que aumentará la tensión entre las dos familias y que pondrá a prueba la familia Abbott. No esperéis una ensalada de tiros y acción, os vais a encontrar con una serie de cocción lenta con muy buenas interpretaciones enmarcadas en un paraje impresionante, y en la que se tocan distintos temas como la Fé (el arco del personaje de Lili Taylor), la pérdida de un ser querido y sobre todo, la culpa. Que sea de puchero, no significa que aburra, aunque es cierto que a medio camino de la temporada, se nota un bajón demasiado acusado en el ritmo. Tiene momentos de un auténtico thriller, escenas de humor por lo esperpéntico de algunos personajes (impagable Will Patton como el jefe del clan Tillerson, junto a su hijo menor que parece sacado de La Voz, son un par de personajes que rayan el absurdo) y de pura ciencia ficción al estilo de Dark.
Es de destacar la relación, al principio paternofilial, de Royal Abbott (Brolin) con Autumn (Imogen Poots), una chica que acampa en las tierras de los Abbott, y que añade un plus de misterio a la serie, ya que los dos tienen un extraño pasado que marca sus acciones y están repletos de secretos. Además, de que hay mucha química entre los dos actores, lo que hace que las escenas que comparten sean muy disfrutables. Otro de los personajes que me ha gustado mucho es el de la sheriff Joy (Tamara Podemski), una nativo americana, lesbiana, con una hija y que se presenta a la reelección del cargo. Aquí no la han sacado de la chistera para hacer bandera reivindicativa quedabien (Hola, Marvel), sino que está perfectamente integrada en la historia como un personaje más del reparto y se agradece, porque eso sí que es feminismo y defensa de LGTBI y no sacar de forma forzada una imagen con un conjunto de superheroinas que queda ridícula (Adiós, Marvel). Además, se trata de un personaje que tiene bastante protagonismo en la investigación de la muerte que inicia la serie.
Termino ya. ¡Qué difícil es escribir una reseña sin hacer spoilers! Solo deciros que os la recomiendo. Aunque, repito que tiene un ritmo pausado, no apto para acelerados en tiempo del Youtube y de poner los audios del WhatsApp al doble de velocidad.
Siempre ha habido muchas dudas sobre la forma correcta de escribir y tildar «Por que». ¿Cuándo se pone junto o separado? ¿Cuándo se tilda? Antes de comenzar, deciros que todo lo que a continuación voy a contar se hace siguiendo las normas de la RAE y usando el Manual de español urgente de Fundéu. Así que si sois de los que os importa un pimiento las normas ortográficas y vais de espíritus escritoriles libres como un pájaro, seguid leyendo que a lo mejor aprendéis algo y pulís mejor vuestros textos, por respeto a los lectores.
Entonces, ¿qué grafía tenemos que usar? Pues, como diría un gallego, depende. ¿De qué depende? Fundamentalmente del significado que le demos.
Porque (junto y sin tilde)
Es una conjunción causal que introduce una oración subordinada que explica una razón o motivo. Equivale a ya que, puesto que o dado que:
Escribo sin faltas de ortografía porque respeto al lector.
Como valor final. Le suele acompañar un verbo en subjuntivo y se puede sustituir por para que:
Escribimos porque nos lean.
Puede introducir la razón por la que se hace una afirmación, se precede de coma:
Aprendió ortotipografía, porque le gustaba que sus escritos quedasen bien.
Por que (separado y sin tilde)
Equivale a por el que, por la que…:
Ese fue el motivo por que solicitó los servicios de un corrector.
También puede ser un por exigido por un verbo u otra palabra y la conjunción que:
Ganar el PLAS pasa por que presentes un escrito bien corregido, maquetado y con una buena portada.
Porqué (junto y con tilde)
Actúa como sustantivo y es sinónimo de razón, motivo o causa; se puede usar en plural:
No sé el porqué de no cuidar tus escritos.
Me explicó los porqués de no presentarse nunca al PLAS.
Dame un solo porqué de no querer aprender ortografía.
Por qué (separado y con tilde)
Encabeza oraciones interrogativas directas e indirectas. También puede equivaler a por cual:
¿Por qué te gusta escribir? (directa)
Me preguntó por qué elegí el tema de mi última novela.
Tuve que escoger por qué camino iba a ir la historia.
Bueno, pues eso es todo, amigos. Espero que os haya resultado útil la lección de hoy. Os esperamos en el siguiente artículo de Aula Underground. Si os ha gustado, no os olvidéis de compartirlo en vuestras redes sociales.
Aprovechando la convocatoria del Premio Literario Amazon Storyteller 2022, vuelvo a la carga en mi labor divulgativa en Aula Underground.
Puede que ya seas un escritor veterano con varias novelas, o que este sea tu desvirgamiento en el mundo literario. Pero en ambos casos te puede venir bien un recordatorio sobre ciertos elementos claves en la autopublicación. En estos artículos solo voy a hablar de la autopublicación, por lo que, si tienes un contrato editorial o de coedición, no será necesario que continúes leyendo. Aunque el conocimiento no ocupa lugar, ¿no?
Ya hemos decidido que vamos a autopublicar. ¿Qué es lo primero que deberíamos hacer? Proteger de alguna manera nuestra autoría. Que todo el mundo sepa que nuestra novela es nuestra y solo nuestra, y que podamos demostrarlo ante un tribunal.
Aviso: Todo el artículo está escrito desde el punto de vista de la legislación española. Puede variar en cada país.
¿En qué consiste el derecho a la propiedad intelectual?
Según el texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual (Real Decreto Legislativo 1/1996): «La propiedad intelectual está integrada por derechos de carácter personal y patrimonial, que atribuyen al autor la plena disposición y el derecho exclusivo a la explotación de la obra, sin más limitaciones que las establecidas en la Ley». Por lo tanto, hay unos derechos morales que son irrenunciables e inalienables, como el derecho al reconocimiento de la autoría (Miguel de Cervantes Saavedra será siempre el autor de Don Quijote de la Mancha) y el de exigir el respeto a la integridad de la obra. Y otros patrimoniales, relacionados con la explotación de la obra y compensatorios (derecho por copia privada).
¿Qué protege la propiedad intelectual? Creaciones originales literarias, artísticas o científicas expresadas en cualquier medio. ¿Qué no protege? Las ideas.
¿Es necesario registrar nuestras obras?
En España no existe ninguna obligación legal con respecto al registro de una obra literaria. La legislación reconoce los derechos de autor desde el mismo momento en que una obra se crea. Por lo que el registro solo servirá como una prueba más en caso de juicio por plagio. El mismo acto de la publicación en Amazon, por ejemplo, también serviría. Sin embargo, sí es recomendable hacerlo. ¿Por qué? Como todas las pruebas en un juicio, hay unas que tienen más peso que otras.
¿Cuándo la registramos?
Dado que al registrarlo entregaremos una copia, lo ideal sería que la misma fuera la versión más definitiva de la obra. Eso implica que nos tendremos que fiar del corrector. Por lo que lo suyo es que haya un contrato entre los dos, para evitar posibles conflictos posteriores.
Ahora pasaremos a ver diversas formas de registrar nuestra obra. Con la llegada de Internet, además de ser más necesario el registro (¿cuántos casos de plagios se han dado en el mundo indie?) nos ha brindado nuevos sistemas de registro. Y menos mal, porque la cantidad de árboles sacrificados en aras del arte literario era ingente.
Registro Oficial de la Propiedad Intelectual
Es un registro público y existe en todos los países. En España, el Registro General de la Propiedad Intelectual es único en todo el territorio nacional y está integrado por los Registros Territoriales y el Registro Central. El registro se puede efectuar personándose en las oficinas o por vía telemática con certificado digital. Las tasas del año 2022 serán las siguientes:
¿Y fuera de España? Busca la oficina de tu país en la Guía de Oficinas de Propiedad Intelectual de la OMPI y sigue los enlaces. Un dato importante es que quien tiene registrada una obra en el Registro Oficial de la Propiedad Intelectual no debe probar su autoría/titularidad en caso de conflicto, desplazando la carga de la prueba a quien la discuta. Ese argumento debería bastar para que lo registrarais aquí.
Safe Creative
Safe Creative es un registro de la propiedad intelectual privado. Ellos mismos se definen como es el mayor registro electrónico de propiedad intelectual. Al registro se pude asociar, en su caso, la política de cesión de uso de los derechos de explotación de la misma por medio de licencias/contratos predefinidos como Creative Commons, Licencia Pública General GNU u otros sistemas. Tiene diversos planes de precios. Desde la versión gratuita (20 registros gratuitos con licencias libres, con un máximo de 0,5 Gb de espacio), hasta la profesional (Registra sin límites y con todos los derechos reservados) por 79 € al año (15 Gb ampliables). También permite el registro individual de una obra por 15 €.
Notario
Cualquier autor también puede realizar el registro de una obra ante notario. Este acto no da fe de la autoría de la obra sino de la fecha y de la persona que efectúa el depósito.
CEDRO
También se puede registrar una obra en las entidades de gestión de colectivas de obras, como el Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO). Eso sí, para el registro solicitan el ISBN o el Depósito legal de la obra. Aunque puedes subir la obra a Amazon, obtener el ISBN que te da y registrarlo en CEDRO.
Si queréis aportar alguna otra forma de registrar vuestras obras o comentar las que os he expuesto yo, aquí me tenéis.
Espero que os haya resultado útil la lección de hoy. Os veo en el siguiente artículo de Aula Underground.
Esta es una entrada muy especial para mí, puesto que esta bilogía —saga de dos libros— que os presento, son mis novelas independientes preferidas. Os adelanto que el trabajo de Samir Dabian Guerra y Rafael Muñoz Molina en ellas ha sido buenísimo, por encima de la media de lo que se suele leer en literatura indie. Y enseguida os cuento el motivo, pero básicamente han logrado crear un híbrido entre muchos géneros muy bien cohesionados.
Y tal como he hecho en anteriores ocasiones, reseñaré las obras de forma individual.
LO QUE ACECHA: LOS DOS GUERREROS ÍBEROS
A pesar de que yo mismo soy un escritor independiente, reconozco que cada vez que me lanzo a leer un indie tengo siempre la misma duda. ¿Tendrá una calidad literaria mínima? Siempre tengo esa sensación de que me lanzo hacia lo desconocido. Pero esta vez he acertado de lleno.
Después de leer el primer capítulo, que funciona como un excelente prólogo, me dejé engullir por la novela como si me metiera a bucear en un lago oscuro, de noche, sin una cuerda guía. En realidad, me daba igual encontrar la salida; valía la pena perderse entre esas líneas.
Lo que acecha es un intenso thriller ambientado en los Mitos de Cthulhu, escrito por dos españoles (Samir Dabian Guerra y Rafael Muñoz Molina) con localizaciones también en nuestro país. Está claro que es la primera entrega de una saga que han tenido que partir en dos libros dada su extensión.
Sinopsis:
A Montero, un policía acosado por aterradoras pesadillas, le asignan la investigación del robo de una antigua y extraña reliquia en una mansión situada en el norte de Madrid. Sus pesquisas le llevarán a cruzarse con Xoel, un veterano mercenario con un siniestro pasado. Ambos descubrirán que fuerzas muy poderosas que se habían creído extintas han despertado de su letargo, y que sus objetivos ponen en juego la supervivencia misma de la humanidad. Lugares tan distantes como Moscú, Irak, Madrid o Cádiz parecen estar relacionados por un siniestro hilo conductor que llevará a los protagonistas a descubrir lo que se esconde entre las sombras.
Reseña:
A pesar de que la sinopsis me gusta, no le hace justicia a esta excelente obra, puesto que no acaba de transmitir la oscuridad que va a ser revelada y el poco miedo que han demostrado los autores a la hora de desarrollar la trama.
No voy a engañaros. Es una novela de cocción lenta, con descripciones detalladas y bien documentada que intenta transmitir un realismo casi obsesivo. Pero es que hay tipos de historias que lo exigen. No entendería una novela de esta ambientación que avanzara ligera y que pasara solo de refilón por ciertas escenas.
Al contrario, la trama engulle a los propios protagonistas y los arrastra a un mundo terrible, el de los cultistas, mostrando escenas sorprendentes y grandes momentos con una acción frenética. No creáis que solo rascan la superficie, puesto que harán su aparición seres de pesadilla y alguna subtrama simplemente magistral.
Una opción muy recomendable para los amantes de Lovecraft y todo el universo relacionado con los Mitos de Cthulhu.
Hace un tiempo, muchos compañeros —escritores indies— llenaron sus muros de facebook con un artículo —de cierto medio al que no le voy a hacer propaganda gratuita— en el que calificaban la literatura independiente como «paraliteratura». Encima, venía a decir que por Amazon publicaban una serie de amas de casa aburridas de la vida que no tenían otra cosa que hacer que ocupar su tiempo en escribir romántica y erótica. Obviamente, el articulito de marras —que estoy seguro que se lo encargaron al periodista con toda la buena fe, pero le sentó como una patada en las pelotas tener que hacerlo y esa fue su manera de vengarse— levantó ampollas en toda la comunidad indie. No entraré a hablar de las supuestas amas de casa aburridas y el eterno cliché de la romántica y los highlanders —solo hace falta darse una vuelta por el catálogo de Amazon y descubrir a las muchas escritoras y la variedad de géneros en los que se enzarzan—, pero vengo con esta reseña a desmontar lo de «paraliteratura».
Unos párrafos arriba os he puesto la reseña de «Lo que acecha», una novela independiente de Samir Dabian Guerra y Rafael Muñoz Molina, un thriller de terror inspirado en los mitos lovecraftianos. Una historia que he presentado como todo un acierto: completa, diversa, bien ambientada, con grandes descripciones y buenas dosis de acción. Su único defecto era que no era autoconclusiva, sino que era el inicio de una bilogía y dejaba alguna subtrama cortada. Era obvio que la historia que pretendían contar los autores era demasiado grande para una única novela. Estuve dos años esperando con ansia la esperadísima continuación, la conclusión, y por fin llegó la hora. Después de haber creado unas altas expectativas con la primera parte, me sumergí de lleno en LAS PUERTAS DEL INFIERNO: LO QUE ACECHA., y este fue el balance…
Sinopsis:
Después de lo sucedido en Los dos guerreros íberos…
Los caminos de Montero y Xoel se han separado. El mercenario gallego, gracias a las indicaciones del diario del doctor Warnock, cruzará el océano Atlántico para seguir unas enrevesadas pistas por Sudamérica y encontrar una reliquia desaparecida hace siglos. Mientras tanto, Montero comprueba en sus propias carnes cómo el Culto, la secta de servidores de los primigenios, ha salido de las sombras y no duda en sembrar la muerte y la destrucción en su objetivo de abrir las puertas del infierno. Nuestros héroes se enfrentarán a una carrera contra el reloj para impedir el apocalipsis, aunque para ello tendrán una ayuda inesperada.
Acompáñales en el final del díptico Lo que acecha en una aventura sobrenatural llena de acción, terror y toques de humor.
Reseña:
Presentada para el Premio Literario Amazon 2019, LAS PUERTAS DEL INFIERNO convierte a su primera parte en un simple prólogo. Es decir, que toda la expectación generada se ve más que satisfecha. Ahora que ya han presentado a los personajes y han asentado las bases de un worldbuilding sólido, los autores se lanzan por fin de lleno al desarrollo de acontecimientos con un ritmo mucho más trepidante que su antecesora y con magistrales giros de infarto que se notan que estaban pensados incluso en la primera parte, que suponen una inmersión total y absoluta.
Literariamente hablando, se nota un pequeño salto en cuanto a calidad, que se ve reforzado al notarse que los autores han aprendido de la primera parte. No es fácil escribir algo a cuatro manos, pero los autores consiguen que no se note un cambio de estilo de uno a otro. Y eso sí, se nota que han escuchado las críticas; han cogido sus aciertos de la primera y los han potenciado.
En la primera, aunque se mantenía en el thriller de terror con dosis de acción, tuvieron la valentía de incorporar otros géneros. En esta segunda parte, el asunto ha sido llevado hasta la extenuación, pero sin que por ello la novela se convierta en una amalgama de cosas sin sentido. Toda la obra es un listado de referencias, no solo a la literatura, al cine o a la música, sino incluso a los juegos de rol. Prepararse a estar con la mente despierta si queréis descubrir todos los «huevos de pascua», que no son pocos. Os reto, dentro del prólogo homenaje al universo Bond, a descubrir qué armaduras describe dentro de una sala de armas, por ejemplo.
Incluso se permiten el lujo de hacer referencias y homenajes a otras obras y escritores del mundo indie —donde incluso yo me he colado y no sé cómo—. Premio para el que adivine dónde salgo. XD Va en serio, tengo personaje. XD
Este híbrido, sin dejar el terror lovecraftiano, y con el thriller como seña principal, se adentra en el género de ciencia ficción, fantástico, aventuras, acción desenfrenada, toques de humor, e incluso el romance, y la ficción histórica. Y nada, absolutamente nada, desentona lo más mínimo. Porque todos los escenarios y sucesos tienen una verosimilitud apabullante, dado el excelente trabajo de documentación que se nota que han hecho los autores. En muchas ocasiones incluso se sentirá algo obsesivo, como las referencias a la Divina Comedia, el excelente conocimiento del trabajo policial y cada monumento real al que se hace referencia.
La novela se divide en tres partes. En la primera, la más larga, se desarrolla la trama de Íñigo Montero, a la que hay que añadirle a una muy bien construida Marina —compañera del primero— y que roba buena parte del protagonismo. La segunda retoma la trama de Xoel. Y la tercera… bueno, la tercera es un desmadre de acción sin límites. Porque una de las cosas buenas que tiene esta obra es que no se queda a las puertas de algo más grande, como hacen otras. En todas las novelas de este tipo, si hay un portal que los protagonistas deben impedir que se abra, nadie duda que así será, en una acción final algo épica, pero a la postre aburrida y previsible. Pero «Las Puertas del Infierno» no es ni aburrida, ni previsible, y hasta aquí puedo leer para no caer en el spoiler.
Solo digo que, a aquellos que se atrevan a adentrarse entre sus páginas, se preparen para este excelente, enriquecedor y valiente viaje hacia una de las mejores novelas jamás escritas en nuestro país. Nótese que no he dicho de las mejores de la literatura independiente, como seguro muchos esperabais que dijera, separándola así del nivel que se espera de la literatura tradicional. Esto será independiente, pero no es «paraliteratura», porque no tiene nada que envidiar a todas las grandes obras maestras del género fantástico que he leído a lo largo de mi vida.
Y con esto no quiero decir que tengáis que leer literatura independiente. Ni dejar de hacerlo. Solo que os sacudáis cualquier prejuicio, porque por culpa de ellos, os podríais estar perdiendo algo muy muy grande.
PD: si alguien de Amazon Video está leyendo esto. ¡COMPRAD LOS DERECHOS! Ver esto en acción real no tiene precio.
Nacido en Madrid en 1978, Samir siempre tuvo la cabeza en las nubes, tanto que es un abanderado de la cultura friki. Comenzó de muy joven su relación con los libros y el cine, convirtiéndose en un amor apasionado e imperecedero. Como tenía demasiado mundo interior, tuvo que sacarlo a la luz juntando letras. Ha coescrito una bilogía titulada Lo que acecha y participado con relatos en varias antologías benéficas. Tiene intención de seguir uniendo letras, aunque necesita un giratiempo para poder equilibrar trabajo, familia, estudios y escritura. ¿Os suena? Puedes seguir al autor en su blog: SAMIR DABIAN GUERRA
Rafael Muñoz Molina
Rafael Muñoz Molina es un escritor nacido en Madrid en 1983 y licenciado en Derecho y en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Madrid. Es autor de la serie de novelas policíacas del Inspector Perteguer y coautor de la saga de ciencia ficción Lo que acecha junto a Samir Dabian. Puede contactar con él a través de la cuenta de Twitter @rafaperteguer
Cuando esta miniserie se estrenó en HBO Max, oí hablar muy bien de ella. La ponían como uno de esos estrenos de tapadillo que pega el pelotazo a través del boca a boca. Además, estaba basada en un relato de Stephen King, Los misterios del gusano (Jerusalem’s Lot), precuela de El misterio de Salem’s Lot, uno de mis libros favoritos del escritor de Maine. Con estos argumentos debería de haberla incado el diente (¿Lo pilláis? ¿Eh? Ya sé que es un chiste malo… Vale, ya paro), pero no fue así. He tardado bastante en poder degustarla.
SINOPSIS:
La historia se ambienta en 1850 en Preacher’s Corners (Maine) y sigue a Charles Boone, un hombre que se muda allí junto a su familia y tres hijos después de que su mujer muriese en el mar. Sin embargo, Charles cuando se asienta allí pronto tiene que enfrentarse a los secretos de la sórdida historia de su familia y luchar para acabar con la oscuridad que ha plagado a la familia Boones durante bastantes generaciones.
RESEÑA:
Lo primero a destacar es su ambientación. Dicen que no tuvo mucho presupuesto, pues bien que han exprimido cada dólar al máximo, sobre todo en la recreación de la época, porque en efectos no hay un gran derroche técnico, sino que se opta más por sugerir que mostrar, pero los que tiene, cumplen con creces. Estamos ante una serie de terror gótico, que a medida que vamos avanzando a través de los 10 episodios que consta, se va haciendo más tenebrosa, con un ambiente cada vez más opresivo y malsano, reflejado en una oscuridad creciente, tanto a nivel de fotografía como de guión. Hablando del reparto, destaca Adrien Brody, quien interpreta al capitán Charles Boone, y lo hace como mejor sabe hacerlo: sufriendo. Cuando el bueno de Adrien ha intentado hacer algo distinto del papel por el que ganó el oscar (El pianista), la verdad es que no le ha ido muy bien. En King Kong no me funcionó como héroe de cine de aventuras y en Predators directamente me pareció ridículo como héroe de acción. Así que aquí sufre, sufre mucho y bien. El otro personaje más relevante es el de Emily Hampshire (la primera vez que la veo) e interpreta a Rebecca Morgan, una periodista que se pone a trabajar de institutriz de los hijos de Boone para escribir un artículo sobre las miserias y leyendas de la familia. Uno de esos papeles que sabes desde el minuto uno como va a ser su arco argumental. ¿Lo adivináis?
La pareja en cuestión.
En resto del reparto cumple su función, a destacar el impresionante trabajo de Christopher Heyerdahl, un clásico secundario del género fantástico al que yo conocí a través de Sanctuary (2008), pero que podéis ver en un papel más reciente en Pacemaker. Él interpreta, bajo toneladas de maquillaje, a Jakub, el vampiro maestro. Su diseño, lejos de vampiros gusiluz o entrevistables eroticofestivos, se asemeja más al de Nosferatu de Wilhelm Murnau.
Si ya doy miedo sin maquillaje…
Porque esta serie va de vampiros, como ya habéis adivinado si conocéis la novela de es precuela. Ya de por sí es una buena serie de vampiros, donde no escatiman en sangre y en escenas truculentas, pero si sumamos a que está repleta de gran cantidad de influencias literarias, hacen que su visionado sea una gozada para un amante de la literatura de terror como el menda lerenda. El comienzo me recordó a un relato de H. P. Lovecraft titulado La ratas en las paredes. Los primeros episodios son de cocción lenta (que no aburridos) y muestran la leyenda negra de la familia Boone y como el capitán y sus hijos se tienen que enfrentar al odio de un pueblo supersticioso que sufre una plaga mortal hacia el apellido Booney al racismo que sufren los hijos de Charles Boone, ya que son mestizos. Aquí tenemos un poco de crítica social, incluido un trabajador de Boone negro que sufre las vejaciones del resto de empleados o la discriminación, esta vez por género, que tiene que aguantar el personaje de Emily Hampshire. Todo muy bien llevado, por cierto, no en plan pegote como en otras series o películas. Después ya arranca el tema vampírico. No voy a hacer aquí spoilers, solo decir que también se puede observar una fuerte influencia del relato de Bram StokerLa guarida del gusano blanco y, de nuevo, de Lovecraft y sus cultos adoradores de dioses antiguos y de sus grimorios malditos. El libro aquí codiciado, el De Vermis Mysterii (Los misterios del gusano) es una especie de Necronomicón que aparece en relatos de Robert Bloch como El vampiro estelar, y en obras del propio Lovecraft como La sombra más allá del tiempo. El final de la serie no decepciona en absoluto, está repleto de acción y sorpresas. La verdad es que no me imaginaba en absoluto el desenlace.
En resumen, una gran serie de terror gótico que recomiendo mucho. Si la habéis visto, decidme qué os pareció en los comentarios.
La sinopsis es, sin duda alguna, una asignatura pendiente de muchísimos escritores independientes. No son pocas las veces que os veo quejaros por lo mal que se os da o lo que os cuesta confeccionarla. Y me basta leer unas cuantas por ahí para encontrar algunas que no cumplen bien su función. El objetivo de esta entrada es facilitaros algunas ideas o conceptos para ayudaros en el futuro en esta tarea tan, en apariencia, simple, como, al mismo tiempo, complicada.
Es una entrada larga, pero creo que valdrá la pena. En primer lugar daré unas pinceladas de qué es una sinopsis y cuál es esa función que cumple. Después daré unos tips de elementos a tener en cuenta o que podéis incluir. Por último, no está de más dar unos ejemplos de varios tipos de sinopsis. Antes que nada, vamos con la definición.
La sinopsis debe ser un texto corto que funciona de gancho al lector sobre la obra a la que hace referencia. Debe ser conciso, atraer y enganchar, porque su función es vender. Si nos fijamos solo en la definición de la RAE, en su punto dos dice: «Exposición general de una materia o asunto, presentados en sus líneas esenciales»; lo que nos sirve. Pero no os fijéis en el punto 3, puesto que añade que es un «sumario o resumen». Jamás conceptuéis la sinopsis como un resumen o habréis fracasado en el intento.
Antes de ponernos a ello, un pequeño añadido. Hay muchos lectores que dicen: «no me leo la sinopsis». Y otros escritores en respuesta añaden: «¿Entonces para qué voy a esforzarme?». Pero hay otros muchos lectores que sí que van a fijarse en ella y a leerla. Al igual que algunos se miran mucho las portadas, otros las reseñas, otros el número de valoraciones, etcétera. Es un elemento más que nos puede servir para vender nuestra novela y que, la mayoría de las veces, vamos a poner en la contraportada de nuestros libros —buen motivo para que no sea extremadamente larga—. Así que os invito a trabajarla bien y darle una buena presencia. Porque, por ejemplo, yo soy de los que descarta leer una novela si su sinopsis es un desastre.
Portada de Héctor R. A.
Redacción:
Una mala redacción de la sinopsis puede provocar —en mi caso sucede— que descarte una novela. La idea es que no me creo que alguien que sea incapaz de montar uno o dos párrafos coherentes y exentos de errores gramaticales pueda escribir un libro entero. Puede sonar duro, pero es así. Por lo tanto, la redacción de la sinopsis debe ser cuidada y correcta.
Una de las decisiones más importantes antes de ponernos es: ¿qué tiempo verbal voy a usar? ¿La escribo en pasado porque la novela está así? ¿Uso el presente? ¿Empiezo en presente y continúo en futuro? La verdad es que cualquiera de estas opciones puede ser válida, mientras mantengamos la coherencia durante toda la sinopsis. Evitar comenzar en presente, por ejemplo, y a mitad redactar en pasado.
También hay que decidir el tipo de narrador. ¿En tercera omnisciente, como en la novela? ¿Puedo usar la primera persona? ¿Puedo romper la cuarta pared y hablarle directamente al lector? Otra vez, todas estas opciones pueden ser válidas. Aunque yo recomiendo ser coherentes con el cotenido de la obra y evitar usar la primera, si está narrada en tercera, etc. Es decir, si uso la primera persona es porque la novela está narrada de esa forma.
A mí el formato que más me gusta es comenzar la sinopsis en presente para presentar la situación inicial, y luego plantar la semilla de lo que va a suceder en futuro, como si lo narrado aún no hubiera ocurrido. Pero esto es lo que yo suelo hacer. Como os digo arriba, todas las opciones son válidas mientras mantengáis la coherencia.
Contenido:
Otra de las grandes preguntas que debemos enfrentar antes de meternos de lleno en la sinopsis. ¿Qué voy a explicar sobre la trama? Aquí hay que tener cuidado para no cometer el error de lo que llamaríamos spoiler. Tened en cuenta que el autor de una obra decide lo que es o no spoiler, claro, y que en el mismo instante que incluyáis algo en la sinopsis dejará de serlo. Pero tenéis que pensar bien qué elementos no queréis desvelar antes de que el lector comience la obra.
Yo recomiendo plantear la situación inicial de la trama —resumir de forma muy breve y algo vaga los dos primeros capítulos introductorios—, pero no ir mucho más allá. Si no, el lector, a medida que se adentre en la parte del desarrollo, tendrá la sensación de que ese argumento ya lo ha leído antes —se lo habremos contado en la sinopsis— y perderemos cualquier factor sorpresa.
Una vez planteado el punto de partida, si creemos que no es suficiente gancho, podemos avanzar algo de lo que sucederá más adelante, pero aquí sí que hay que ser imprecisos. Es decir, nunca lo haremos de una forma textual, con el fin de esquivar el spoiler. Este punto, posiblemente, sea el más complicado de todos, según mi humilde opinión.
Género, Tiempo y Escenario:
Esto es algo que no todos tienen en cuenta antes de ponerse a escribir una sinopsis y me parece algo básico. Muchos dan por hecho que el género de la novela queda identificado de otra forma, pero a mí me encanta que solo leyendo la sinopsis sepa a qué voy a enfrentarme. De la misma forma, me encanta que me plantee en qué tipo de escenario va a transcurrir la trama y cuándo. No puede ocurrir que acabe de leer la sinopsis y no sepa en qué género general encuadrar el libro. Ni que tampoco me haga una idea de si estará ambientada en la época actual o en el mundo real, o si se trata de una tierra fantástica ficticia.
Este tip tiene excepciones, claro. Quizás al escritor le interese ocultar ciertos datos de forma consciente. Quizás no queramos decirles que es género Z, pero sí que es postapocalíptica. Quizás no queramos que sepan que la trama transcurrirá en dos épocas distintas. En ese caso, sin problemas, pero deberíamos saberlo de antemano.
Como digo en el título, es bueno que el lector sepa del género en la misma sinopsis, aunque no lo digamos de forma directa. Basta con introducir ciertos elementos en la explicación. Si hablamos de naves espaciales será evidente que es ciencia ficción, al igual que si introducimos la magia pues a la mente del lector le vendrá la fantasía. También sirve para el romance, el erotismo, y el mismo thriller policíaco. Imaginaos que es un thriller policíaco, pero no se nombra a la policía en toda la sinopsis. ¿No os parecería raro?
También es bueno situarlo en el tiempo. En este sentido, yo tengo la manía de poner el año justo al comienzo de la sinopsis, porque escribo historias ambientadas en el futuro. En novela histórica es evidente que va a ser vital que el lector sepa a qué época hace referencia la trama. Pensad que, si no decís nada, el lector asumirá que estamos en una época actual, y a lo mejor os interesa que el se sitúen en los años 80 —porque queréis venderles algo de nostalgia ochentera—. Aunque también es cierto que en ciertas novelas este dato es totalmente innecesario. Por ejemplo en novelas de fantasía ambientadas en otros mundos que tienen su propia línea temporal, o ciencia ficción ambientada en otras galaxias o mundos lejanos que no usan el calendario terráqueo. En esos casos, solo debéis plantear si queréis informar de la época por si se trata de una saga y ese dato pudiera ser importante para situar al lector libro a libro.
Por último, el escenario también es un dato revelador para el lector. Estoy seguro que a todos les gustaría saber si la trama transcurre en la España rural, en la Alemania nazi, en Chicago, en la estepa siberiana, en un planeta fuera de la Tierra o en un mundo de fantasía no conocido.
Personajes:
Algo muy habitual, aunque no obligatorio, es hablar de los personajes principales. Al igual que los usamos de hilo conductor en el desarrollo de la trama, podemos hacer lo mismo en la sinopsis. Eso sí, recomiendo no pasar de tres o corremos el riesgo de saturar la mente del lector.
Si hemos escrito la novela en primera persona, es coherente hacer la sinopsis de la misma forma y, por lo tanto, que el protagonista se presente en la misma, explicando qué es lo que le pasó o le va a pasar. Unos trazos vagos y tendremos sinopsis.
En el caso de novelas corales, debemos decidir cuántos personajes queremos presentar, para no pasarnos, como decía antes. En este caso podéis separar por párrafos cada personaje —quiénes son y su punto de partida—, para luego aclarar qué tienen que ver entre ellos, o cómo van a interactuar sus tramas.
Gancho:
Uno de los elementos más difíciles de toda la sinopsis es, sin duda, el gancho. Suele ser un párrafo, frase o elemento que debe hacer que el lector se decida a leerla. Puede ser la evidencia de la existencia de un conflicto y de su naturaleza. También puede ser una invitación al lector a adentrarse en el mundo que presentamos. Las opciones son infinitas, pero se trata de una cuestión de marketing y es mejor ponerla hacia el final, para que no pase desapercibida. Que se quede en la mente del lector, que haga poso. Que sea vuestro anzuelo.
Para hablaros de este elemento, dado que yo tampoco soy un experto, es mejor que lo veáis aplicado en los ejemplos que muestro más adelante.
Portada de Héctor R. A.
Lo que nunca debemos hacer:
Resumir la novela: esto puede parecer una tontería, pero he leído sinopsis que te explican 2/3 del libro, solo dejando en el aire el desenlace final. Importante que tampoco lo parezca; si nos pasamos desvelando datos sobre la trama, aunque me digáis que luego hay mucha más historia, el lector puede creer que no va haber más que lo que ha leído en la sinopsis y descartar su lectura.
Sinopsis largas: hay que aprender a ser concisos y más en estos tiempos en los que la gente tiene prisa. Si la sinopsis es demasiado larga, es posible que dejen de leer al segundo párrafo, así de sencillo. Así pues, hay que evitar alargarse en exceso.
No desvelar los giros: esto también puede parecer una tontería, pero si digo que el que todo el mundo cree que es el asesino no es el asesino, luego no puedo pretender que ese dato sea un giro de la trama espectacular. Que se intuya que habrá giros, pero sin dar pistas de los mismos. No hay nada que le siente peor a un thriller que parezca previsible ya en la sinopsis.
Exceso de información: es un error habitual que, para que quede claro que estamos ante una trama compleja, facilitar demasiados datos en la sinopsis, lo que puede provocar que resulte confusa o que sature al lector potencial. Seamos comedidos en ese aspecto. Si queremos que parezca compleja, hay que ser más sutiles.
Alabar la prosa y la excelencia de su trama: hay personas que confunden una sinopsis con una autorreseña. Es normal poner, tras la sinopsis, alguna información sobre la saga, el autor, etcétera. No hablo de eso. Hablo de frases gancho del tipo «La mejor novela del premio literario», o «¡Te sorprenderá!». Entran ganas de decir: no, no creo que lo haga. Podemos romper la cuarta pared y hablarle al lector —»Déjate arrastrar a un nuevo mundo…»—, pero sin decir «No querrás leer nada más que no sea de este autor». La soberbia debe quedar fuera de la sinopsis, dado que en el mundo de la literatura indie todos sabemos quién redacta la sinopsis: el propio autor.
EJEMPLOS
No podía hacer esta entrada sin mostrar algunos ejemplos de sinopsis propias o de otros autores que me gustan especialmente. En cuanto a las mías, no os lo toméis como autopublicidad, tranquilos, aunque lo parezca. Pero como siempre digo: se debe predicar con el ejemplo.
LOS MUNDOS DEL EMPERADOR: AURYN
Año 3996. Auryn es la mejor asesina del Imperio, actualmente gobernado por el Emperador Máximus. Ha sido contratada para llevar a cabo un trabajo que, sin saberlo de antemano, la hará partícipe de una conspiración para acabar con el Gremio de los Asesinos y puede que con la frágil estabilidad de Los Mundos del Emperador.
Este es un ejemplo de sinopsis corta y concisa, a pesar de ser una novela bastante larga. Eso sí, Auryn es su protagonista indiscutible, tal como muestra la sinopsis.
EL INCIDENTE CRETTA
Año 2587. Cuando Elika Razdan despierta, solo recuerda que es una observadora del Cuerpo Estelar de la República, enviada a estudiar la viabilidad de una colonia minera en el planeta Cretta. Sin embargo, pronto descubrirá, gracias a sus superiores, que toda la colonia ha perecido y ella es la única superviviente de un desastre de proporciones apocalípticas. Por ello, con la ayuda de un dispositivo tecnológico que extraerá sus recuerdos, tendrá que revivir lo sucedido, a la vez que descubre la aterradora verdad que su mente ha bloqueado.
En este caso concreto, tratándose de una novela corta, todo el contenido de la sinopsis es un resumen del prólogo, que ya lo hice de forma que resultara atrayente para el lector. Os dejo enlace al prólogo (que está publicado en formato blog), para que juzguéis vosotros mismos: https://losmundosdelemperador.wordpress.com/2019/01/22/el-incidente-cretta-despertar/
PANDEMÓNIUM DESENCADENADO
Año 1840. El pueblo de Brecon, en Gales, vive atemorizado por la leyenda de un hombre lobo. El joven Markus, el culpable de dichas habladurías, procura esconderse cada luna llena, para que nuevas víctimas no pesen sobre su conciencia. Cuando Elisabeth, su amada, decide seguirle, lo sorprende en mitad de su transformación, y la bestia se lanza tras ella en una persecución que los lleva a ambos a un mundo que no les pertenece, repleto de nuevos y peligrosos monstruos. En un lugar donde nada es lo que parece, fuera de las fronteras de la realidad que conocen, deberán hacer lo imposible para asegurar su supervivencia, mientras el Maestro Supremo —amo y señor de ese dominio— está decidido a darles caza, por motivos que no alcanzan a comprender.
Portada de Héctor R. A.
Aquí otro ejemplo de sinopsis no muy larga, donde presentamos a los dos personajes principales, que el punto de partida es mediados del siglo XIX y pero que luego todo se sucede en un mundo fantástico.
LOS TECNOGUARDIANES
Año 4000. Malas decisiones y planes descabellados, o puede que solo el destino, reunirán en la misma nave a la científica Bjän Sheridan, cuya ambiciosa carrera ha sido truncada, a Ricco Jara, un peligroso convicto, y al teúrgo Esönga, protector de una niña extraordinaria, rumbo a un futuro incierto. Cegados por sus propias misiones, no percibirán la sombra de una antigua sociedad secreta llamada «Los Tecnoguardianes», cuya resurrección es inevitable. Los tres deberán aprender a asumir sus actos y enfrentarse a las consecuencias, que podrían suponer la semilla de una nueva era.
Aquí tenéis el ejemplo de una sinopsis un poco más compleja, que se corresponde con mi última novela. Como veis, tiene una gran cantidad de elementos, pero queda claro que se trata de una novela coral, futurista-fantástica, y que las tramas de los tres personajes principales convergen hacia un final épico.
Portada de Héctor R. A.
DURMIENTES
20 de abril de 2012. Desde Germania, capital del Reich, la población conmemora la victoria en la Segunda Gran Guerra mientras continúa pendiente de la tensa geopolítica con el imperio japonés. Mientras tanto, en la base científico-militar de Neuwerk, Martin Löwe, piloto de hipersueño, desobedece una orden expresa y salta en solitario por primera vez al mundo paralelo de Odinthal, poniendo en riesgo el proyecto Durmientes que pretende la hegemonía mundial nazi. Al otro lado, en el fantástico archipiélago Eden, Malva, capitana de quinturia, despierta angustiada. Los sueños extraños han regresado e incluyen a sin alas. Los vientos de ambos mundos, fríos como los pensamientos de tiranos, no tardarán en encontrarse.
Este es un ejemplo de sinopsis profesional, dado que la novela es de editorial tradicional, y que me sirve para mostraros que cumple con absolutamente todos los tips que he mencionado, sin cometer un solo error. Si os fijáis establece el punto de partida —fecha y ciudad—, pero con una situación ucrónica. Presenta a los dos personajes principales, al mismo tiempo que se muestra que se trata de un híbrido entre la ciencia ficción y la fantasía —y la ucronía que comentaba antes—, mostrando un conflicto, precisamente, entre ambos mundos. Por si fuera poco, esa frase final es una muestra del nivel literario del que el autor hace gala, al mismo tiempo que funciona de gancho.
LO QUE ACECHA: LOS DOS GUERREROS ÍBEROS
A Montero, un policía acosado por aterradoras pesadillas, le asignan la investigación del robo de una antigua reliquia en una mansión situada en el norte de Madrid. Sus pesquisas le llevarán a cruzarse con Xoel, un veterano mercenario con un oscuro pasado. Ambos descubrirán que fuerzas muy poderosas que se habían creído extintas han despertado de su letargo, y que sus objetivos ponen en juego la supervivencia misma de la humanidad. Lugares tan distantes como Moscú, Irak, Madrid o Cádiz parecen estar relacionados por un siniestro hilo conductor que llevará a los protagonistas a descubrir lo que se esconde entre las sombras.
Esta sinopsis me enamoró desde el primer momento que la leí. No solo presenta a los dos personajes principales de forma breve, sino que se vislumbra el terror lovecraftiano del que va cargada, sin decirlo. Lo que decía de la sutileza.
EL CASO COLMILLITOS
Me llamo Álex Torres y soy periodista. Mi especialidad son los asuntos que vosotros, la gente de a pie, se toma a broma o calificaría de pseudoperiodismo. Aunque de eso nada. El caso Colmillitos fue mi primera aventura: un viaje al submundo oculto en Madrid que revolvería asuntos de mi pasado que ni mucho menos tenía olvidados, me obligaría a enfrentarme a gente poderosa, a jugarme el pellejo varias veces y a demostrar que mi flor en el culo sigue intacta. Esto no es un thriller sobrenatural al uso, ni siquiera una historia de vampiros; es mi jodida historia. Así fue como pasaron las cosas o, al menos, así las recuerdo…
Este es un ejemplo de sinopsis en primera persona, narrada por el protagonista de la novela, que establece las bases y género de lo que se va a leer, así como alguna píldora de la peculiar personalidad del narrador.
Y con esto termino esta entrada sobre las Sinopsis. Si creéis que me he dejado elementos que sería bueno aclarar o introducir, no dudéis en comentarlo y siempre se puede arreglar. Aquellos que odiéis redactarlas, os invito a volver a probar después de hacer caso a los tips que os marco; veréis que os salen de forma mucho más fácil y natural. Espero que os sirva de algo en el futuro.
Escribir es un trabajo solitario. Incluso si un escritor socializa con regularidad, cuando llega al verdadero negocio de su vida, es él y su máquina de escribir o procesador de textos. Nadie más está o puede estar involucrado en el asunto.
Isaac Asimov
En esta ocasión, la planificación de la entrevista hizo que me pusiera muy nervioso, hasta el borde del colapso. Tenía dos buenos motivos. Primero, entrevistar a quien puede considerarse como uno de los mejores, si no el mejor, escritor de ciencia ficción de todos los tiempos: el maestro Isaac Asimov. El segundo era el viaje en sí. No me dejaron llevar maleta alguna. Ni una mísera bolsa de deporte con un par de mudas. No sé cómo David Lorén Bielsa había conseguido el contacto, pero en menuda me metió. Un todoterreno negro con las lunas tintadas me recogió en mi casa. No se me permite decir adónde me llevaron, pero el viaje en coche duró varias horas. Cuando llegamos al destino, me sometieron a un proceso de desinfección que ríete tú de los NRBQ. Mi ropa, junto al resto de los enseres, quedaron almacenados para recogerlos a la vuelta. Tuve que insistir, ya que por ellos hubiesen incinerado todo. El miedo de los espaciales a las enfermedades de la Tierra era cercano a la paranoia. No explicaré, por pudor, el proceso de desinfección, pero solo indicaré que desconocía la cantidad de agujeros por limpiar que tiene mi cuerpo. Una vez pulcro y sin un microorganismo ni virus —¡jódete Covid-19!— en mí, descendí por un ascensor hasta el subsuelo del edificio, situado en las afueras de XXXX, o sea: en el culo del mundo civilizado. Allí me esperaba una estilizada nave espacial. Un hombre alto y delgado, de suaves rasgos y mejores modales, me ayudó a enganchar las correas de sujeción para no salir despedido en el despegue. Es de sobra conocido en mi familia mi pánico a volar, no llego a la fobia que tuvo Asimov (padecía de aerofobia), pero suelo dejar señales de mis uñas en los reposabrazos de mi asiento. Sin embargo, la pastilla que me sirvió ese Adonis espacial hizo que me tranquilizara al momento. «¡Esa mierda sí que es buena!», exclamé, para posterior vergüenza. El despegue lo recuerdo como algo mínimamente molesto, seguramente gracias a las drogas que me administraron. Una vez en el espacio, tras unos momentos de extraña ingravidez, se activó la gravedad artificial. El amable hombre me ayudó a levantarme del asiento y pude disfrutar de la más maravillosa imagen que jamás ha tenido el hombre: la Tierra vista desde el espacio. Resultó que el nombre de mi anfitrión era R. Daneel Olivaw. Yo sabía que la R. era por «Robot» y que aquel ser mecánico de apariencia perfectamente humana era una de las creaciones de mi entrevistado en su Serie de los Robots. El viaje duró tres días. Desconozco como un viaje interestelar podía ser tan breve si no estábamos superando la velocidad de la luz. Le pregunté este extremo a Daneel, pero me dijo de una forma muy, muy amable que era imposible de explicar a mentes tan limitadas como la del ser humano de la actualidad.
Al comienzo del cuarto día llegamos a nuestro destino: Trántor. La que fue la capital del Primer Imperio Galáctico (antes de George Lucas), es un planeta que es una gran ciudad construida, cubierta al 100% por el titanio de sus edificios, a excepción de los jardines del Palacio Imperial, que son el único punto forestal de todo el planeta. Cuando aterrizamos, me escoltaron a la gran Biblioteca de Trántor, en la que los bibliotecarios se dedican a almacenar y catalogar el conocimiento de la humanidad, haciéndolo accesible desde terminales de ordenador. Allí, en una confortable sala, me esperaba Isaac Asimov.
Tras las presentaciones y un buen rato de charla junto a dos humeantes tazas de café, di comienzo a la entrevista:
SAMIR DABIAN: Señor Asimov, no puedo comenzar más que con una pregunta: ¿Cuál es su fecha de nacimiento? ¿El 4 de octubre de 1919 o el 2 de enero de 1920? Siempre ha habido debate al respecto.
El escritor se rio. «Buen comienzo», me dije.
ISAAC ASIMOV: Se lo voy a aclarar. Nací el 2 de enero de 1920, pero mi madre, Anna, modificó la fecha para que yo pudiese ingresar en la enseñanza pública un año antes del que me correspondía por la edad. Por eso la disparidad de fechas.
S.D.: ¿Le importaría darnos unos breves retazos de su infancia? I.A.: Nací en Petróvichi, en la antigua República Socialista Federativa Soviética de Rusia (ahora Smolensk Oblast, Rusia), dentro de una familia de molineros judíos. En 1921, yo y otros 16 niños en Petrovichi nos contagiamos de neumonía doble. Fui afortunado, ya que solo yo sobreviví. En 1923 me trasladé junto a mis padres, Judah Asimov y Anna Rachel Berman, y mi hermana a Nueva York, Estados Unidos, donde adoptamos el apellido Asimov.
S.D.: ¿Y cuál era originariamente? I.A.: Azimov, Азимов en cirílico. Sin embargo, al escribirlo en letras occidentales, mi padre lo deletreó como S, pensando que se pronunciaba como una Z.
S.D.: ¿Entonces usted aprendió ruso? I.A.: No. Mis padres siempre hablaban yiddish e inglés conmigo. Me crié en Brooklyn, donde mi padre regentaba varias tiendas de golosinas. A los cuatro años comencé a leer las revistas que allí vendían, sobre todo de ciencia ficción.
S.D.: ¿Eso influyó también en sus estudios? I.A.: Sí. Asistí a escuelas públicas desde los cinco años. En la universidad, en un principio estudié Zoología, pero después del primer semestre pasé a Químicas, ya que no pude con la disección de un inocente gato callejero.
S.D.: Eso es amor por los animales. I.A.: Me gradué como bioquímico en la Universidad de Columbia en 1939. Al ser rechazado dos veces para ingresar en las escuelas de medicina, regresé a Columbia e hice un postgrado de química en 1941, y obtuve el título de Doctor en Filosofía en bioquímica en 1948.
S.D.: Para entonces usted ya había publicado, ¿no es así? I.A.: Sí. Durante la adolescencia había comenzado a escribir, y a los diecinueve años comencé a publicar mis relatos en revistas pulp como las que había leído de niño.
S.D.: ¿Participó en la Segunda Guerra Mundial? I.A.: Estuve tres años trabajando como civil en la Estación Experimental de Aire Naval de la Armada de Filadelfia, de 1942 a 1945.
S.D.: Por esa época conoció a la que fue su esposa durante más de treinta años. I.A.: En efecto, en 1942 contraje matrimonio con Gertrudis Blugerman. Tuvimos dos hijos, David y Robyn. Nos divorciamos en 1973, y al final de ese año me casé con Janet Opal Jeppson.
S.D.: Después de conseguir el doctorado en química, se unió a la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston para ejercer la docencia en calidad de profesor ayudante de Bioquímica. I.A.: Sí, hasta 1958, momento en el que me convertí escritor a tiempo completo, aunque seis años antes ya ganaba más dinero de escritor que de profesor.
S.D.: ¿Cuál fue su primera novela? I.A.: Un guijarro en el cielo, una versión extendida del relato Envejece conmigo encargado por la revista Startling en 1947 y luego rechazado por esta.
S.D.: ¿Su relato fue rechazado? I.A.: Sí, y de ahí saqué mi primera novela, que después incorporé a la Saga de la Fundación. Nunca desdeñes un relato, aunque sea rechazado.
¿Hasta el gran Isaac Asimov fue rechazado? En ese momento pensé en un relato mío que fue rechazado en la antología benéfica de fantasía y ciencia ficción de LLEC, y en el que estoy trabajando para convertirlo en una novela, parte de una saga. ¡Y os juro por Crom que desconocía este dato!
S.D.: Tuvo dos etapas dedicadas a publicar novelas de ciencia ficción. De 1950 a 1958, donde publicó ¡dieciséis novelas! Y la segunda, a partir de 1982 con Los límites de la Fundación, cuando amplía su Universo y dota de una consistencia y forma. Usted hace una suerte de tratado de Historia de la Humanidad hasta miles de años en el futuro. Se estima en 429 los libros escritos a lo largo de su carrera. I.A.: Ni yo sé, entre relatos y libros, cuan prolífica ha sido mi obra.
En 1966, Asimov ganó por su trilogía Fundaciónel Premio Hugo de ciencia ficción, que además se otorgaba por primera y única vez con la categoría de «la mejor serie de ciencia ficción de todos los tiempos».
S.D.: Entre esas dos etapas de escritura, se dedicó a la divulgación científica. IA.: El lanzamiento del Sputnik en 1957 despertó el interés del público sobre la ciencia, interés que mis editores pidieron que cubriera con cuanto material fuera capaz de escribir. Colaboré con la revista mensual Magazine of Fantasy and Science Fiction en una columna, alcanzando las 399 publicaciones en esta, hasta que mi estado de salud me impidió seguir. Estas columnas, fueron coleccionadas periódicamente en libros por mi principal editor, gozando de éxito.
«Examinen fragmentos de pseudociencia y encontrarán un manto de protección, un pulgar que chupar, unas faldas a las que agarrarse. Y, ¿qué ofrece un científico en cambio? ¡Incertidumbre! ¡Inseguridad!».
Isaac Asimov
S.D.: Otras obras divulgativas suyas son la Guía de la Ciencia para el Hombre Inteligente, El Universo, la Guía Asimov para la Biblia y varios ensayos. Se le considera un humanista y un racionalista. I.A.: No me opongo a las convicciones religiosas genuinas de los demás, pero sí a las supersticiones y a las creencias infundadas. Creo que cada uno elige la alternativa en la que se encuentra más cómodo. Yo me encuentro mejor con el sentimiento de que no hay un Dios, y que el universo funciona de acuerdo con sus reglas.
S.D.: A usted se le ha considerado un visionario. En un artículo publicado en 1964, predijo cómo sería el mundo dentro de 50 años. Además de los robots, predijo las videollamadas, los robots de cocina e incluso los «vehículos con cerebro de robot». Advirtió también sobre los problemas de la superpoblación, y afirmó además que los humanos sólo sobrevivirán como especie si algún día logran alcanzar la igualdad efectiva entre hombres y mujeres. I.A.: Tengo una fe optimista en un progreso basado en un uso racional de la ciencia y la tecnología.
S.D.: Ha pasado a la historia por proclamar las tres leyes de la robótica:
Un robot no hará daño a un ser humano ni, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño.
Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley.
Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.
I.A.: Además, el Oxford English Dictionary me dio crédito por introducir en el idioma inglés las palabras «robótica», «positrónica» y «psicohistoria». Respecto a «robótica» solo me imaginé como la fusión natural entre las palabras como mecánica e hidráulica, pero para los robots.
S.D.: La psicohistoria es un elemento fundamental en su Saga de la Fundación, ¿puede explicar ese término? I.A.: La psicohistoria es una ciencia producto de una combinación de historia, psicología y estadística matemática para calcular el comportamiento estadístico de poblaciones extremadamente grandes. Parte de la base de que, a pesar de que no se pueden prever las acciones de un individuo en particular, las leyes de las estadísticas aplicadas a grandes grupos de personas podrían predecir el flujo general de los acontecimientos futuros siempre que se disponga de todas las variables.
S.D.: Algo así como la psicología de las masas. I.A.: Algo así. Aunque en estos tiempos sería más como el Big Data: la captura de datos para diversos aspectos de una persona, constituirían su perfil psicológico el que sumado al de millones de personas, permitiría no tan sólo predecir un comportamiento, sino también provocarlo.
S.D.: Madre mía, me da escalofríos de pensarlo. También se le considera un precursor de la mezcla de género policíaco con ciencia ficción en su Serie de los Robots, protagonizada por el detective Elijah Baley. I.A.: En efecto. Además, son los primeros pasos para la expansión de la humanidad por el Universo y la formación del Imperio Galáctico.
En su novela Bóvedas de acero Asimov describe las Ciudades de la Tierra como grandes megalópolis encapsuladas en gigantescas bóvedas de acero y sin contacto directo con el mundo exterior. Esto provoca que la población se haya vuelto agorafóbica y rechace los avances tecnológicos como los robots. Ahí Asimov aprovecha también para lanzar un alegato en contra del racismo y el miedo al diferente.
S.D.: Podría seguir horas y horas entrevistándole, pero la lanzadera de regreso me espera. Pero tengo un par de preguntas más. La primera, por supuesto, cuáles son sus escritores favoritos. I.A.: Bueno. Aquí la verdad es que no llegan muchas novedades, por lo que me centraré en aquellos de cuando estaba en la Tierra. Entre los escritores de ciencia ficción me gusta Arthur C. Clarke, Clifford D. Simak, John Barley y Larry Niven. Y fuera de ella, por ejemplo, en el terreno de misterio, me gustan las escritoras inglesas. Y al margen de todo eso, en mis años jóvenes leí mucho a Dickens, y puesto que usted es español, quiero decirle que he leído el Quijote por lo menos cinco veces, y cada vez lo disfruto más: sé exactamente dónde me voy a reír.
Y entonces lanzó una carcajada.
S.D.: Por último, hablemos sobre su fallecimiento. El 7 de abril de 1992, The New York Times publicó su muerte a consecuencia de un fallo cardíaco y renal, según informó su hermano Stanley. Diez años más tarde se supo cuales habían sido los motivos reales de su muerte: a consecuencia de una transfusión de sangre recibida en una operación en 1983, usted contrajo el virus VIH. ¿Por qué no se indicó la verdadera causa? I.A.: Mis médicos insistieron en no hacer pública la información debido al prejuicio que se tenía entonces contra los infectados por esa terrible enfermedad. Ahora, desde el recuerdo, me arrepiento de ello, de dejar llevarme por los prejuicios contra los que tanto había luchado.
S.D.: Entiendo, fue otra época. ¿Y me puede explicar cómo le estoy entrevistando hoy?
El maestro de la ciencia ficción vuelve a reír.
I.A.: La ciencia es maravillosa, querido amigo. No hay nada que la invención humana no acabe consiguiendo.
S.D.: ¿Resurrección? I.A.: Puede que sea más bien, un rescate espaciotemporal, unido a un tratamiento de cura y de prolongación de la vida. Otro día puede preguntárselo a Sagan, K. Le Guin o a Clarke.
S.D.: ¿Están también aquí?
En ese momento, Daneel Olivaw vino a buscarme. Mi lanzadera estaba a punto de partir. Isaac Asimov y yo nos despedimos. Me quedé con las ganas de pasear por Trántor y conocer más a fondo la Biblioteca Galáctica. Pero mi visado era de tiempo muy limitado y no quería tentar al destino. Cuando despegué miré la ecumenópolis que dejo atrás. No me despedí de ella porque estaba seguro que volvería algún día.
Sin nada más que contar, me despido hasta la próxima entrevista. Si os ha gustado, compartidla en vuestras redes sociales.
Nota: Este artículo se publicó originariamente en el blog del Grupo LLEC
Cuando uno se enfrenta a un nuevo escrito literario, lo hace también a una decisión crucial: el tipo de narrador que va a conducir el texto. Me refiero a algo tan básico e importante como decidir si la historia será narrada en primera, segunda o tercera persona.
¿Por qué es tan trascendental esta decisión? Enseguida os lo explico, pero, básicamente, es porque, una vez hayamos comenzado a plasmar sobre papel lo que queremos contar, cambiar el tipo de narrador será una tarea ardua y compleja. Es decir, esa decisión marcará todo el texto y, en caso de querer rectificar, deberíamos modificar todo lo que ya llevemos escrito.
Es por ello que, para tomar la decisión correcta, debemos tener claro qué ventajas y desventajas tiene cada tipo de narrador. Si cometemos un error fatal en este aspecto, podemos cargarnos todos los planes que tuviéramos. Nuestra historia podría ser un fiasco o no transmitir lo que deseamos.
Paso a explicar los tres narradores básicos. Pero aviso, dentro de cada tipo hay diferentes subtipos, de los que hoy no hablaré con detalle, porque si no la entrada sería eterna.
Narrador en 1a Persona
La voz de la narración se sitúa en primera persona. Es la historia explicada por alguien que la ha vivido como protagonista —lo más habitual—, porque ha sido testigo directo o, simplemente, porque se la han contado.
En general, habréis oído que este tipo de narrador es algo limitado, y esto es debido a que esta voz no puede explicar nada que no sepa. Este es un aspecto que un buen escritor deberá tener muy en cuenta a la hora de establecer la escaleta básica. Por tanto, la historia estará siempre de alguna forma sesgada.
Esto no es necesariamente malo y también tiene su lado positivo. Por ejemplo, nos permite establecer el foco de forma directa en el personaje protagonista, por lo que al lector le será muy fácil identificarse o empatizar con él. El hecho de contar la historia de forma sesgada, también podemos aprovecharlo para ocultar datos vitales al lector y hacer que las sorpresas argumentales sean más impactantes, puesto que el lector descubrirá la información al mismo tiempo que el narrador.
Otro de los aspectos negativos que tiene la narración en primera persona, sobre todo si usamos el tiempo verbal en pasado, es que enseguida nos daremos cuenta de que si el protagonista nos lo está explicando es que está vivo. A no ser que estemos haciendo una historia con elementos sobrenaturales y nos guardemos el as en la manga de que al final se descubra que el narrador está muerto, eso nos limita un poco a la hora de poner en verdaderos aprietos al protagonista. Es evidente que, por mucho que podamos enfrentarlo a la muerte cada cinco páginas, el lector sabe que saldrá airoso. Hay una forma de aumentar la tensión en ese aspecto y es modificar el tiempo verbal al presente. En mi novela corta El Incidente Cretta, un tecnothriller futurista, experimenté con una narración en primera persona y tiempo presente, lo que aumentó la sensación de adrenalina y acción. En Pandemónium Desencadenado, también corta, repetí la experiencia, pero en aquella ocasión añadí una segunda voz; es decir, que hay dos protagonistas que cuentan su historia de forma paralela, permitiendo una visión mucha más completa que con una sola.
Y siguiendo esta premisa, este tipo de narrador nos permite ir más allá. Seguro que alguno ya ha supuesto de forma errónea que es imposible, por tanto, escribir una novela coral en primera persona. Pero el escritor J.L Prieto es un ejemplo de que sí se puede. En su ópera prima, Almas Errantes: La Elección, hay varios personajes que narran la historia en primera persona del presente —con lo que desconocemos su destino—, cada uno en su propio capítulo y con su propia voz y estilo.
El escritor Samir Dabian Guerra también experimentó con esta idea en su saga Lo que Acecha. Aunque en la segunda parte, Las Puertas del Infierno, fue más allá y en un momento de la historia modifica el tipo de narrador de primera —a través de varios personajes diferentes—, a tercera persona, siguiento así hasta el final. Alguien podría suponer que esto está prohibido o que no se puede hacer, pero si se implementa de forma correcta, puede ser un gran acierto si se hace en el momento oportuno.
Otro ejemplo de combinación de ambos tipos de narradores, en 1a y 3a, lo encontramos en la saga ¿Tú me ves? de Gemma Herrero Virto —experta en jugar con los narradores y tiempos verbales—; que usa la primera persona para darle voz a la protagonista y así poder vivir la historia desde su perspectiva, pero la tercera en los capítulos protagonizados por otros personajes. Así, además, puede ofrecer escenas de terror con secundarios, con el foco puesto en ellos, para aumentar la tensión y dar una historia con todas las aristas posibles, sin que puedan criticarle en ningún caso que es sesgada o limitada. En este caso, hibrida y combina las virtudes de ambos tipos de narrador y le permite anular los defectos inherentes a cada tipo.
A pesar de todo lo explicado antes, la primera persona me parece un narrador ideal para relatos o novelas cortas, donde no es necesario desarrollar, por tanto, demasiados personajes. Pero os invito a experimentar los formatos y combinaciones que he mencionado. Que nada os limite.
Narrador en 2a persona
Consiste en conseguir que el lector sea el protagonista de la historia, llevándolo de la mano por la narración, como si él fuera el que está viviéndolo todo. Esta forma es ideal para las aventuras del estilo elige tu propia aventura y librojuegos.
La parte negativa es que tenemos que despersonalizar al protagonista y arrebatarle algo tan básico, por ejemplo, como el género, para que el lector se vea inmerso en la lectura de la forma más óptima posible. En ese sentido incluso le podemos dar libertad para crear su propio personaje, pero el texto posterior no podrá tener en cuenta estos elementos tan aleatorios.
Sobre los librojuegos para un solo jugador, cabe decir que se están poniendo de moda. Podríamos decir que es la evolución lógica de los de elige tu propia aventura, y están basados en el concepto de juegos de rol. David Velasco es uno de los grandes valedores actuales de esta forma de narración, con sus sagas de librojuegos Expediente Anunnaki y Héroes del Acero.
Narrador en 3a persona
Llegamos a la madre y padre de todos los narradores, el más famoso y usado de todos ellos: la tercera persona. Hay dos formas bastante básicas de usarla: a través del narrador omnisciente —seguro que lo habéis oído mucho— o el que yo llamo el cronista, que no suele ser partícipe de la acción.
En el último caso es muy importante que, como he dicho, el cronista no salga en ninguna parte de la historia, puesto que entonces no tendría sentido que la narración no fuera en primera persona. Aunque de todas formas, se puede hacer. En este caso concreto, el del cronista, hay que tener en cuenta que la narración también podría estar sesgada y limitada por los conocimientos del narrador.
En caso de usar el narrador omnisciente, siéntete con poder de saberlo todo cuando expliques la historia. Puedes dar cuántos detalles quieras del mundo, o de lo que está sucediendo. Eso sí, y esto es muy importante, este tipo de voz no debería dejar opiniones personales o especulativas. Lo sabe todo, a ciencia cierta, y si no cuenta algo es porque no quiere. Pero jamás debe opinar ni especular.
Para salvar este escollo puedes poner la acción en el foco de un protagonista, claro, y, aunque narres en tercera persona, puedes dar detalles de lo que piensa u opina el personaje sobre el que está puesto el foco. A pesar de esto, se recomienda aclarar cuándo se trata de un pensamiento y es mejor incluirlo entre comillas angulares «».
Ejemplo:
—Aunque hay una cosa que no me ha quedado clara —siguió Filippo—. La comadrona, dada la gravedad de la situación de su esposa, se olvidó de registrar la hora exacta del nacimiento de su hija. Así que no he podido comparar ese dato con los registros estelares del yate. ¿El nacimiento de Gabriela, se sucedió antes o después de atravesar el Disco Estelar?
«¡Lo sabe!», pensó Esönga. Filippo era mucho más listo de lo que había supuesto en un principio y aquella pregunta era una auténtica flecha envenenada. La Iglesia prohibía de una manera clara y taxativa los partos durante los saltos estelares.
El segundo párrafo comienza con un pensamiento del protagonista. En cuanto el narrador —omnisciente en este caso— deja claro qué ha sido lo que ha pensado Esönga; continúa con la historia, aunque manteniendo el foco puesto en él.
Sobre esto que comento del poner el foco en un único personaje, narrando en tercera persona omnisciente, hay que tener algo en cuenta. Yo antes cometía un error muy básico, y era cambiar continuamente de foco dentro de la misma escena cuando tenía muchos personajes en ella. Esto es peligroso, puesto que puede hacer que el lector se pierda ante tanto cambio de plano. En una misma escena es recomendable mantener el foco en un mismo personaje y, si decidimos cambiar el foco, yo recomiendo cambiar también la escena. Esto facilita mucho la lectura.
Por supuesto, si queremos hacer una novela coral con muchos personajes principales, este es el mejor tipo de narración. Basta con ir cambiando el foco de sitio a cada capítulo; algo ideal para esas historias en las que el lector debe resolver un complicado puzle con las piezas que le damos. Un clarísimo y espectacular ejemplo de esto es Durmientes de Juan Antonio Oliva Ostos, de Dilatando Mentes Editorial. A pesar de la gran cantidad de personajes protagonistas que introduce, es capaz de ir tejiendo la historia con acertadísimos cambios de foco en los momentos precisos e intercalando capítulos protagonizados por cada uno, llevando al lector de la mano con un narrador omnisciente. Por no hablar de las escenas de acción, cambiando el foco con maestría para aumentar la tensión.
Y hasta aquí la entrada de hoy. Espero que haya sido de vuestro agrado. Como veis, podría extenderme más, pero he querido dar unos trazos básicos sobre los tipos de narradores. Este es un tema que en los cursos de literatura se puede dar de forma más amplia, porque dentro de los tipos de los que he hablado existen más subtipos.
SINOPSIS: En una mala decisión Yota lo perdió todo: su banda, los Black Hills Warriors Motorcycle Club y a la mujer que amaba. Hipotecó su futuro y se convirtió en leyenda sin desearlo. Cuando regresó del infierno de la guerra no encontró a ningún warrior, todos habían desaparecido misteriosamente.Ahora, Yota intentará sobrevivir a base de recuerdos y se refugiará en su anodina vida para acallar su conciencia , con la esperanza de que la bestia que lleva dentro, no despierte. Durante esa búsqueda interior, irrumpirá en su vida el Profeta, alguien del pasado que lo quiere ver muerto al precio que sea , ya que su resentimiento va mucho más allá de la simple venganza, pues quiere ver cómo la vida de Yota se apaga, al destruir todo lo que le rodea. ¿Lo conseguirá?“Camino hacia la extinción” es un thriller cargado de acción y aventuras, con un ritmo trepidante que transportará al lector a la frontera de Texas y le devolverá la magia del antiguo western.
RESEÑA: Como el propio autor apunta, nos encontramos ante un western moderno donde los caballos se han transformado en Harleys y las bandas de forajidos en moteros. Lars W. Jacobson construye su historia de venganza con un ritmo apabullante en la que devoras las páginas y no puedes parar de leer. Aquí los flashback no entorpecen, sino que enriquecen hasta tal punto que quieres más historias del paso del lakota por Vietnam, las misiones que tuvo que hacer y los horrores qui vio. Todo ello con un lenguaje crudo, preciso, pero dotado de una prosa envidiable, bella, musical, como una triste balada country. El autor es capaz de mostrarnos escenas de violencia de una crudeza inusitada y de sexo explícito, y otras de un amor romántico e imperecedero, con una sensibilidad digna de las mejores novelas románticas. Esta obra es un canto a la libertad y una historia de venganza y violencia dentro de un marco incomparable. Porque ahí está otra de las cualidades del autor que me han dejado sin palabras: la capacidad de conseguir que nos transportemos a la frontera entre Texas y México, a que nos zambullamos en la cultura de ambos países. Todo lo relacionado con la ambientación está cuidado hasta el más mínimo detalle, es de agradecer y demuestra el mimo con el que se ha escrito este libro. Y después de hablar del fondo, ¿qué puedo decir de la forma? Lo he leído en tapa blanda y es una auténtica delicia, no solo por la magnífica portada de Sol Taylor, la maquetación de Jesús Gragera es prodigiosa. Otra muestra del esfuerzo y cuidado del autor.
Todo lo que opino del libro se puede resumir en una única frase: no se trata de una de las mejores obras indie que he leído, si no uno de los mejores libros que he leído. Un autor al que he descubierto y del que he quedado fascinado.
OTROS LIBROS DEL AUTOR:Citizen Márquez y Luz, réquiem por un skinhead
Nota: Este artículo se publicó originariamente en mi blog