Reseña de Megadeth (The Sick, the Dying & the Dead!) y Blind Guardian (The God Machine)

Si a lo largo de este artículo algunos términos te son desconocidos no te preocupes, a lo largo de las siguientes semanas (si no lo hemos hecho antes en algunos de los números ya publicados) intentaré poner un poco de luz. Dicho sea esto, y siguiendo la línea de las últimas semanas, este lunes traigo dos nuevas reseñas. Ya advertí que este 2022 iba a ser muy prolífico en cuanto a publicaciones. Hoy les ha llegado el turno a los nuevos trabajos de Megadeth y Blind Guardian.

The Sick, the Dying… and the Dead! (2022)
Megadeth

En el podcast de Historias detrás del pentágrama ya os hablé de la figura de Dave Mustaine (ex Metallica). Su despido de la formación de San Francisco fue tan lógico como relevante. Lógico porque la banda liderada por Lars Ulrich James Hetfield sabían que lidiar con un tipo tan problemático (como era entonces Dave) no les iba a traer más que problemas. El paso del tiempo ha demostrado que la decisión fue acertada, demasiados gallos en un mismo gallinero no es algo aconsejable, y Mustaine no era de los que se dejaría doblegar tan fácilmente como su sustituto, Kirk Hammett. De haber seguido el pelirrojo más famoso del metal en la banda la historia de Metallica no habría sido la misma. Ni mejor ni peor, solo distinta.
Lo que más molestó a Dave Mustaine no fue su salida por la puerta de atrás (lo dejaron tirado en una estación de autobuses en Nueva York con un billete de vuelta a Los Ángeles en las manos, esto ya ha sido explicado en el podcast antes mencionado), sino que sus ex compañeros usaran su trabajo. Los dos primeros discos de estudio tienen temas firmados por él, y hay quién dice que debieron de haberle mencionado en algunos más. Si uno escucha los primeros trabajos de estudio de Megadeth se dará cuenta que es verdad, su forma de componer es tan personal como lo son sus solos de guitarra.
Relevante fue su expulsión porque sin ella no hubiera nacido Megadeth, banda que nació con la premisa de ser más rápidos que Metallica. Y lo consiguió, ejemplo de ello es su álbum debut, Killing Is My Bussines Is Good! (1985), pese a una pobre producción. Más destacados fueron Peace Sells… But Who´s Buying (1986) y So Far, So Good… So What! (1988). El álbum que los catapultó al estrellato fue Rust In Peace (1990), para muchos el mejor álbum de Trash Metal de todos los tiempos. Buena parte de culpa la tuvo la dupla de Marty Friedman y Dave Mustaine. A este le siguieron otros trabajos, no menos importantes, como Countdown To Extinction (1992) o Youthanasia (1994). La cosa se torció con la publicación de Risk (1999), que precipitó la salida de Friedman. A partir de entonces les sucedieron discos más o menos acertados, The System Has Failed (2004) o Endgame (2009) con otros prescindibles como Super Collider ((2013)
Que Dave Mustaine es un superviviente es algo más que demostrado. Ha pasado por más de una decena de veces por una clínica de desintoxicación, de sus muchas adicciones. Llegó a estar clínicamente muerto, para regresar cual Ave Féniz al mundo de los vivos. Por si no fuera poco con eso, sufrió un accidente en su mano derecha que le obligó a empezar de cero. Más recientemente fue diagnosticado de cáncer de garganta, lo que le obligó a pasar por un arduo tratamiento.
The Sick, the Dying… and the Dead! (2022) viene a suceder a Dystopia (2016), disco que dejó un muy buen sabor a críticos y público. La publicación del decimosexto trabajo de estudio de Megadeth sufrió varios parones, primero fue la pandemía, luego el mencionado cáncer, y por último la salida del miembro más duradero de la formación, Dave Ellefson (1983-2002, 2010-2021) debido a un escándalo sexual. De hecho, la toma de bajo fue regrabada por el propio Mustaine y Steve DiGiorgio (Testament), aunque será James LoMenzo el que se encargará de esa faceta en el directo.
Los doce nuevos temas se dividen entre piezas más elaboradas, que se salen del patrón A-B-A como el tema título con el que se abre, Night Stalkers o Dogs Of Chernobyl. Este último me recuerda mucho a su disco Countdown To Extinction, salvando las distancias. Para aquellos amantes del trash metal más tradicional hay temas como Life In Hell y Célebutante, en los que hallaremos riffs muy rápidos y pesados como antaño. La parte intermedia es más floja, ni Sacrifice o Junkie me han terminado de convencer. La cosa se vuelve animar con Killing Time (precedida de un interludio totalmente prescindible), dejando para el final dos buenos temas. No podemos obviar el tema gringo por antonomasia que viene de la mano de Soldier On! (con temática de guerra, ya muy trillada) Para rematar Mission To Mars y We´ll Be Back, que bien podría parecer una composición de hace 30 años. Aquellos que se hagan con la versión Deluxe se encontrarán con dos covers: Police Truck de Dead Kennedys y This Planet´s on Fire (Burn in Hell) de Sammy Hagar.
Después de una vida disoluta, y los problemas de garganta antes mencionados, la voz de Mustaine está muy lejos de sus buenos tiempos, mucho más grabe. No me ha gustado (para nada) el uso de samplers en algunos de los temas. De lo que no hay ninguna duda es que tanto Mustine como Kiko Louredo, son una pareja de guitarristas que no desmerece a la de su época dorada. Como ejemplo de ello el tema que acompaña este artículo, que cuenta con la colaboración del rapero Ice-T, en una de las colaboraciones más extrañas.


No, no supera a Dystopia, pero mantiene un buen nivel. Y de lo que no hay ninguna duda es que Megadeth siguen siendo más rápidos que Metallica, al menos a la hora de interpretar los riffs. The Sick, the Dying… and the Dead! será bien apreciado por los aficionados a las guitarras, aunque en general sea un trabajo irregular en su conjunto.

The God Machine (2022)
Blid Guardian

A los bardos más famosos del metal los descubrí a muy temprana edad, y lo hice en un enclave muy particular: en Hospital de Orbigo (localidad muy cercana a mi ciudad natal, Astorga, León). Para aquellos que no se sitúen, es una de las paradas obligatorias de todo peregrino del Camino de Santiago. Allí tuvo lugar el llamado “Paso honroso”, que tuvo como involucrado a un tal Suero de Quiñones. Seguro que Mireia Giménez Higón os podría hablar mucho de ello. Hacía ese punto acudía cada verano, además de por sus justas (que a día de hoy se siguen celebrando) para darme un chapuzón en el río.
La culpa de mi gusto por el rock se lo debo, en parte, a unos primos muy metaleros. Ellos me llevaron a conocer a un buen puñado de bandas que van más allá de los grupos de marras que todo el mundo conoce o a oído hablar alguna vez: The Rolling Stones, Led Zeppelin, Queen, Black Sabbath, Pink Floyd, KISS, Iron maiden, etc. Una de las bandas que más llamó mi atención, en esos días, fue la de una formación de Krefeld, Alemania: Blind Guardian. A ellos les debo más que un puñado de canciones y algún que otro disco (alto) recomendable. A ellos les he de agradecer mi pasión por la literatura fantástica, descubriéndome a autores como Tolkien o Moorcock. Posiblemente sean el grupo de rock más literario de la historia.
Es curioso como las dos agrupaciones que hoy ocupan este artículo partieran de un mismo punto para luego desarrollar propuestas tan diferentes. Ambas agrupaciones se iniciaron desarrollando un speed metal, pero si en el caso de Megadeth se acabaron decantando por el trash metal, los alemanes tenían la influencia del NWOBHM, para después decantarse por un power metal (género de profundo arraigo en nuestro país, dicho sea de paso) con tintes épicos.
La banda liderada por Hansi Kürsch (uno de los vocalistas más sosos en el escenario pero con un timbre único, imitado pero nunca igualado) y el guitarrista André Olbrich se consagraría con su disco de 1992, Somewhere Far beyond, en la que se incluye The Bard´s Song (de ahí su apodo de bardos). Si te enamoras de esta bella canción no te preocupes, a muchos les ha pasado.


A este trabajo le siguieron los imprescindibles Imagination from the Other Side (1995) y Nightfall in Middle-Earth (1998). Este último es un álbum conceptual basado en la novela El Silmarillion de J.R.R. Tolkien, pero como no pudieron hacerse con los derechos de autor (poderoso caballero es Don Dinero), se vieron obligados a cambiar los nombres por otros, aunque quede claro de qué se habla. Su siguiente trabajo, A Night at the Opera (2002) provocó un cisma entre sus seguidores, debido a la predilección por lo “pomposo” con el empleo de orquestas cada vez más grandes. Aquí se inicia el periodo más progresista de la banda con álbumes cada vez más complejos, y difíciles de ejecutar en directo.
Los Guardianes Ciegos se posicionaron para llevar a cabo la B.S.O. de El señor de los anillos, pero una vez más no se llegó a un encuentro por culpa de las pretensiones económicas de aquellos que tienen el legado de Tolkien. La idea de un disco orquestal se mantuvo a lo largo de los años, viendo la luz en 2019 bajo el título Legacy of the Drak Lands, junto a la Orquesta Filarmónica de Praga. La temática del disco (enteramente orquestal, sin guitarras ni batería) sirve de secuela a la novela The dark Lands, escrita por Markus Heitz. Una escucha nos sirve de aproximación a lo que hubiera sido la banda sonora de la mencionada película de haberlo llevado a cabo nuestros bardos.
The God Machine viene a suceder a Beyond the Red Mirror (2015), disco que seguía la línea de pomposidad de sus últimos trabajos de estudio. A estas alturas nadie se esperaba una vuelta al pasado, que tampoco es tal. Este trabajo del 2022 es fruto de la sapiencia de los años, pero volviendo al riff como elemento principal en la composición, algo que queda patente en el tema inicial, Deliver Us from Evil.
Lo primero que ha llamado mi atención del conjunto de los nueves temas que lo conforman es que han vuelto al uso de teclados, dejando a un lado las orquestaciones antes mencionadas, los coros ocupan un papel más secundario (más contenidos). Composiciones como Damnation o Architects of Doom nos devuelve a su época más dorada. No falta la balada por antonomasia, Let it Be No More. Pero si hay un tema que destaca por encima de todos es uno de los que sirvió de adelanto, Secrets of American Gods, maravillosa de principio a fin, con una letra basada en American Gods de Neil Gaiman.


Referencias literarias en el disco, muchas: Las brujas de Salem de Arthur Miller, Crónica del asesino de reyes de Patrick Rothfuss, entre otras.
Puede que Megadeth y Blind Guardian no formen partes de mis predilecciones actuales, pero siempre es un gusto una vuelta al pasado a través de su música, con dos discos que miran el tiempo ya vivido pero con la frescura de los nuevos tiempos. Dos bandas imprescindibles que son parte de mi niñez y madurez. Ellos forman parte de mi cultura como melómano declarado y confeso.

Atentos al próximo lunes que comienzo con uno de los tres especiales que he pensado para esta nueva temporada.